Irlanda destilada en 25 pistas
Desde el Temple Bar dublinés a la Calzada de los Gigantes de Antrim, 'pubs' en Connemara donde todavía se habla irlandés y una fantasía feudal en Cashel 25 planes imprescindibles a lo largo y ancho de la isla
En Irlanda es pecado beber solo y se es cien mil veces bienvenido, según el saludo tradicional: Céad míle fáilte. Dos muestras de que la amabilidad que define a la población irlandesa no es ningún mito, y que se comprobar fácilmente al realizar un recorrido por la isla. Por ejemplo, a través de 25 visitas imprescindibles, partiendo desde Dublín, la capital.
01 'Pubs', Guinness y museos gratuitos
Es la capital, la puerta de entrada al país y por supuesto, la experiencia más imprescindible. Sus puntos fuertes: la amabilidad de los dublineses, los pubs, la tradición literaria del Temple Bar, la fábrica de cerveza Guinness, la catedral de St. Patrick’s, el Ha’Penny Bridge, el más emblemático y fotogénico de la ciudad, el Trinity College (la universidad) los cuatro museos nacionales (todos gratuítos), etc, etc. Dos recomendaciones especiales (para amantes de los libros no digitales): conocer el famoso Libro de Kells, en el Trinity College, un manuscrito miniado del 800 d.c que es uno de los libros más antiguos del mundo, y la Chester Beatty Library, una famosa biblioteca en el interior del Dublin Castle, con una asombrosa colección de manuscritos, miniaturas, tabletas de barro, libros antiguos...
02 El anillo de Kerry, al revés
Sí, es popular. Y sí, sufre siempre un intenso tráfico de autocares, sobre todo en verano. Pero merece la pena recorrer el famoso Ring of Kerry, una ruta circular de 179 km en la península de Iveragh, al oeste de Killarney. Kerry y sus asombrosos paisajes verdes, las playas, las ruinas medievales, lagos y montañas… son la imagen que todos tenemos preconcebida de Irlanda. Un consejo para no quedar atrapado por los autocares turísticos: recorrer el anillo en sentido contrario al de las agujas del reloj (empezando en Kllorgin y terminando en Kennmare). Se puede completar fácilmente en un día, pero es fácil y muy recomendable alargar el viaje. Hay alojamientos a lo largo de la ruta y no faltan los pubs de cocina básica.
03 Senderismo en Glendalough
El monasterio de Glendalough, en el condado de Wicklow, fue una de las universidades más famosas y activas de Irlanda y ahora es uno de los conjuntos monacales en ruinas más hermosos del país. El conjunto (incluida una torre circular intacta) es inolvidable, pero lo mejor es el paisaje que lo rodea: dos lagos oscuros y misteriosos en el fondo de un profundo valle cubierto de bosques. Es perfecto para el senderismo.
04 Aquí se habla irlandés
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En el oeste del oeste, encontraremos Connemara, que representa la Irlanda real e intemporal y uno de los rincones más asombrosos de Europa (y uno de los pocos lugares en los que podremos escuchar a hablar irlandés en los pubs). Es un caleidoscopio de tremedales oxidados, solitarios valles y seductoras aldeas costeras que se extiende a través de angostas carreteras salpicadas por algún pub rural. Aquí los granjeros todavía cortan y secan turba y los pescadores locales usan currach (botes de remos) en el fiordo de Killary. Dos recomendaciones: remar en kayak por el fiordo, acompañado de focas, delfines y nutrias marinos, y recorrer en coche la carretera de lleva a Rounsdtone, una de las rutas costeras más espectaculares del país.
05 El sonido del condado de Clare
Al condado de Clare, también en el oeste, se le conoce como el hogar espiritual de la música tradicional irlandesa. Es sencillo encontrar música y buen ambiente en pintorescos pubs de pueblos como Ennistymon, Doolin y Kilfenora o en los abarrotados garitos urbanos de Ennis, la capital del condado. En Clare, los músicos tocan la giga y el reel antiguos, a veces casis sin acompañamiento local. El festival anual Willie Clancy Irish Music, en Miltown Malbay, es uno de los mejores de Irlanda.
