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El drama de los 200 ciclistas muertos en accidentes en los últimos cuatro años en España

Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana son las comunidades con más siniestralidad

Homenaje a dos ciclistas fallecidos por ser arrollados por un turismo en la localidad de Riudoms, en Tarragona, en 2018.
Homenaje a dos ciclistas fallecidos por ser arrollados por un turismo en la localidad de Riudoms, en Tarragona, en 2018.Josep Lluis Sellart
Patricia Segura

María, de 15 años, entrenaba en bicicleta cuando un Ford Mondeo la embistió al adelantarla, y la lanzó de golpe a 35 metros de distancia. Ocurrió en la carretera de Soria a Logroño. Ni el casco ni la ropa reflectante que llevaba evitaron la tragedia. Murió en el acto. “Los testigos vieron un muñeco volando. Ese muñeco era mi niña”, cuenta con la voz quebrada su madre, María del Carmen Rubio, una década después. El conductor había bebido, pero no superó la tasa de alcoholemia. Fue condenado a dos años por conducción temeraria, ya que no había respetado la distancia de seguridad, pero nunca entró en prisión. “Es un desgaste emocional tremendo. Te supera. Los ciclistas son humanos con gente que les espera en casa. Hay muchas familias rotas”, lamenta la madre. Como su hija, 236 ciclistas fallecieron entre 2018 y 2021, según un cálculo de este periódico a partir de los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Servicio Catalán de Tránsito (SCT). De ellos, 205 murieron entre 2018 y 2020 en los 30 días posteriores al accidente. Además, 31 fallecieron en 2021 en las 24 horas siguientes en vías interurbanas, aunque los datos de este año son todavía provisionales.

Por comunidades autónomas, Cataluña es la comunidad con más siniestralidad de ciclistas: 39 fallecidos entre 2018 y 2020, según datos proporcionados por el SCT. Le siguen Andalucía (34), Comunidad Valenciana (31), Castilla y León (20), las islas Canarias (14) y Madrid (13), como indican los datos de la DGT. “La movilidad se restringió radicalmente en el año de la pandemia y con ello los accidentes. Pero ahora volvemos a vivir una época horrorosa”, asegura Alfonso Triviño, secretario general de la Asociación Nacional de Ciclistas Profesionales. El número de accidentados pasó de 5.391 en 2018 a 5.499 en 2020, sin contar con Cataluña, que utiliza una metodología diferente a la DGT en este parámetro.

Los expertos consultados achacan los accidentes al aumento de los desplazamientos en bicicleta y la falta de infraestructuras adaptadas para los ciclistas, y lo suficientemente seguras. A lo que añaden otras causas como el estrés en la conducción y las distracciones al volante de los conductores. “Cuando la gente tiene un estado de ánimo malo no presta atención, hay más despistes y conduce de una manera mucho más descuidada”, explica Triviño.

La gravedad de los accidentes se mide por la fuerza del impacto provocada por la masa y la velocidad del vehículo. Los accidentes mortales suelen producirse en vías interurbanas en las que hay pocos coches y se circula a mayor velocidad. De 2018 a 2020 hubo 138 muertes en vías fuera de poblado y 67 en vías urbanas, según la suma de los datos de la DGT y el SCT.

Como le ocurrió a David Saiz, de 48 años, que fue embestido por un coche en la calle de Bravo Murillo, en Madrid. La bicicleta salió disparada. Tras levitar unos segundos en el aire, impactó contra el vehículo. Eran las 10 de la noche. Llevaba casco, luces laterales y chaleco reflectante. “Yo no sabía ni lo que había pasado, estaba totalmente confundido y noqueado”, rememora.

Nunca supo cómo era el coche que lo atropelló, pues el conductor se dio a la fuga tras el accidente. Tres horas más tarde, la Guardia Civil encontró al huido en su casa, donde triplicaba la tasa de alcohol permitida. Dos años después, todavía con el susto en el cuerpo, Saiz cuenta que estuvo cinco días en la cama sin poder moverse, con la piel llena de moratones. No consiguió retomar su hábito de ir en bicicleta hasta nueve meses más tarde: “Cogía la bici, escuchaba un coche detrás y me entraba ansiedad. El médico me dijo que si me llega a dar cinco centímetros más arriba me podría haber quedado en silla de ruedas”.

