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‘LE TEMPS’

En vez de llorar, innovar

El progreso viene de la mano de un clima favorable a la innovación

La innovación es la principal fuente de prosperidad. Cada país dispone de sus propias recetas. Algunos tratan de copiar el ejemplo de Silicon Valley, otros crean sectores industriales. Pero el éxito no se logra por decreto. Los Gobiernos que prometen un aumento de los gastos de investigación en relación con el PIB o parques de innovación “como en Silicon Valley” confunden a sus electores. (...)

Suiza es una excepción en materia de innovación. De los perfumes de Givaudan a los sistemas de fijación de SFS para smart-phones y Airbús, un espíritu pionero está en el origen de la penetración mundial de esos productos. Lo que fue verdad en los comienzos de Sulzer, Nestlé o Swatch aún lo es parcialmente. Pero hay que cumplir innumerables condiciones para que la aventura perdure. Los pioneros suizos o, a la imagen de Google, los extranjeros atraídos por el “milagro suizo” necesitan no solo una formación dual y una fiscalidad soportable, sino también equipos multiculturales, acceso a una red internacional de científicos y a universidades de primer nivel con autonomía real (...).

Pero el Estado tiene que desempeñar un papel clave, confiando en los emprendedores, facilitando los intercambios de ideas y los movimientos de personas, y reduciendo el costo administrativo y las trabas reglamentarias. ¿Un milagro suizo? Mientras que los medios de comunicación europeos lloran la “desindustrialización de la economía”, Suiza es el país más industrializado del mundo; un 40% de su PIB se debe a la producción industrial, superior no solo a Estados Unidos, sino a China, el “taller del mundo”.

Ginebra, 2 de agosto

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