¿Bertín Osborne y Tolkien? Los extraños vínculos entre famosos españoles y leyendas de la cultura
Dicen que entre todos los humanos solo distan seis grados de separación, pero en el caso de la gente popular parecen ser aún menos. Repasamos algunos casos muy llamativos
La teoría de que los seis grados de separación fue propuesta por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en la década de los treinta. Afirmaba que toda la población mundial está unida por seis enlaces, o sea, que cualquier persona en cualquier punto del globo conoce a alguien que conoce a alguien (así, hasta seis veces) que tú conoces. Así, todo ser humano está unido a ti en seis pasos.
A veces este juego se vuelve aún más curioso porque esos seres humanos son famosos. En el que proponemos hoy queremos saltar desde España hasta la fama global para trazar el camino que llevó a muchas de nuestras figuras más conocidas, algunas ya fallecidas, a relacionarse –ya sea personalmente o por medio de algunos grados de separación– con leyendas del cine, la literatura, la música o la realeza.
El caso más llamativo es el que une a uno de nuestros cantantes y presentadores más famosos y controvertidos, Bertín Osborne, con el autor de El señor de los anillos, J. R. R. Tolkien. Según explicó El Mundo, el bisabuelo de Bertín fue Tomás Osborne y Guezala. Y este tenía un primo llamado Francisco Javier Morgan Osborne, un sacerdote gaditano que emigró a Birmingham (Reino Unido). Allí se hizo cargo de un niño que se quedó huérfano con 12 años. El niño se llamaba John Ronald Reuel Tolkien y el cura pagó sus estudios y su educación universitaria. Con los años, ese joven se acabaría convirtiendo en una leyenda de la literatura épica, autor, entre otras, de El señor de los anillos.
Precisamente en el programa de Bertín Osborne (Mi casa es la tuya) contó Fran Rivera, al recibirlo en su finca familiar en Ronda, que su abuelo, Antonio Ordóñez, era muy amigo de Orson Welles y sus cenizas están enterradas en un pozo situado en el cortijo malagueño. “Vino su hija Beatriz con sus cenizas y aquí estuvimos todos en el funeral”, explicó Rivera. De hecho, su madre, la fallecida Carmina Ordóñez, contaba a menudo que llamaba al cineasta “tío Orson”. No fue el único genio que pasó por la finca: Hemingway también era un habitual.
Y otro grado más: Antonio Ordóñez y su enorme cortijo resultaron estar cerca de la casa que tenía en Ronda (Málaga) un inglés llamado Kingsley Amis. Su hijo, Martin Amis, se convertiría con el tiempo en uno de los novelistas británicos más influyentes del sigo XX. Pero de joven se acercaba por la finca de Ordóñez, por la que sentía fascinación, y observaba con deseo a Carmina. En el año 2000, con 51 años, el autor publicó sus memorias, Experiencia, donde hablaba de la infancia en Ronda y de la bellísima Carmina. ¿Lo leería alguna vez la fallecida musa de la prensa del corazón? ¿Sabría que, aparte de en las páginas de corazón de los quioscos de toda España, aparece en una de las biografías más ácidas de la literatura contemporánea?
En la siguiente historia no hay grados de separación: la relación se estableció a escasos centímetros, esos que separan a los ocupantes de un utilitario. Si observa la foto superior identificará rápidamente a Paul, George, Ringo y John, los Beatles. ¿Pero quienes son esas dos mujeres con vestido típico español que están a la izquierda de la imagen? Son Fernanda y Teresa, de las hermanas Hurtado, que posteriormente se harían muy conocidas en España gracias al programa Un, dos, tres.
En julio de 1965 el fenómeno musical de Liverpool visitaba España por primera vez y las bodegas Domecq, que patrocinaban su visita y estancia, decidieron que había que buscar a unas jóvenes españolas y bellas que amenizasen su estancia y los acompañasen por Madrid. Según contaron las propias hermanas Hurtado, los acompañaron durante una jornada en Madrid y fueron invitadas a su concierto en Las Ventas. “Nosotras, claro, sin tener en ese momento ni idea de inglés, pues no entendíamos nada, así que cada poco rato nos limitábamos a abrir los abanicos y decir: 'Olé, olé, olé". Como curiosidad, comentaron que Ringo Starr y Paul McCartney eran divertidos y entusiastas, pero John Lennon y George Harrison parecían ausentes e iban a lo suyo.
