Las niñas embarazadas de Tanzania no pueden regresar al cole
El presidente del país africano ha advertido que los institutos públicos seguirán expulsando a todas las estudiantes encintas. Cada año 8.000 adolescentes abandonan sus estudios por este motivo
María tiene un vestido blanco y los ojos más bonitos del planeta. Su bebé está arropado con dos mantas ―solamente se puede ver una cabeza diminuta―, y ella sonríe: se casó cuando tenía 15 años y durante mucho tiempo intentó quedarse embarazada. No lo consiguió hasta que pasaron dos años. María acaba de dar a luz a su primer hijo, está en el único centro de salud en más de 20 o 30 kilómetros a la redonda, en un pueblo de pastores y campesinos del norte de Tanzania, y nunca continuará sus estudios: ni su marido ni su Gobierno lo permitirían.
Desde hace más de 60 años, las escuelas públicas de Tanzania expulsan a las estudiantes embarazadas o casadas. Según las cifras del Gobierno, solamente en el 2012 los colegios tanzanos expulsaron al menos a 7.138 adolescentes embarazadas. Las ONG dicen que todos los años más de 8.000 niñas abandonan sus estudios por este motivo.
El presidente de Tanzania, John Magufuli, ha advertido a los grupos de derechos humanos que su gobierno no cambiará esta ley. "Siempre y cuando sea presidente ―dijo―, ninguna adolescente embarazada podrá regresar a la escuela. No podemos permitir que este comportamiento inmoral impregne nuestras escuelas primarias y secundarias".
El presidente Magufuli dijo que las madres jóvenes distraerían a otros estudiantes: "Después de hacer unos cuantos cálculos matemáticos, pedirán a los profesores que las dejen salir de clase para amamantar a sus bebés que están llorando". Después añadió que los hombres que mantienen relaciones sexuales con estudiantes serán encarcelados.
En Tanzania más del 37% de las niñas se casan antes de cumplir los 18, y los embarazos precoces son comunes
En Tanzania más del 37% de las niñas se casan antes de cumplir los 18, y los embarazos precoces son muy comunes: una de cada cuatro adolescentes son madres.
Los investigadores de Human Rights Watch descubrieron que muchos institutos tanzanos obligan a las estudiantes a someterse a pruebas de embarazo de forma rutinaria. Las leyes tanzanas establecen que "los alumnos pueden ser expulsados (...) si han cometido un delito contra la moral", y aunque el código penal no explica qué son los "delitos contra la moral", los funcionarios de las escuelas interpretan que mantener relaciones sexuales es uno de ellos.
Estas leyes se introdujeron por primera vez durante el período colonial. Los invasores alemanes y británicos aniquilaron las culturas de los pueblos africanos, y las sustituyeron por los códigos sociales victorianos: las mujeres debían permanecer dentro de las esferas domésticas. "Los colonos trabajaron mano a mano con los patriarcas africanos para desarrollar leyes consuetudinarias inflexibles, que evolucionaron hacia nuevas estructuras y formas de dominación", escribió Sylvia Tamale, abogada ugandesa. Después de la independencia, todos los gobiernos tanzanos decidieron mantener estas normas.
El presidente Magufuli ganó las elecciones generales del 2015 con el 58% de los votos. Sus seguidores lo consideran un hombre honesto y trabajador, y lo han apodado el buldócer por a la energía con la que empuja sus proyectos políticos. Durante los últimos años su gobierno intentó bajar el precio de los productos básicos, reducir los salarios y los gastos de la clase política, pedir más impuestos a las empresas privadas y a los más ricos, y luchar contra la corrupción. También ha cancelado estaciones de radio y periódicos críticos con el régimen, ha prohibido las manifestaciones de los partidos de la oposición hasta las siguientes elecciones, y ha apoyado una campaña agresiva contra la comunidad LGTB.
Poco tiempo después del discurso del presidente Magufuli sobre las adolescentes embarazadas, un grupo de activistas tanzanos y extranjeros comenzó una campaña online para que éste retire sus declaraciones, y utilizó los hashtags #ArudiShule, #StopMagufuli y #DearPresidentMagufuli tanto en Facebook como en Twitter.
Wambura Kisika, un abogado tanzano que trabaja desde hace muchos años con adolescentes que sufren todo tipo de abusos, opina que estas expulsiones son anticonstitucionales: "Todos los niños tienen el mismo derecho de acceder a la educación".
Las mujeres quedan confinadas en la esfera doméstica, mientras que el estatus de los hombres, por el contrario, es elevado y reverenciad Sylvia Tamale, abogada ugandesa
"La interpretación de esta norma y las pruebas de embarazo obligatorias son totalmente discriminatorias y anticonstitucionales. Las leyes deben ser las mismas para todos, independientemente del sexo de la persona. Las niñas no pueden quedarse embarazadas solas, pero los castigos solamente están dirigidos a ellas", dice Kisika.
El código penal de Tanzania tiene otros ejemplos de leyes discriminatorias. La Ley para el matrimonio, publicada en 1971, establece que la edad mínima para casarse es de 18 años para los chicos y de 15 años para las chicas si consiguen el consentimiento de sus padres.
En el 2016, la ONG tanzana Msichana Initiative, que luchaba contra los matrimonios infantiles, pidió al Tribunal Supremo que revisase la Ley para el matrimonio. Aunque los jueces la declararon anticonstitucional, el Gobierno recurrió inesperadamente esta sentencia.
Este tipo de leyes no solamente niega a las mujeres tanzanas las habilidades intelectuales necesarias para participar en el sistema económico-social impuesto por los colonos europeos ―normalmente las mamás o esposas adolescentes no completan sus estudios―; también introduce roles de género que modifican las estructuras de poder y refuerzan el patriarcado. "Las mujeres quedan confinadas en la esfera doméstica, mientras que el estatus de los hombres, por el contrario, es elevado y reverenciado", escribió Sylvia Tamale.
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Artículo publicado con ayuda de UN Foundation
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