06 La antigua gloria de Clonmacnoise
Es una de las ciudades monásticas más importantes, ahora en ruinas (pero ¡qué ruinas!: junto al río Shannon y reflejando toda su antigua gloria). Clonmacnoise, en el condado de Offaly, fue una de las principales universidades europeas, que atraía a estudiantes de todo el continente y justificaba la fama de Irlanda como ‘isla de santos y eruditos’. Está a 7 km al noreste de Shannonbridge y desde allí se puede llegar a Clonmacnoise en una excursión por barco.
07 Golf y megalitos en Sligo
Rosses Point, en el condado de Sligo, presume de tener dos maravillosas playas y, sobre todo, uno de los campos de golf más complicados de Irlanda: el asombroso County Sligo Golf Club. Prácticamente todos sus hoyos se juegan a la sombra de la magnífica Benbulben, la montaña que tanto inspiró a WB Yeats, enterrado enfrente. Supone casi un reto es no alzar la vista en los 18 putts. Conviene, no obstante, dejar por un momento los palos de golf y acercarse al enorme enterramiento megalítico de Carrowmore. Es uno de los mayores cementrios de la Edad de Piedra de Europa, con 60 monumentos, pero apenas recibe visitantes.
08 Planes para todas las noches de un mes
La acogedora Galway es también la ciudad más moderna del oeste de Irlanda, tanto, que está llena de gente que vino, vio, y todavía no se ha marchado. Pasear sin rumbo por sus musicales calles y callejas, y repostar en cualquiera de sus estupendos pubs, mantendrá al visitante ocupado todas las noches de un mes. Un dato a que explica muchas cosas: un cuarto de la población son estudiantes.
09 Brú na Bóinne
Se trata de una gran necrópolis neolítica 1000 más antigua que Stonehenge, y un magnífico ejemplo del genio prehistórico. El corredor está diseñado con una precisión matemática tal que habría asombrado a los mismísimos griegos. Es de visita obligada, sobre todo para ver el simulado amanecer que ilumina la cámara funeraria.
10 Arte, cafés ecológicos y jardines italianos
El pueblo de Enniskerr, en el condado de Wicklow, al este de la isla, está lleno de galerías de arte y cafés gourmets con productos ecológicos, pero lo más atractivo es sin duda la espléndida mansión palladiana del Powerscourt Estate, a pesar de que está, por desgracia, cerrada al público debido a un incendio que devastó su interior. Esto se compensa más que de sobra con los bosques que la rodean y con sus jardines italianos, perfectamente diseñados a la sombra del pico más característico de los montes Wicklow, el Sugarloaf.
11 Dingle sin muchedumbres
Todo el mundo ha oído hablar de la pintoresca península de Dingle y al parecer todo el mundo quiere visitarla. Por suerte, el lugar tiene encantos suficientes para que soportemos las muchedumbres y los autocares que a veces invaden el camino. Merece la pena: esta tierra rocosa y estriada, que parece disolverse en el mar, tiene una larga historia, monumentos prehistóricos, paisajes pintorescos y pubs fabulosos.
12 Para algunos, la verdadera capital de Irlanda…
Cork es la segunda ciudad de Irlanda, está junto al mar, rodeada de paisajes preciosos, y además su gastronomía es de las mejores del país, igual que su vida nocturna. Según sus habitantes: ¡esta es la verdadera capital del país! La ciudad es perfecta para descubrir el Suroeste y destinos menos conocidos en East Cork y West Waterford. Un par de recomendaciones especiales: comer en el Café Paradiso, un estupendo vegetariano en Lancaster Quay (www.cafeparadiso.ie) y pasar una noche escuchando música tradicional en el acogedor An Spailpín Fánac (Saouth Main St).
