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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
Gestión de Residuos

Fallecen 17 personas tras una avalancha de basura en Maputo

El accidente plantea interrogantes sobre la eficacia en la gestión de los residuos y la buena gobernanza en la capital mozambiqueña

El vertedero de Hulene, a 10 kilómetros del centro de la capital mozambiqueña, Maputo, es el más grande del país.
El vertedero de Hulene, a 10 kilómetros del centro de la capital mozambiqueña, Maputo, es el más grande del país. Wikimedia Commons
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El pasado 19 de febrero fallecían 17 personas, entre ellas varios menores de edad, tras derrumbarse un montículo de basura en Hulene, un vertedero de 17 hectáreas y el mayor de Mozambique, situado a 10 kilómetros del centro de Maputo. La pila de desechos, de unos 15 metros de altura – el equivalente a un edificio de dos plantas–, cedió a causa de las lluvias torrenciales a las 3 de la madrugada, mientras las personas que residían en el vertedero se encontraban durmiendo.

Hogar para algunos de los residentes más pobres de la ciudad, Hulene es una de las zonas más deprimidas de la capital, albergando a más de 550 familias en las inmediaciones de su vertedero. Durante la guerra civil de Mozambique, de 1977 a 1992, el barrio experimentó un gran auge demográfico alojando a personas de las zonas rurales del norte del país que huían del conflicto en busca de refugio. Para todos ellos, Hulene no es solo un hogar sino una fuente de recursos donde hallar comida y productos para la reventa. Por ello, muchos han sido reticentes a abandonarlo cuando el gobierno y las autoridades locales les han ofrecido otras tierras donde levantar sus casas. Sin embargo, ahora, tras el accidente, sus residentes han sido reubicados a un refugio temporal en el vecindario de Ferroviario, a unos 30 minutos al sur del vertedero.

En Mozambique, cerca del 50% de los hogares viven en una situación de pobreza multidimensional severa según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y el reciclaje periurbano se ha convertido en un medio de vida común. Pero la peligrosidad de vivir en estos espacios, tanto a nivel medioambiental como a nivel sanitario, es altísima. Por ello, y tras presiones de diferentes grupos de la sociedad civil, en 2013 el Ayuntamiento de Maputo acordó cerrar el vertedero Hulene y trasladarlo a Matlemele, en la vecina ciudad de Matola. A pesar de todo, cinco años más tarde la reubicación sigue sin haberse producido, según las autoridades, debido a las restricciones presupuestarias. El ministro de Tierra, Medio ambiente y Desarrollo Rural mozambiqueño, Celso Correia, ha estimado en 89,3 millones de euros el coste para el cierre del vertedero de Hulene; mientras el presidente del municipio de Matola, Calisto Cossa, dijo a la prensa que la construcción del nuevo relleno costará 32,5 millones de euros. El actual alcalde de Maputo, David Simango, se enfrenta ahora a graves acusaciones por parte de los partidos de la oposición, a quién atribuyen toda la responsabilidad por las muertes de la avalancha, puesto que parte de su campaña de 2013 prometía cerrar el vertedero que ha provocado esta catástrofe humana.   

La gestión de residuos es uno de los servicios urbanos más necesarios y donde se hace más visible su efectividad como un indicador de buena gobernanza local. Sea por falta de planificación, infraestructura deficitaria o por una lacra colonial en la génesis de algunas ciudades africanas, las malas prácticas en la gestión de la eliminación de residuos afectan a muchos países de África.

El pasado mes de julio, cientos de ambientalistas africanos se reunieron en Ghana para celebrar la Conferencia Anual de Limpieza de África, un encuentro para abordar nuevas fórmulas de gestión de los desechos en las ciudades, incluyendo iniciativas de reciclaje en el marco de la economía verde. Desde Maputo, asociaciones como Livaningo, un grupo de activismo ambiental, llevan ya 15 años haciendo campaña por el cierre de este vertedero por estar operando por encima de su capacidad y creando condiciones de vida peligrosas para los residentes.

Tras los acontecimientos del 19 de febrero, habrá que ver de qué forma se soluciona la cuestión de los desechos sólidos en la ciudad. Sea como sea, las medidas tendrán que incluir viviendas asequibles a sus antiguos residentes, tanto como fórmulas para que no tengan que volver a poner sus vidas en riesgo y puedan seguir sacando partido del reciclaje de desechos.

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