Malestar entre cargos del PP por el descontrol de Feijóo en los pactos con Vox: “No puede ser que todo esté bien, pactar en Valencia y no pactar en Extremadura”
Dirigentes admiten que la líder extremeña ha ido “demasiado lejos en sus declaraciones e insultos contra el partido ultra”, mientras diputados y cargos orgánicos cuestionan la visión federal del líder y que retome el estilo de Rajoy de esperar a que los problemas se disuelvan solos
La confrontación del PP con Vox en Extremadura tras las fracasadas negociaciones entre el equipo que encabeza la popular María Guardiola y la formación ultra, ha abierto en el seno del PP, a solo un mes de las elecciones generales, la división más evidente desde que lo lidera Alberto Núñez Feijóo. En el equipo de campaña del líder popular preocupa la imagen de descoordinación que se ha podido dar con esta negociación y la más que posible repetición electoral en Extremadura, porque mayoritariamente concluyen que la nueva llamada a las urnas puede resultar negativa para los intereses del PP.
En algunos foros y chats que comparten diputados, senadores, cargos orgánicos y dirigentes territoriales inquieta la mala gestión de esta crisis, según ha podido conocer EL PAÍS. Entre los mensajes hay una parte que insiste en censurar el comportamiento de María Guardiola, mientras otro grupo de dirigentes desliza críticas más indirectas a Alberto Núñez Feijóo y su estilo de liderazgo. “Esto no se ha gestionado bien y el error no es no pactar con Vox, sino que Guardiola ha ido muy lejos en sus declaraciones, sin que nadie la frenara, y ha volado así toda posibilidad de acuerdo futuro allí con Vox”, opina un dirigente nacional del PP con conocimiento directo de la situación en Extremadura.
Diputados del PP de las comunidades afectadas han escrito mensajes en esos grupos internos con manifestaciones muy críticas hacia la dirigente extremeña: “Pues vaya talentazo el de Guardiola”. “Esos insultos a Vox son también contra compañeros del partido cuando ella dice que jamás les dejaría entrar en su gobierno”. “¿Qué es lo que quiere decir así a sus compañeros?”. “El Vox de Valencia es el mismo que el Vox de Extremadura”.
Entre los comentarios negativos sobre cómo ha lidiado Guardiola con esta delicada operación política se cuelan otros destinados hacia la cúpula nacional del PP y hacia su líder, Alberto Núñez Feijóo. “Lo sabíamos, pero hasta ahora que ha pasado no teníamos tan claro que habíamos vuelto al rajoyismo, que los problemas se resuelvan sin hacer nada”, señala un parlamentario de esta última legislatura. Otro añade: “No puede ser que todo está bien, pactar con Vox en Valencia o no pactar en Extremadura, porque algo está mal”.
La contundente rueda de prensa que ofreció este martes María Guardiola en Mérida tras fracasar su negociación directa con Vox para la formación de la Mesa de la Asamblea en Extremadura —que pasó a controlar totalmente el PSOE— y las declaraciones que ha efectuado luego en numerosos medios de comunicación contra Vox, sus ideas y su determinación de “no tragar” con cualquier precio a cambio de gobernar esa autonomía, han sentado mal en muchos círculos del PP. Especialmente en regiones como Murcia, Castilla y León, Baleares o la Comunidad Valenciana, que han tenido que acordar o están inmersos en negociaciones para pactar cargos con la formación ultra.
Un dirigente popular con importantes responsabilidades en el pasado aprovecha para destacar que el problema no se puede atribuir a Guardiola, que la popular extremeña ha estado muy sola en estas negociaciones y remacha con una opinión en la que coinciden media docena de responsables del PP: “No es cuestión de ella, ni de llegar desde Madrid con el ordeno, mando y yugo de épocas anteriores, pero sí se debía haber planteado una negociación global, para reducir algo la tensión en los territorios, tener más monedas para intercambiar, y no dar la imagen de un partido federal, porque el PP no es una federación de partidos”.
Feijóo ya anticipó, durante la fase de la composición de las listas municipales y autonómicas, que los líderes regionales y barones locales del partido tendrían la misma autonomía para conformarlas que luego él exigiría para sí en las candidaturas a las Cortes Generales. Es lo que ha hecho ahora, con estas consecuencias. Esa estrategia tenía dos objetivos claros: intentar desembarazarse del posible fracaso en muchos problemas orgánicos e internos, que no le interesan nada en su meta de gobernar España al primer intento, y distanciarse de la etapa anterior, la de Pablo Casado, en la que envió a su entonces número dos, Teodoro García Egea, con poderes para entrometerse en casi todo. Casado y Egea fueron los que promocionaron en su momento a Guardiola para relevar al histórico José Antonio Monago en la presidencia del PP extremeño.
Guardiola se ha tomado en serio esa cesión de competencias, hasta el punto de comunicar la ruptura de la negociación con Vox a Feijóo a posteriori, al contrario de lo que hizo el enviado de Vox. Algunos parlamentarios nacionales del PP, pero con responsabilidades en sus territorios, se han preguntado mirando hacia Génova, la sede nacional: “¿Cuál es nuestra postura con Vox? porque estamos perdidos..., ¿La dirección nacional, qué hace, qué opina?, porque los problemas no se solucionan solos”.
“El gran elefante en la urna del 23-J”
Distintos cargos del PP coinciden en que ahora la solución es mucho más que complicada: “Guardiola está en un callejón sin salida, ha dicho cosas que no tenía que haber dicho y ahora no se sabe cómo puede terminar todo esto”. La candidata popular extremeña ha llegado a afirmar que si el PP la obliga a rectificar y asumir que Vox tiene que estar en el Gobierno, ella dimitirá y se irá. Algún dirigente popular ha llegado a comentar que “el problema si todo el proceso naufraga no será para Guardiola, que ya ha adelantado que se marchará a su casa, sino para el PP y su futuro con Vox, el gran elefante en la urna electoral de cara al 23-J”.
El equipo de Feijóo y el propio líder del partido han respaldado públicamente a Guardiola, en la que han delegado toda la negociación sin intromisiones directas, algo que no ha hecho Vox, que envió a Mérida a Jorge Buxadé, número tres de Santiago Abascal. En Génova, algunos responsables de la campaña se han preguntado si en el caso de repetirse las elecciones en Extremadura podrían empeorar los resultados del 28-M y la mayoría piensa que sí.
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