Los partidos usan la citación del juez a Begoña Gómez en plena campaña para tratar de movilizar a los suyos
Sánchez intenta darle la vuelta al golpe y pide a los progresistas votar contra las “malas artes” del PP y Vox. Feijóo se reactiva con la estrategia de desgaste al Ejecutivo
Las campañas electorales son un ente incontrolable, y mucho más en la última semana, cuando todo se mueve a velocidad de vértigo. Cuando parecía que el PP se había metido en un callejón de muy difícil salida con la extraña apuesta de Alberto Núñez Feijóo por una posible moción de censura con el apoyo de Junts, algo que contradecía absolutamente su estrategia centrada en los pactos de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont y la amnistía, todo giró de nuevo. El juez Juan Carlos Peinado, que lleva el caso de Begoña Gómez, irrumpió con fuerza en la campaña electoral de una forma inédita, anunciando en la recta final una citación de la esposa del presidente para el 5 de julio como investigada por posible tráfico de influencias que podía haber esperado sin problemas a la semana que viene, ya con las elecciones concluidas, y que además llega antes de escuchar siquiera a los testigos que él mismo llamó. La decisión indignó al Gobierno, que la criticó abiertamente, y al propio presidente, que de nuevo publicó una nueva carta a la ciudadanía, pero esta vez no para anunciar una reflexión sobre su continuidad, sino para garantizar que no le “quebrarán” y que su decisión de seguir es “más firme que nunca” pero sobre todo para intentar utilizar esta decisión como un bumerán para movilizar a la izquierda contra ella.
En el Gobierno, en el PSOE y en Sumar, muchos dirigentes creen que este movimiento del juez en plena campaña es tan burdo que puede tener el efecto contrario, movilizar a los progresistas para votar en las europeas, algo que parece una tarea muy complicada. Sánchez claramente apostó por ese mensaje en su carta, que concluía con un llamamiento a los progresistas a votar el domingo contra esta maniobra en la que ve detrás a los líderes del PP y Vox. “Todo, mentira. Un gran bulo. Uno más. En lo que respecta a mí, no le quepa duda de que no me quebrarán. Y, dado que tratan de interferir en el resultado electoral del próximo día 9 de junio, ojalá sus promotores ―el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal―, encuentren la respuesta que merecen en las urnas: condena y rechazo a sus malas artes”, señalaba el texto de Sánchez, en el que claramente criticaba al juez por anunciar esta decisión a cinco días de las elecciones, cuando lo habitual es que las cuestiones sensibles políticamente esperen a pasar la campaña. Es lo que hizo, por ejemplo, el Tribunal Supremo con la sentencia del procés en 2019, que tenía lista, pero esperó a dar a conocer a que pasaran los comicios de abril y mayo de ese año. Yolanda Díaz también criticó el momento y animó a votar. “Que la citación se notifique hoy es, con ironía, cuando menos llamativo. Pese a todas las argucias, vamos a trabajar para darle una derrota democrática al Partido Popular”, aseguró desde Oviedo.
Petición de dimisión
Por el contrario, en el PP creen que esta decisión judicial reactiva su campaña y en Vox también parecían eufóricos. Los populares, con Feijóo a la cabeza, se lanzaron rápidamente a pedir la dimisión del presidente por la citación como investigada de su mujer, equivalente a la imputación antes de la última reforma de la ley, y recordaron que es algo que no había sucedido con ninguna pareja de ningún presidente desde la recuperación de la democracia, en 1978. Casi todos los dirigentes relevantes del partido compitieron rápidamente para ver quién decía algo más duro sobre el caso. El portavoz del PP, Borja Sémper, incluso llegó a comparar a Sánchez con Donald Trump, que ha sido condenado la semana pasada por 34 delitos diferentes por un jurado de Nueva York.
Feijóo y los miembros de su cúpula ya llevaban semanas aferrados al caso Begoña porque están convencidos de que supone un desgaste de fondo para el Gobierno y en especial para su presidente. De hecho, amenazaron con citar a Sánchez en esta última semana de campaña en el Senado para hablar de este asunto, pero finalmente no lo hicieron, según fuentes de este partido, por el riesgo de que el presidente se victimizase y aprovechase la comparecencia a su favor. Pero ahora, con la decisión del juez, anunciada en plena campaña, el PP cree que su estrategia tiene mucha más fuerza y se lanzó en tromba.
En el Gobierno, en el PSOE y en Sumar creen, por el contrario, que el efecto puede ser contrario al perseguido, esto es, desmoralizar a los progresistas y activar el voto del bloque de la derecha. Diversos ministros y dirigentes consultados creen que el caso Begoña no tiene recorrido real, como demostraría el informe de la Guardia Civil, que no halla indicios de delito, y que el desgaste que podía hacer ya está asumido, porque la oposición lleva semanas con el asunto. Pero sí confían en que algo que ven como una maniobra muy evidente para influir en el resultado electoral puede activar a muchos progresistas que tenían pensado abstenerse en unas elecciones en las que se espera una participación muy baja, y podría reforzar la remontada del PSOE que la mayoría de las encuestas han detectado en las últimas semanas, antes de esta decisión del juez Peinado.
En privado, fuentes del Ejecutivo sostienen que, desde el punto de vista procesal, no tiene ninguna lógica que el juez no haya esperado a anunciar la citación al menos al próximo lunes, cuando ya habrán pasado las elecciones. Peinado podría haber llamado a declarar a Begoña Gómez como primera medida, y no habría sido extraño, explican. Pero creen que, una vez que decidió no hacerlo y esperar a recabar las pruebas e interrogar a los testigos, no tiene ninguna lógica que anuncie su citación como investigada antes de haber escuchado a esos testigos. Y menos aún, remarcan, cuando el informe de la Guardia Civil que él mismo solicitó señala que no hay ningún indicio de delito en la actuación de Begoña Gómez.
En público, el Gobierno es más cauteloso y evita un choque directo entre el poder ejecutivo y el poder judicial, pero la portavoz, Pilar Alegría, no ocultó el malestar que luego remataría Sánchez con su carta personal. “Queremos trasladar nuestra extrañeza y nuestra tranquilidad. Extrañeza por la casualidad de haber conocido esta información precisamente esta semana y a través de los medios de comunicación. Y tranquilidad porque sabemos que aquí no hay nada, como dijo el informe de la Guardia Civil. Aquí lo que hay es una campaña del fango del PP y Vox y de grupos ultraderechistas como Manos Limpias o Hazte Oír [promotores de sendas denuncias contra Begoña Gómez]. Esta es la vergonzosa oposición que tenemos en este país”, aseguró Alegría desde la mesa del Consejo de Ministros.
La campaña sufre un nuevo giro inesperado de consecuencias inciertas, que la marcará probablemente ya hasta el final. Ya no se pueden publicar encuestas, pero los partidos hacen sus trackings internos —sondeos a partir de entrevistas diarias— y en los próximos días se verá qué efecto tiene. Unos y otros confían en que sirva para movilizar a los suyos. Unas elecciones con baja participación y las posiciones bastante igualadas se deciden en unos centenares de miles de votos. Todo cuenta. Y por eso en el Gobierno están convencidos de que había intencionalidad política en el movimiento del juez. El domingo se sabrá qué consecuencias tuvo esta polémica decisión.
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