Kate Middleton y Meghan Markle escenifican su buena sintonía en la misa de Navidad
Tras las informaciones que afirman que las esposas de Guillermo y Enrique de Inglaterra no se llevan bien, ambas se muestran sonrientes y cercanas en el tradicional encuentro navideño
Mucho han cambiado las tornas para la familia de Isabel II desde hace exactamente un año. En el día de Navidad de 2017, Sandringham se convertía en el epicentro de las miradas con la primera aparición de Meghan Markle como (casi) miembro de la realeza británica. En un acto poco inusual al no ser aún oficialmente parte de los Windsor, la entonces prometida del príncipe Enrique de Inglaterra llegaba a la tradicional misa de Navidad del brazo de su pareja y junto a sus futuros cuñados, Guillermo y Kate, embarazada esta de su tercer hijo.
Aquella era la primera foto de los cuatro, los miembros más seguidos de la casa real. Hoy, sin embargo, los detalles que se buscan en la imagen son otros. El embarazo ha cambiado de protagonista y esta vez recae en Markle, ya duquesa de Sussex, que dará a luz a su primer hijo la próxima primavera. También el simbolismo de la imagen es distinto: lo que se ha buscado en ellas es la conexión entre las duquesas. Y, pese a las informaciones que apuntan a que su relación es tensa y compleja, ambas han buscado la escenificación de la cordialidad.
En las fotografías y vídeos de la llegada de las parejas a la iglesia de María Magdalena, Kate y Meghan se muestran charlando, sonrientes y cómplices. Mientras que el pasado año ambas aparecieron simplemente juntas, este año han hecho ver que la conexión entre ellas es importante: se las ve hablando y riendo, y en cierto momento Meghan posó una mano en la espalda de su cuñada en un gesto de cercanía.
Una escenificación como esta se esperaba desde hace casi un mes, cuando la prensa británica empezó a contar que la relación entre las dos duquesas no es tan idílica como pueda parecer. Tampoco es que sean enemigas, ni rivales, pero, como explicaba una periodista de The Telegraph que suele seguir a la casa real, "las diferencias obvias entre sus personalidades permiten una narrativa fácil: ¿qué tendrían en común, después de todo, una señorita británica y casera madre de tres hijos con una exactriz estadounidense que se siente más a gusto en alfombras rojas que en las desangeladas mansiones reales?". Al parecer, esas personalidades se enfrentaron incluso antes de la boda de Meghan y Enrique. Sin dar más detalles, las pruebas de los trajes de los niños de la boda real — entre ellos de Carlota, hija de Kate y Guillermo— acabaron con la duquesa de Cambridge entre lágrimas y con un distanciamiento entre ambas.
Sin embargo, lo que una boda separó, una misa ha venido a poner en su lugar. Las dos mujeres, sean amigas, enemigas o simplemente estén destinadas a coincidir en la vida, con sus semejanzas y diferencias, supieron sonreír a la par y mostrar ante los medios y ante el mundo que su relación es, cuanto menos, cordial. Una especie de firma de la paz navideña que ayudará a apaciguar rumores en una familia que no gusta de generarlos, aunque no pueda evitarlo.
Con cada un fiel a su propio estilo, ambas parecían haberse vestido coordinadas para la ocasión. La esposa de Guillermo aparecía de granate, con un abrigo clásico abotonado, zapatos de tacón, guantes y bolso de mano a juego en terciopelo más oscuro y un sencillo tocado redondo con un lazo trasero, mientras que la de Enrique acudía en azul marino, con abrigo de botones abierto y complementos —botas altas de tacón, guantes y bolso de mano— en cuero más oscuro, además de una boina tocada con plumas. Conjuntos que podrían parecer sencillos pero cuyos precios no lo son tanto: el abrigo de Middleton, firmado por Catherine Walker, supera los 3.300 euros, y el de Markle, de Victoria Beckham, los 2.500; mientras que los complementos no se quedan atrás: más de 700 euros la diadema de Kate y 1.500 las botas de Meghan.
Tanto Kate y Meghan como Guillermo y Enrique fueron jaleados por el público que esperaba a las puertas de la iglesia, que quisieron entregar flores y presentes a los cuatro. También se dejaron ver otros miembros de la familia, como el príncipe Carlos —sin Camila, resfriada— u otra pareja de recién casados: la princesa Eugenia, hija del príncipe Andrés y de Sarah Ferguson, y su marido, Jack Brooksbank. En cualquier caso, la protagonista absoluta del acto fue la reina Isabel II, que hace dos años no acudió a la misa a causa de un resfriado y que esta vez, vestida de gris y rosa, no faltó al acto. Quien no acudió al mismo, al contrario que el año pasado, fue su esposo, el duque de Edimburgo, de 97 años. Sin embargo, desde Palacio han insistido en que se encuentra "bien de salud" pero que prefería pasar el día "de manera privada".
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