13 Fantasía feuda en Cashel
La Rock of Cashel, en el condado de Tipperary, es una antigua residencia real fortificada, realmente impresionante en lo alto de un promontorio que domina la ciudad de Cashel. En estas ruínas rodeadas de recias murallas encontramos una catedral gótica del siglo XIII y la mejor capilla románica de Irlanda, del siglo XII. Resulta aconsejable acercarse a la cercana Chair, un compacto y atractivo pueblo que rodea un castillo en una isla fluvial, que es lo más parecido a una fantasía feudal a lo grande: torres, foso, almenas… no le falta de nada.
14 Skellig Michael
Igual que el Monte St Michael en Cornualles y el Mont Saint-Michel en Normandía, Skellig Michael es una tercera roca dedicada al Arcángel San Miguel, en el condado de Kerry. Está en un escarpado islote frente a las recortadas costas del condado de Kerry, aunque resulta difícil imaginar que los monjes cristianos vivieran en completo aislamiento desde el s. VI al s. XII, encaramados en este monasterio a 150 metros del mar bravío, y en austeras celdas, como alveolos de una colmena. La única diferencia es que ahora los monjes se han ido y hay una barandilla protectora. Es Patrimonio Mundial de la Unesco.
15 Taxi negro en Belfast
Es toda una experiencia recorrer la capital de Irlanda del Norte en uno de sus famosos taxis negros (hay muchas compañías que ofrecen estos tours, como www.harperstaxitorus.co.nr). El recorrido permite contemplar los murales políticos y líneas de paz de los barrios divididos de Falls y Shankill, en Belfast Oeste, preguntar a los taxistas e incluso compartir sus explicaciones, en las que quitan hierro al tema con un toque de humor negro: será una de las lecciones de historia más animadas que se reciban en Irlanda. Se puede rematar la jornada cenando en el Cayenne, la última aventura del famoso chef Paul Rankin. (www.cayenne-restaurant.co.uk): cocina irlandesa con toques orientales y mediterráneos.
16 El festival del humor
La ciudad medieval de Kilkenny es una de las más visitadas de Irlanda, sobre todo por su increíble castillo del s. XII y sus calles medievales con pintorescas fachadas. La vida cultural incluye un famoso festival de arte y humor, además de sesiones de música tradicional. Un buen consejo: probar la cerveza local en cualquiera de los bares tradicionales de la ciudad, como el Tynan’s Bridge House (St. John’s Bridge) un destartalado bar en un edificio de 300 años, lleno de clientes asiduos.
17 Ruta costera de Antrim
Bien pertrechado con calzado de montaña y la mochila llena de provisiones, se puede emprender una de las rutas costeras más hermosas de Irlanda, que se extiende a lo largo de 16 kilómetros, entre el oscilante puente de cuerdas de Carrick-a-Rede y el capricho geológico del Giant’s Causeway, La Calzada del Gigante, con sus formas hexagonales, la atracción más popular de Irlanda del Norte, y una de las fotos más recurrentes. La ruta pasa por aldeas como Cushenden, reservas de aves como la isla de Rathlin o ciudades histñoricas como Bushmilles, con una famosa destilería que se puede visitar.
18 Acantilados de Moher
No se sabe qué hubieran hecho los folletos turísticos de Irlanda sin los acantilados de Moher, en el condado de Clare. Son una de las grandes atracciones turísticas del oeste, y lo merece: los acantilados verticales de piedra resultan impresionantes, animados siempre por hordas de aves acuáticas, incluidos los entrañables frailecillos. Si se observan desde una barca en el mar se muestran magníficos, pero si además se contemplan bañados por el resplandor dorado del sol vespertino, resultan inolvidables. En los días claros se pueden ver las islas de Arán en mitad de las aguas de la bahía de Galway y, más alla, las montañas de Connemara, al oeste del condado.
