La vida de Scarlett Johansson contada a través de las dos películas por las que opta al Oscar
La actriz ha afrontado dos divorcios, trama de 'Historia de un matrimonio', y defiende sus orígenes judíos, como se refleja en 'Jojo Rabbit'
A las puertas de la 92ª edición de los premios Oscar, Scarlett Johansson se suma a la breve lista de actores que han recibido una doble nominación en el mismo año. Al Pacino, Emma Thompson, Julianne Moore o Jamie Foxx son algunos de ellos. La última en conseguirlo fue Cate Blanchett hace 13 años. Y ahora es el turno de Johansson, que se postula como mejor actriz, por Historia de un matrimonio, y mejor actriz secundaria, por Jojo Rabbit.
A sus 35 años, Johansson lleva a sus espaldas una larga trayectoria profesional. Comenzó su andadura en el mundo del cine cuando solo tenía 10 años, en la película Un muchacho llamado Norte. Y desde entonces no ha parado. Es una de las musas de Woody Allen, a quien defiende frente a las acusaciones de abusos sexuales que recaen sobre el director, y el pasado mes de agosto se coronó como la actriz mejor pagada del mundo por segundo año consecutivo. "Es maravilloso porque me da la posibilidad de no sentirme obligada a trabajar constantemente. Puedo tener tiempo. No tener que coger un trabajo porque necesito mantenerme, como básicamente tiene que hacer todo el mundo en la industria. Sé cómo funciona... Así que es genial. Es un lujo, un lujo enorme", expresó a la edición estadounidense de Vanity Fair en noviembre.
En aquella entrevista, la intérprete no dudó en hablar de sus matrimonios. Se casó con el actor Ryan Reynolds cuando tenía 23 años y a los dos años decidieron separarse. "Comenzamos nuestra relación con amor y con amor la dejamos", transmitieron en un comunicado conjunto en 2010. Fuentes cercanas al matrimonio aseguraron que ambos tenían unas agendas repletas de compromisos y no estaban dispuestos a renunciar a ciertos proyectos para pasar más tiempo juntos. Ahora la actriz es más consciente de lo que significa el matrimonio y la dificultad que conlleva, cegada en su momento por "una visión demasiado romántica".
Reynolds volvió a pasar por el altar dos años más tarde con la actriz Blake Lively, con la que tiene tres hijos, y Johansson haría lo mismo en 2014 con el periodista francés Romain Dauriac. Ese mismo año, la pareja dio la bienvenida a su hija Rose Dorothy. Por su custodia estuvieron batallando casi 12 meses, ya que el padre quería llevarse a la niña a Francia cuando la pareja se separó en 2016. En 2017 alcanzaron un acuerdo del que no trascendieron los detalles. "La idea de crear una familia, construirla y trabajar en ella me gusta. Creo que sería fantástico, siempre lo he querido. También lo quise en mi matrimonio con el padre de mi hija. No era la persona adecuada pero me gusta esa idea", comentó a Vanity Fair. El pasado mes de mayo, la actriz anunció su compromiso con el cómico Colin Jost.
La manera de afrontar aquella separación, con un hijo de por medio, fue lo que le ayudó a conseguir el papel de Nicole en Historia de un matrimonio. Lo primero que le dijo al director de la película, Noah Baumbach, fue: "Estoy pasando por un divorcio". La honestidad de la actriz sorprendió al director, que vio en Johansson la persona idónea para encarnar a un personaje que estaba viviendo la misma experiencia. La actriz consiguió transformar cada palabra del guion escrito por Baumbach en algo muy real y personal que ha sabido apreciar la academia de Hollywood.
Las escenas junto a su compañero de reparto Adam Driver —nominado a mejor actor por el mismo largometraje— muestran la dificultad de este tipo de procesos. No solo en el aspecto legal, sino también en el emocional. El conflicto interior que supone romper un vínculo tan fuerte como el matrimonio, pero que al mismo tiempo impide avanzar. Momentos tan sencillos como cortar el pelo, pedir la comida o atarle las zapatillas al otro están cargados de gran emoción. Y Johansson ha conseguido transmitir esa idea a través de su vivencia personal.
Su último estreno, Jojo Rabbit, también muestra un sólido y, al mismo tiempo, doloroso vínculo entre el personaje que interpreta Johansson con su hijo de 10 años en la ficción. A Jojo, el protagonista de la película, interpretado por Roman Griffin Davis, Rosie también le ata los cordones de las zapatillas, con lo que demuestra el apego que tiene el niño a su madre. Pero la relación que guarda Johansson con esta película ambientada en la Alemania nazi se debe más a sus orígenes judíos.
La madre de la actriz es judía y aunque Johansson nunca se ha declarado como tal, siempre ha sentido curiosidad por sus antepasados. En 2017, participó en Finding Your Roots (Encontrar tus raíces, en inglés), un programa de televisión de la cadena estadounidense PBS que se dedica a investigar el árbol genealógico de los famosos. En el episodio centrado en la actriz neoyorquina, se descubrió que un hermano de su bisabuelo falleció en el gueto de Varsovia. Johansson no pudo contener las lágrimas: "Me prometí no llorar, pero es imposible no hacerlo. No podemos imaginar ese horror". "El destino de un hermano y el otro me hace estar más conectada con este lado de mi familia", añadió la actriz en referencia a la vida que llevó su bisabuelo y el trágico final del hermano de este.
Durante la promoción de Jojo Rabbit, Johansson no ha dudado en denunciar que la comunidad judía sigue sufriendo antisemitismo. "Está vivo, probablemente ahora más que nunca y hay mucho miedo", dijo al periódico británico Daily Mail. Preguntada sobre si ella ha recibido ese odio por ser quien es, la intérprete fue tajante en su entrevista con La Vanguardia: "Claro. No creo que ninguna persona judía no lo haya experimentado".
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