El milagro keniano
El reciente censo realizado por las autoridades del país muestra una población mucho menor de la proyectada y el empoderamiento femenino es la razón más probable de estos datos
Como cada 10 años, Kenia llevó a cabo su censo nacional a finales de agosto de 2019. Un recuento así tiene un gran valor en un país en desarrollo con las habituales deficiencias en el registro de nacimientos, al proporcionar un dato real más allá de las proyecciones que manejan los organismos internacionales. El resumen de sus resultados, publicado recientemente, ha deparado una gran sorpresa: 47,6 millones de habitantes, nueve millones más desde la última vez. La sorpresa radica en que es una cantidad de habitantes muy inferior a proyecciones como los 53 millones para 2019 en el World Population Review, los 51,4 millones para 2018 del el Banco Mundial, o incluso el cálculo mucho más conservador por la edición de 2019 del CIA World Factbook de 48,4 millones.
Esto significa un mejor reparto de la riqueza del país y una menor presión sobre los recursos naturales, elementos claves en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Había ya indicaciones de que Kenia estaba logrando llegar a la fase tres de la transición demográfica: baja mortalidad y baja natalidad. El CIA World Factbook ya describía una pirámide poblacional con 2,9 millones de niños de cero a cuatro años, comparados con 3,4 millones de niños en los dos escalones inmediatamente superiores (5-9 y 10-14 años). La aparición de un escalón más pequeño en la base de la pirámide también había sido identificado por el Kenya Integrated Household Budget Survey 2015/2016 (KIHBS). Sin embargo, los datos no invitaban a confiarse, pues ya en la década anterior se había observado una fase de estancamiento en la reducción paulatina de la fertilidad en Kenia.
Aunque no ofrece datos de hijos por mujer, el reciente censo sí permite comparar el tamaño medio de los hogares actuales con los datos de 2009. Comparando datos por condado (el equivalente keniano a las comunidades autónomas españolas o las provincias argentinas), se observa que se ha reducido dramáticamente, de 4,4 a 3,9 miembros por hogar. El CIA World Factbook atribuye a Kenia 4,56 hijos por mujer en 2009 y 2,81 en 2019 (una reducción de 1,75 en 10 años). Como comparación, Nigeria, el país más poblado de África, pasó de 6,78 hijos por mujer en 1981 a 5,59 en 2015 (1,19 menos en 24 años). En línea con las interpretaciones a escala global, el el instituto de estadística del país achaca este tremendo éxito a los avances de alfabetización y educación, sobre todo de niñas.
En los condados pastoriles se observa que los tamaños medios de hogar siguen siendo muy abultados, evidentemente vinculados a una insuficiente provisión de servicios educativos
Pero en los condados pastoriles se observa que los tamaños medios de hogar siguen siendo muy abultados, evidentemente vinculados a una insuficiente provisión de servicios educativos. Se observa una drástica reducción en 1,3 personas por hogar en lugares tradicionalmente conflictivos como Turkana, fronterizo con Sudán del Sur, o Mandera y Wajir, en el límite con Somalia, posiblemente por la reducción del fraude censal pero también como reflejo de mayor empoderamiento femenino. Sin embargo, los dos únicos condados de toda Kenia que aumentan el tamaño de sus hogares son Marsabit e Isiolo, también en la zona septentrional del país y que muestran un aumento preocupante del conflicto en los últimos años. El modelo que el norte Kenia presenta, y los efectos de la provisión educativa, son dignos de estudio para entender y mitigar los conflictos en todo el cinturón del Sahel.
A nivel nacional, la anticipada transición demográfica confirma las tendencias del desarrollo de Kenia a la hora de saltarse etapas de desarrollo. Presenta paralelismos con el despliegue de una formidable red de telefonía móvil sin haber pasado previamente por invertir en una red fija, o por iniciar una transición de una economía eminentemente agrícola hacia una de servicios con alta digitalización sin haber pasado antes por una fase destacable de desarrollo industrial. Subraya aún más el importantísimo rol de este país en el contexto africano.
Finalmente, los avances educativos kenianos en la población femenina resaltan el papel fundamental de la mujer en el cambio climático. Tener en cuenta su mayor vulnerabilidad ha sido el objetivo de una de las pocas resoluciones exitosas de la COP25. Pero los datos del censo keniano destacan el empoderamiento femenino como una de las claves para resolver la crisis climática y de cambio global, a través de la moderación del crecimiento demográfico. La inversión de la cooperación internacional en la educación, y en concreto la de las mujeres, urge como prioridad absoluta para reducir conflictos, aumentar la prosperidad y reducir la presión sobre los recursos naturales.
Los censos como herramienta política
La manipulación de los censos nacionales no es nueva, dada su influencia para repartir las inversiones públicas. El anterior censo keniano de 2009 se vio plagado de irregularidades en las zonas más periféricas que llevaron a anulación parcial de los resultados (sobre todo en el condado predominantemente somalí de Mandera, con un incremento poblacional exagerado respecto al censo de 1999). Minimizar el fraude ha sido uno de los motivos para que el censo de 2019 se haya hecho con medios electrónicos.
Este último recuento también ha tenido intentos notorios de manipulación, sobre todo en el condado de Wajir, también con mayoría étnica somalí. Los resultados publicados por el gobierno, sin embargo, indican que se han logrado corregir en esta ocasión los datos erróneos o fraudulentos del anterior censo. La consecuente pérdida de influencia relativa de la comunidad somalí ha provocado, como era de esperar, la ira de algunos de sus líderes, que acusan a los resultados de no corresponderse con la realidad.
Además de una población mucho menos abultada de la que esperaban, el censo refleja un número significativamente menor de mujeres en los condados somalíes y otros condados pastoriles. Las airadas declaraciones contra las conclusiones afirman que es un dato absurdo dada la abundancia de matrimonios polígamos, que debería traducirse en más mujeres. El dato, sin embargo, es de mucho interés, más allá del contraargumento de que la poligamia lo único que aumenta es la soltería entre los hombres. El incremento en el empoderamiento de la mujer podría estar provocando una emigración mayor de mujeres sobre todo jóvenes y formadas a las ciudades, buscando el espacio que la sociedad rural tradicional no les da. Dicho posible fenómeno ofrecería un paralelismo con la despoblación y masculinización del medio rural observada en países desarrollados como España.
Pablo Manzano es investigador de la Universidad de Helsinki, y ha trabajado para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
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