19 Derry/Londonderry
Tal vez no sea la ciudad más bonita de Irlanda del Norte, pero hay que visitarla. Tiene lugares históricos muy interesantes, como sus fantásticas e intactas murallas y sus barrios, especialmente el Bogside, un distrito duro marcado por la violencia. Pero la vida sigue y la ciudad es muy dinámica: en 2013 será Ciudad de la Cultura del Reino Unido y la anfitriona del Turner Prize, para lo cual se ha preparado el centro urbano y desde allí se impulsará el renacer cultural del Norte.
20 Los acantilados más altos de Europa
No son tan famosos ni tan turísticos como los acantilados de Moher, pero los de de Slieve League, en el condado de Donegal, les ganan en altura; son, en realidad, los más altos de Europa. Impresionan aún más si se observan desde una pequeña barca desde el mar, pero hay quien prefiere contemplar desde lo alto la cara de roca desnuda precipitándose hacia el océano Atlántico. Aquí, en Donegal, todo es un poco salvaje.
21 Cuervos y cruces celtas
El graznido de los cuervos envuelve en un ambiente sobreantural las intrigantes ruínas del Monasterio de Monasterboice, del siglo V. Presume de tener dos de las mejores cruces celtas del país, una impresionante torre circular y las ruinas de dos iglesias y sobre todo de conservar la calma monástica que antaño propició la vida contemplativa. Está en el Condado de Louth, cerca de Drogueda, a unos 45 km al norte de Dublín.
22 Dormir en una granja
Un tranquilo pueblo costero de Ardmore en el casi desconocido condado de Waterford, que cuenta con una fantástica playa en arco, un magnífico cabo que invita a caminar y uno de los mejores hoteles del país: el Cliff House Hotel (www.thecliffhousehotel.com) construido en la cara del acantilado y con todas las habitaciones y estancias con vistas a la bahía. Para espíritus más bucólicos, la Waterford Farm Accomodation (www.waterfordfarms.com) organiza estancias en granjas locales en pueblos como Dungarvan, Ardmore y Ring.
23 Duelo gastronómico en Kinsale
Enre los irlandeses, Kinsale es famosa por sus calles estrechas, su fama gastronómica y su precioso puerto. A los españoles debería de sonarnos porque allí tuvo lugar un aciago intento de desembarco de la flota española en 1601 enviada por Felipe III. Hoy a Kinsale se va sobre todo a comer: en sus angostas callejas se encuentran algunas de las mejores mesas del país, desde deliciosa comida de pubs hasta restaurantes de pescado simplemente exquisitos. Una recomendación: probar el marisco del Fishy Fishy Café (www.fishyfishy.ie), uno de los mejores del país o el de su rival, a 200 metros, el Jim Edwards (www.jimedwardskinsale.com).
24 Ciervos silvestres en Killarney National Park
Alrededor de tres lagos asombrosos se extiende el Killarney National Park, en el condado de Kerry, unas 10.000 hectáreas que están ahora protegidas por la Unesco. En el interior hay castillos en ruinas, majestuosas mansiones, paseos reconstituyentes y la única manada de ciervos silvestres de Irlanda. Resulta especialmente recomendable visitar Muckross Estate, una mansión del siglo XIX restaurada, en el interior del parque.
25 Los caballos de Frisia
Desde hace dos mil años, tres fuertes espectaculares hacen guardia sobre Inishmór, en las Islas Aran, precariamente asomados al borde de un acantilado azotado por el viento y el océano y protegidos por impresionantes caballos de Frisia: temibles y apelotonadas púas de piedra que sin duda ayudaban a evitar que los ejércitos invadieran el lugar. El fuerte de la Edad del Hierro de Dún Aengus es un tributo a la imaginación, resistencia y pericia de los constructores celtas. Ha derrotado al tiempo y las inclemencias, y sigue en pie.
Lonely Planet acaba de publicar la segunda edición de la guía Lo mejor de Irlanda, (GeoPlaneta. Julio 2011).
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