Pablo de Grecia y Marie-Chantal Miller, la realeza en la era de Instagram
El príncipe y su familia ofrecen en la red social un acceso inusitado a su vida de altos vuelos. Su posición de príncipes sin reino les permite vivir entre dos mundos: el de la aristocracia y el de las celebridades
Cuando el pasado 20 de mayo Pablo de Grecia cumplió 52 años, su esposa, la princesa Marie-Chantal, colgó en Instagram una foto suya rodeado de globos que parecía tomada en un restaurante, y con solo dos palabras de texto: “Birthday boy”. La imagen contrastaba por su sencillez con las que trascendieron en esa misma red social cuando el príncipe heredero de Grecia cumplió los 50 y lo celebró en su mansión de la campiña inglesa con unos fastos (a los que acudieron su primo el rey Felipe VI o Máxima de Holanda, pero también Valentino o Paris Hilton) tan desmedidos que The Times tituló así su crónica de la fiesta: “La realeza europea se vuelve loca en los Cotswolds”. Poco después, en una entrevista con ese mismo periódico, Marie-Chantal se vio obligada a aclarar que el nivel de exceso y ostentación que reflejaban las fotos de aquella épica farra ofrecía una imagen distorsionada de cómo son ellos en realidad: “Es triste que se haya tergiversado de esta manera, porque eso no es lo que somos como familia. Pero no puedes gustar a todos, ¿verdad?”.
Puede que desde entonces hayan decidido celebrar los cumpleaños de manera más discreta, o tal vez ahora le piden a sus invitados que dejen el teléfono en la puerta, pero Pablo y Marie-Chantal de Grecia siguen siendo los royals que han abrazado las redes sociales con más fervor. Probablemente porque no hay trono que los espere –mantienen sus títulos como cortesía, pero Grecia abolió la monarquía en 1973–, el matrimonio, padres de cinco hijos, Maria Olimpia, Constantino Alexios, Achileas Andreas, Odysseas Kimon y Aristides Stavros, brinda un acceso inusitado a su día a día a través de Instagram. El príncipe tiene más de 42.000 seguidores, y en su perfil hay desde momentos con la reina Isabel II o el príncipe Carlos, que es su padrino, hasta selfies con Kate Moss o en el festival de Glastonbury. No faltan infinidad de instantáneas familiares, atardeceres en lugares idílicos y declaraciones de amor a su esposa, y también reivindica a menudo la figura de sus padres, los reyes Constantino y Ana María, que pasaron más de 40 años en el exilio. Marie-Chantal, que en una entrevista dijo que Instagram era una de las cinco cosas sin las que no podía vivir, tiene 155.000 seguidores y su hija mayor, Olimpia, que acaba de graduarse en la Universidad de Nueva York y ha trabajado como modelo para Dolce & Gabbana o Pretty Ballerinas, supera los 162.0000.
Pablo y Marie-Chantal de Grecia se conocieron en 1992 en Nueva Orleans, en una cena ofrecida por el armador griego Stavros Niarchos. Lo suyo fue amor a primera vista y, cuando en 1995 se casaron en Londres, entre sus 1.400 invitados se incluía la mayor concentración de royals por metro cuadrado vista desde la boda de Isabel II. Ella, que es hija de Robert Warren Miller, conocido como el 'rey de los Duty Free' (las otras dos Miller se casaron con un Getty y un Von Fürstenberg) aportó una dote millonaria. Pero él traía unas credenciales sin parangón: su tía paterna es la reina emérita Sofía y su tía materna es la reina Margarita II de Dinamarca, pero también está conectado con la corona británica a través del duque de Edimburgo, que es primo de su padre. Que en 2020 vayan a celebrar sus bodas de plata demuestra que el encuentro entre esos dos mundos fue todo un éxito.
Sin embargo, su estilo de vida está más cerca de la alta sociedad o el showbusiness que de la pompa y boato de la realeza, aunque se mezclen con ella en bodas como la de Eugenia de York. Pablo de Grecia, que tiene una empresa de fondos de inversión, es un príncipe con perfil en LinkedIn. Y, en la recién publicada Sunday Times Rich List, su esposa y su suegro ocupan el número 65 con una fortuna de casi 2.500 millones de euros. Además, Marie-Chantal es la fundadora y directora creativa de una exclusiva marca de ropa infantil. Después de 16 años asentados en Londres, en 2017 se trasladaron a Manhattan para estar más cerca de sus dos hijos mayores (Olimpia estudiaba en Nueva York y Constantino Alexios, que es ahijado del duque de Cambridge, lo hace en Washington D.C.). Además de en la Gran Manzana, tienen residencias en Londres, los Cotswolds, Bahamas (donde pasaron las vacaciones de Semana Santa) y Yorkshire (donde suelen ir a cazar). Y lo mismo acuden a la gala Save Venice en el Hotel Plaza que posan con Elton John en el backstage de su gira.
Su atípica posición también les da más libertad para pronunciarse sobre temas en los que otros royals no se meterían. Por ejemplo, en 2015 Pablo de Grecia apareció en la cadena de televisión CNBC dando su opinión sobre el referéndum celebrado en su país de origen. Y Marie-Chantal fue la única en la familia que se posicionó en el incidente entre la reina Letizia y la reina Sofía el año pasado en la catedral de Palma. “¡Ninguna abuela se merece ese tipo de trato! Guau, ella ha mostrado su verdadera cara”, escribió en Twitter. Hace un año, en declaraciones a Paris Match, también se animó a darle un consejo a Meghan Markle: “Estoy segura de que contará con el apoyo de todos para tener éxito. Pero tendrá que alejarse del mundo de las celebridades, y de Hollywood, para unirse al de otras estrellas: la familia real”. Y, sin embargo, ella ha conseguido mantener un pie en cada mundo. En una entrevista con The Telegraph, hablaba así de su propia experiencia con la familia real griega: “Me recibieron con los brazos abiertos y nunca me juzgaron. Nunca dijeron: 'No lleves esto, viste de esta forma, ponte así'”. Y añadía: “Pudimos seguir adelante con nuestras vidas, viviendo como dos personas normales”. Aunque eso, claro está, depende de lo que cada uno entienda por “normal”.
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