La generación Z española, líder europea en poliamor
Un estudio de una web de citas concluye que los jóvenes de España son los europeos más inclinados a simultanear parejas de forma consensuada
La generación Z española es la que más aboga de Europa por el poliamor y las relaciones abiertas, con un 60%, según un estudio publicado por la aplicación de citas enfocada a la infidelidad fundada en 2001 Ashley Madison en colaboración con la empresa de datos YouGov. El director general de Europa de la app, Christoph Kraemer, decidió hacer el estudio Decodificar a la generación Z: Informe global sobre no monogamias, sexo y privacidad tras la llegada de más de 18.000 españoles pertenecientes a la franja de edad entre los 18 y 29 años a Ashley Madison. “Nos sorprendió, y por eso decidimos abordarlo”, explica Kraemer. Los datos de la encuesta contrastan con las últimas cifras del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado mes de abril. La encuesta determinó que 4 de cada 10 españoles están a favor de abrir sus relaciones. “Los zetas, a pesar de todas las críticas que reciben, enseñan a los más mayores a vivir a su manera, sin tantos prejuicios”, subraya el sexólogo Jesús Alonso.
La generación más perdida, la más preparada, la generación de cristal. Los zetas españoles han recibido muchos calificativos en los últimos años. Y son, para Alonso, los jóvenes que abanderan el cambio social en la forma de relacionarse con los otros, desde la parte más sexual hasta la más emocional. “Ellos son los que están cambiando la visión de la sociedad porque han tenido más acceso a información, y eso ha hecho que vean la vida de una manera más abierta”, asegura. Las críticas de los boomers (los nacidos en el baby boom) y el trato que se le da en las películas y series es lo que más molesta a la generación Z. “Las situaciones que muestra o el tipo de relaciones que presenta se suele hacer de forma satírica”, dice Alonso.
Los de la generación Z viven el poliamor como algo natural. “No hay nada malo en querer a más de una persona. Puede que alguien no te satisfaga en lo sexual, pero sí en lo emocional”, explica Lucía Inestrillas, que ha pasado los últimos seis años en una relación abierta. Empezó a los 20, tras dos experiencias monógamas. Hasta entonces solo había estado con hombres: “Abrir mi relación me ayudó a saber que era bisexual”. Por su parte, María Herreros, de 25 años, se abrió a simultanear parejas mucho antes. En sus primeros pasos en el mundo erótico-sentimental se dio cuenta de que quería a más de una persona a la vez. Ahora tiene una relación con un hombre y, aunque en este momento están ellos dos solos, la decisión de volver a abrirse a terceros sigue en el aire. “Se nos tacha de guarros, pero lo que hacemos es vivir nuestra relación como queremos”, remata Herreros.
El poliamor no tiene unas reglas definidas. Cada grupo pone sus límites. Lo más común suele ser no tener ningún tipo de relación con un conocido, evitar encuentros sexuales con otros en el hogar que se comparte y mantener plena confianza para contarse lo que ha ocurrido con las otras parejas. Pero Alonso señala que “depende de la configuración de cada grupo. Y no es lo mismo lo que se define el primer año de relación que lo que se hace al quinto”.
En lo que sí coinciden los expertos es en que lo más común dentro de las relaciones poliamorosas son las denominadas triadas, donde una persona mantiene una relación con otras dos a la vez. De ahí surgen las triejas, parejas de tres personas que se benefician de lo que les aportan los otros en distintos aspectos: uno en el área sexual, otro en la emocional…
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