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Casado abandona Génova 13 ante las investigaciones por corrupción

El líder del PP atribuye el mal resultado del partido en las catalanas a una “tormenta perfecta” con la implicación de “la Fiscalía, el CIS y los medios públicos”

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, durante el acto final de campaña de las elecciones catalanas del 14-F. En vídeo, el anuncio de Casado este martes.Vídeo: TONI ALBIR / EFE / QUALITY
Elsa García de Blas

Génova, 13 es historia de la derecha en España, testigo de las victorias electorales del PP, pero también de dinero negro, sobresueldos, y pagos en b. La sede nacional del PP en Madrid se ha convertido en un símbolo más de la corrupción del partido conservador: los tribunales están juzgando estos días la reforma en el inmueble, que se sospecha que fue pagada con 1,5 millones de euros procedentes de la caja b. Ante la constatación del lastre que le supone el pasado oscuro de su partido, Pablo Casado anunció este martes que el PP abandonará Génova, 13 y que no volverá a dar explicaciones sobre Luis Bárcenas.

“No debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales”. El líder del PP fue claro en reconocer que la mudanza del partido de su histórica sede en la calle Génova de Madrid, en la que la formación conservadora se ha residenciado durante casi cuatro décadas, está provocada por las investigaciones de corrupción que la afectan. Casado busca levantar un cortafuegos simbólico con los escándalos del pasado, que cree que están lastrando sus posibilidades de llegar a La Moncloa. De ahí también su decisión de dejar de dar explicaciones sobre el caso Bárcenas, un asunto que su dirección considera que ha sido determinante en el fiasco en las elecciones catalanas. Casado está decidido a romper con el pasado del PP.

Génova 13 se ha convertido en un emblema de los problemas de corrupción del PP. Entre sus paredes circularon sobres con dinero negro de sobresueldos y entregas de donaciones de empresarios que la justicia investiga si pagaron irregularmente las campañas electorales del partido. La reforma de la propia sede está dentro del caso de los papeles de Bárcenas, que está siendo juzgado en la Audiencia Nacional y en el que el PP está acusado como responsable civil subsidiario. La abogacía del Estado reclama a la formación más de un millón de euros por esa responsabilidad.

Casado anunció el abandono de Génova 13 como medida simbólica para tratar de desvincular a su proyecto de ese pasado corrupto. También que creará un nuevo departamento de compliance, como el que tienen las grandes compañías para evitar malas prácticas, “que establecerá mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y un canal anónimo de denuncias con absolutas garantías, a semejanza de lo que sucede en las grandes empresas”. Las dos medidas, el cambio de sede y el departamento interno para vigilar posibles comportamientos irregulares, coinciden con otra decisión de carácter político sobre el pasado del PP. “Desde hoy, esta dirección nacional no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido o incluso haya podido perjudicarle”, aseguró Casado. Es decir, el PP dejará de hablar del caso Bárcenas. “Sencillamente, no nos lo podemos permitir”, justificó.

La mudanza de la calle de Génova tiene otro sentido político, además del de desvincularse de la corrupción: el PP quiere “abrir el partido de par en par” para convertirlo, como repite Casado una y otra vez, en la “casa común del centro derecha”. Liberándose de los emblemas asociados a la historia del PP, el líder popular cree que puede facilitar la reagrupación de toda la derecha que necesita para llegar a La Moncloa, consciente de que la fragmentación en tres marcas —PP, Ciudadanos y Vox— es garantía de que Pedro Sánchez podrá gobernar durante muchos años.

El posible cambio de sede estaba encima de la mesa en el PP desde hacía tiempo —Soraya Sáenz de Santamaría lo planteó en las primarias de 2018, y entonces Casado se manifestó contrario—, pero el líder popular sorprendió este martes al partido con una decisión que solo había compartido con su equipo más próximo: su gabinete y el del secretario general, Teodoro García Egea. La medida se precipitó por el mal resultado en las catalanas, que Casado atribuye fundamentalmente al impacto de la confesión de Bárcenas durante la campaña. El anuncio eclipsó el debate en el PP sobre el fiasco electoral, que para varios barones requiere de una “reflexión profunda” sobre la estrategia y estudiar cambios en el equipo, donde el número dos, Teodoro García Egea, está en el punto de mira.

El comité ejecutivo nacional, reunido este martes, dejó para más adelante esa reflexión de fondo sobre los resultados de las catalanas, que ha inquietado a los barones. En la reunión solo pidieron la palabra dos líderes territoriales: la madrileña Isabel Díaz Ayuso y el extremeño José Antonio Monago. Ambos celebraron el cambio de sede, de la que Ayuso llegó a decir: “No nos pertenece”. La presidenta de la Comunidad de Madrid fue más lejos planteando que el PP avance hacia una refundación: “Adiós Génova. Es el momento de nuevas ideas, pero también, fusiones. Seamos la casa común de todos los que quieren vivir en paz y en Libertad en España”.

Casado también apuesta por avanzar en la reagrupación del centro derecha en torno a la marca del PP, porque fuentes de la dirección zanjan que “no hay debate” sobre un posible cambio de siglas. Con ese objetivo, el PP celebrará una convención nacional el próximo otoño, que se quiere abrir más allá de los muros del partido. En esa cita, en la que el PP empezará ya a trabajar lanzando un documento político estratégico, se pretende “captar talento dentro y fuera del PP”, dijo el líder popular ante el comité ejecutivo nacional. Casado habló de la necesidad de seguir “abriendo más los brazos para albergar a más gente, vengan del proyecto político que vengan”, lo que alude veladamente a la incorporación de dirigentes de Ciudadanos, que ya está sucediendo, como el caso de Lorena Roldán.

Sin embargo, en la cúpula popular aseguran que ese objetivo avanza con “calma”, porque Ciudadanos está en un momento muy delicado, tras su debacle en las catalanas, y no hay que precipitarse para no desestabilizar los Gobiernos autonómicos que comparten. La posible fusión o alianza estable con el partido de Inés Arrimadas también provoca dudas internas. “Hay que reflexionarlo mejor, pero en todo caso está todo muy verde. La convención es en otoño, y hasta entonces en la política española puede ocurrir de todo”, opina un relevante dirigente presente en el comité. Lo mismo que un eventual fin de las siglas PP. “El cambio de nombre yo no lo aconsejaría siendo como somos parte del Partido Popular Europeo. Tiene sus riesgos. Lo hizo CiU y le fue fatal... Yo no lo veo claro”, reflexiona este miembro de la dirección.

El discurso de Casado ante el comité evitó la autocrítica sobre el mal resultado en las elecciones catalanas, en las que el PP cavó su suelo histórico perdiendo un escaño —de cuatro a tres— mientras Vox casi le cuadruplicaba en parlamentarios. Casado defiende que el partido ha sido víctima de un “despliegue de ataques nunca antes visto” que atribuye al Gobierno. El retroceso fue consecuencia de una “tormenta perfecta” con la implicación de “la Fiscalía, el CIS y los medios públicos”, en la que el PP no tuvo nada que ver.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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