Nos quedamos en Madrid y en la década de los sesenta. Por aquel entonces uno de los directores de cine más grandes de Hollywood recalaba en la capital. Nicholas Ray había tenido éxitos como Jonnhy Guitar, Rebelde sin causa y Rey de Reyes. Tras rodar en Madrid con Ava Gardner 55 días en Pekín, se enamoró de la ciudad (al igual que Ava) y, según contó Marcos Ordóñez en EL PAÍS, compró un local junto a las Torres Blancas para convertirlo en un club de jazz.
Allí empezó a actuar una jovencita llamada Mari Trini. Nicholas se quedó fascinado con su talento y personalidad y no solo la animó a ir a Londres para curtirse en escuelas de canto e interpretación, sino que se convirtió en su primer representante. La carrera de Nicholas Ray como director no levantaría cabeza, mientras la de Mari Trini despegaba hasta convertirse en una de las cantautoras más influyentes de la música en español. Nicholas falleció en 1979, Mari Trini en 2006.
El empresario, presentador y ventrílocuo José Luis Moreno es una de las figuras más populares y polémicas de los medios de comunicación en España. A menudo, se han puesto en duda los logros de los que presumía. Entre ellos, haber actuado para la reina Isabel II y tener una foto con ella. Las dos cosas son ciertas. La foto reposa en un lugar destacado de su casa y la actuación tuvo lugar, como figura en la web oficial de The Royal Variety Charity, el 26 de noviembre de 1973.
Esa noche Moreno actuó para la reina de Inglaterra y el duque de Edimburgo en calidad de ventrílocuo y compartió escenario, entre otros, con grandes como Duke Ellington, Rudolph Nureyev o Cliff Richard.
Hemos nombrado anteriormente a Ava Gardner y volvemos a ella. Dado que vivió en España desde 1953 a 1966 su destino se cruzó con múltiples personalidades patrias, desde poderosos empresarios a los barrenderos que se ofrecían a llevarla a su casa de Doctor Arce desde la Puerta del Sol. Uno de los casos más llamativos es el de un jovencísimo Carlos Larrañaga, que conoció a Ava cuando él tenía 24 años y ella 39, en 1961.
Según el actor contó a Marcos Ordóñez en Beberse la vida, se hicieron amigos y confidentes y se corrieron muchas juergas juntos. Se diría que ella se encaprichó de él, dado que cuando él conoció a María Luisa Merlo, la que sería su esposa, la relación se enfrió y ella cortó la comunicación con él. Larrañaga se convertiría más tarde en uno de los actores más populares de España, gracias especialmente a la serie Farmacia de guardia.
Más grados de separación: Ava Gardner fue interpretada en Arde Madrid por la actriz estadounidense Debi Mazar, que es buena amiga de Madonna y también de la directora de cine catalana Isabel Coixet. Ella fue el nexo para que, en el año 2000, cuando Madonna recaló en Barcelona para iniciar su gira Drowned World Tour, Mazar le pusiese en contacto con Coixet. Coixet contó a este periodista que durante unos días tuvo la extraña misión de ser algo así como una nanny para Madonna.
"Debi me pidió si Lourdes María [hija de Madonna y el bailarín Carlos León] podría venir a jugar algunos días a mi casa con mi hija", narró la directora de La librería. "Ambas tenían la misma edad y Lourdes se aburría. Así que vino a casa tres días y se lo pasaron muy bien. Era una niña enormemente educada, graciosa y normal. Así que una de las cosas de las que me puedo jactar es de haber tenido en casa a Lourdes Maria Ciccone con seis años cantando desnuda en el patio de mi casa La Isla Bonita mientras mi hija le tiraba agua con una manguera".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.