“Cuando la carretera está atascada los impactos son más leves, aunque pueden provocar un riesgo serio por una mala caída”, explica Miguel de Andrés, presidente de la asociación Pedalibre. “Aunque algunas veces se cometan imprudencias, muchas veces se dice que el ciclista se ha interpuesto sin considerar su derecho a circular por las calles”, denuncia, asegurando que se sienten desprotegidos ante lo que describe como ciudades hostiles, como Madrid, donde, a su juicio, faltan carriles bici seguros, y muchas veces los ciclistas están obligados a compartir espacio con camiones, autobuses y coches.

Es lo que propició el accidente de Mirari Azcarate, de 39 años, que se dirigía en bicicleta al instituto donde da clases en Arganda del Rey (Madrid) cuando un coche la arroyó por la izquierda al acceder a una rotonda. Ella quedó inconsciente en la calzada. “El neurólogo me dijo que el casco que llevaba me salvó la vida”, rememora conmovida tres años después. “La conductora dijo que no me vio”, explica la ciclista, que sufrió un hematoma craneoencefálico y heridas por haberse arrastrado por el asfalto. “Tuve la cara totalmente desfigurada por el golpe”, cuenta. Tras el atropello, la trasladaron a la UVI del hospital Gregorio Marañón, donde estuvo dos días en observación. Azcarate logró recuperarse y la causa se archivó: “Como el golpe no me produjo lesiones permanentes es como si no hubiera sucedido. Es injusto y doloroso”.

En marzo entró en vigor la nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial, que reserva un apartado especial para la protección de los ciclistas. En vías con más de un carril por sentido ya es obligatorio cambiar de carril para adelantar, y la sanción por incumplir la separación mínima obligatoria de 1,5 metros ha aumentado de cuatro a seis puntos. Pero para los ciclistas aún queda una tarea pendiente: castigar con más dureza los accidentes. El PSOE presentó el pasado julio una proposición de ley de modificación del Código Penal en materia de imprudencia en la conducción de vehículos a motor o ciclomotor.

En el documento se explica el objetivo: “Evitar que se archiven imprudencias menos graves cuando se produzcan lesiones o muertes tras la comisión de una infracción considerada como grave en la Ley de Seguridad Vial y que, por rutina, los tribunales consideran como leve y, por tanto, carentes de responsabilidad penal”. Una propuesta a la que se oponen PP, Vox y PNV, según explican desde la Asociación Nacional de Ciclistas de Profesionales. “Es una injusticia que alguien que ha causado un daño después de infringir una norma se salga de rositas. Se está endureciendo la seguridad vial con las multas, pero si hay víctimas todo sale gratis. Es una contradicción”, denuncia su secretario general, a la espera de medidas que disminuyan el riesgo de los ciclistas en las carreteras. Al fin y al cabo, como indican los datos de venta de bicicletas ―en 2021 se vendieron más bicis que nunca en España, 1.571.368 unidades, y la facturación alcanzó un nuevo récord, 2.887 millones de euros―, cada vez hay más interés por este medio de transporte.

Mil ciclistas protestan contra los atropellos en Terrassa

En Cataluña las estadísticas siguen mostrando un rastro siniestro más allá de 2021. En lo que va de año el SCT reporta tres ciclistas fallecidos en vías interurbanas de la comunidad. Y los usuarios de la bicicleta reclaman medidas urgentes. El pasado 26 de marzo se produjo un hito en las exigencias del colectivo: más de 1.000 personas participaron en una concentración en Terrassa (Barcelona) para protestar por la elevada tasa de mortalidad ciclista, y para reclamar dureza judicial contra aquellos conductores que huyen tras provocar un accidente. La muerte de Raúl Zarzuelo, ciclista aficionado de 44 años y que fue arrollado por un coche el 19 de marzo en una curva de la carretera de Castellar del Vallès, fue el germen de la populosa movilización. Al volante del coche que lo mató iba un joven que dio positivo en el test de detección de drogas. 
También tenía sus facultades mermadas, en aquel caso el positivo fue por consumo de alcohol, el conductor que en octubre del año pasado embistió a Tina Vilanova, una ciclista de 35 años que en octubre subía a Els Àngels, un frecuentado puerto de montaña de Girona. El conductor del coche se dio a la fuga y el atropello ha hecho aflorar una iniciativa para reclamar la restricción del tráfico en esta carretera los domingos por la mañana, para que los ciclistas puedan pedalear tranquilos. --MARC ROVIRA

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