Tres libros para reformar un sistema migratorio roto
Es hora de empezar de hablar de alternativas, además de criticar lo que no nos gusta
El debate migratorio global tiene un problema de base: a pesar de las diferencias sonadas entre aquellos que son partidarios de fronteras más abiertas y los que buscan lo contrario, las alternativas al statu quo están sujetas en la práctica a unos límites estrechos que van poco más allá de exigir el cumplimiento de los derechos ya establecidos. Es imprescindible, por ejemplo, denunciar el modo en que Europa ha incumplido las obligaciones de protección internacional de refugiados a lo largo de estos últimos años. Pero no es suficiente, porque limitarse a expresar lo que no nos gusta supone ignorar o retrasar la necesidad de reconsiderar un modelo concebido hace casi 70 años y que hoy se queda muy corto. Y eso exige nuevas ideas.
Me dirán ustedes que bastante tenemos con cumplir unos estándares que están hoy más amenazados que en ningún otro momento desde su creación, pero yo tengo mis dudas. Tiendo a ver este asunto como una pelota en el pico de una montaña, en donde el único modo de no caer hacia atrás es empujar decididamente hacia delante. Paradójicamente, la percepción de crisis que se ha instalado (justificadamente) en buena parte de la sociedad permite asumir riesgos que antes eran implanteables: si damos por sentada la inestabilidad, ¿por qué no considerar nuevos derechos, ideas e instituciones que hagan nuestras sociedades mejores?
Dos libros de 2017 y uno de 2013 se centran precisamente en esto, en las alternativas. He encontrado en cada uno de ellos ideas inspiradoras y refrescantes que tal vez resulten de interés también para ustedes:
- The ethics of migration (La ética de la inmigración, de Joseph Carens en Oxford University Press): he seguido el trabajo del profesor Carens desde hace algunos años, cuando descubrí un deslumbrante artículo suyo en el que aplicaba a las migraciones el concepto de justicia de John Rawls (si estuviésemos cubiertos por un “velo de la ignorancia” que nos impidiese saber nuestras condiciones al nacer –raza, género, nacionalidad o capacidades-, ¿qué consideraríamos justo y qué no? Spoiler: negar derechos fundamentales en atención al pasaporte entra en la segunda categoría). Desde entonces ha dicho y escrito muchas cosas sobre este tema, que de algún modo quedan compiladas en La ética de la inmigración, un libro publicado en 2013 (y solo disponible en inglés, lamentablemente). El libro se estructura alrededor de las dos preguntas esenciales que articulan la encrucijada ética de nuestras sociedades en materia de migraciones: ¿quién pertenece? y ¿quién debería entrar? Las respuestas del libro a estas preguntas ofrecen un material valiosísimo para la reflexión acerca de la emigración como derecho fundamental en el siglo XXI. (Ver reseña en The Washington Post).
- Utopía para realistas (Rutger Bregman, Salamandra Editorial): nuestra segunda recomendación es mucho más ligera que la primera, pero no menos ambiciosa. Este libro de Bregman alcanzó cierta notoriedad con su presentación en España este pasado año, sobre todo por sus argumentos a favor de la renta básica universal y la semana laboral de 15 horas. La tercera de sus propuestas –un mundo sin fronteras- está desarrollada con menos profusión dentro del libro, pero en ella el autor hace una defensa apasionada (y bien argumentada) de la naturalidad, bondad y, sobre todo, inevitabilidad de los flujos migratorios, lo que nos debería obligar a pensar en respuestas diferentes a la impermeabilidad de las fronteras. En medio de un debate maniqueo en el que cualquier cosa que se distancie lo suficiente de la mierda que vivimos es tachada de utopía irrealizable, el principal mérito del libro consiste en haber hecho concebibles alternativas reales a un modelo económico global roto y (auto)destructivo. (Ver entrevista a Bregman en El País).
- Volved al lugar del que habéis venido (Go back to where you came from, de Sasha Polakow-Suransky en la editorial Hurst & Company): escrito como un reportaje periodístico de 400 páginas, este libro recientísimo (octubre de 2017) es uno de los relatos más sólidos y motivadores que he leído acerca del modo en que la narrativa antinmigratoria se ha establecido en Europa y otros lugares. El populismo xenófobo desplegado de manera más o menos explícita tanto por movimientos políticos de ultraderecha como por partidos tradicionales supone una amenaza esencial a las democracias liberales en todo el planeta. De hecho, el libro desenmascara de forma brillante la estrategia del nacionalismo blanco para presentarse como los garantes de las democracias occidentales frente al Islam y las migraciones, y no como la opción regresiva y excluyente que son. ¿Por qué lo incluyo entre los libros sobre soluciones? Porque solo asimilando como contexto los argumentos alarmantes que ofrece Polakow-Suransky podremos plantear alternativas creíbles. Muy recomendable. (Ver reseña en The Globe and the Mail).
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