_
_
_
_
MIRADOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Raza

Lo malo no es lo que un racista dice. Lo malo es lo que no dice

Javier Sampedro
 El propio Darwin sería considerado un racista por los criterios actuales.
El propio Darwin sería considerado un racista por los criterios actuales.© GETTYIMAGES

No disparen al genetista. Con toda su mala fama y su leyenda negra, la genética ofrece un argumento nítido contra el racismo: la mayor parte de las diferencias genéticas no son entre poblaciones, sino entre personas. En un solo bloque de pisos de cualquier ciudad moderna puedes encontrar una muestra adecuada de la variabilidad humana. Los colores de la piel y el pelo, la forma de los ojos y la nariz y todas esas cosas tan llamativas varían entre poblaciones, obviamente, pero no son más que adaptaciones al clima local ocurridas durante los 50 milenios que la especie lleva propagándose por todo el mundo, y dependen de unos pocos genes. En cambio, los componentes genéticos de la inteligencia son variables en todas las poblaciones, e incluso en todas las familias. Esa es una variabilidad de fondo, que los humanos hemos heredado del pasado de la especie, y que nos acompaña allí donde vayamos, en cada esquina de cada calle, en la luz y en la noche de esta historia inacabable.

Como idea, o como propuesta académica, el racismo es tan fácil de refutar que apenas merece la pena hacerlo. Seguramente es una ocurrencia del siglo XV, cuando empezaron las conquistas y la intervención cultural o religiosa del indígena, el aborigen y todos esos escombros biológicos abandonados por la mano de Dios en la zona de sombra del planeta recién descubierta por Pizarro y el doctor Livingstone, supongo. El propio Darwin sería considerado un racista por los criterios actuales, pues anduvo buscando grados intermedios de la evolución humana en las islas inexploradas de medio mundo.

Pero eso —juzgar el pasado con las gafas del presente— es un error que jamás debe cometer un historiador. Y en cualquier caso hoy sabemos que la cosa no fue así: que todos los humanos actuales venimos de la misma pequeña población africana, y que los únicos grados intermedios de ese proceso están fosilizados desde la noche de los tiempos.

Pero el problema no es ese, sino que el concepto derribado por la ciencia subsiste en los sesos del hablante, porque el racismo mora en el diablo neurológico que todos llevamos puesto de serie, de nacimiento, como un lastre que nos impide pensar con claridad. La genética no es lo contrario de la educación, sino su mejor argumento, porque el material humano es horrible en su estado silvestre, y requiere genio y fuerza moldearlo hasta que pueda convivir en sociedad. De eso iba Voltaire y todo ese rollo de la Ilustración, ¿no, troncos?

Lo malo no es lo que un racista dice. Lo malo es lo que no dice.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_