El PP convierte la política exterior en arma de guerra interior
Feijóo busca un perfil internacional para contrarrestar una de las bazas de Sánchez. Dirigentes y exdirigentes del partido admiten las hipérboles y un mayor consenso cuando el PSOE estaba en la oposición
En su primer discurso como presidente del PP, en abril de 2022, Alberto Núñez Feijóo abogó por apartar la política “de la hipérbole permanente”. Solo esta semana, el partido ha acusado al Gobierno de volver a la censura de Franco ―por el plan de regeneración que recoge el reglamento europeo que el PP apoyó en Bruselas― y de estar “implicado en un golpe de Estado en Venezuela”. Existe una guerra dialéctica entre el Gobierno y la oposición, dos países fronterizos incapaces de entenderse, y los populares han sembrado el camino de minas en forma de declaraciones incendiarias a cuenta de Venezuela, Marruecos o Israel. “La política exterior”, explica el politólogo Pablo Simón, “se ha convertido en un arma interior”. El PP ha tratado de llevar al Parlamento Europeo debates nacionales y vinculó su pacto con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial tras cinco años de bloqueo a una supuesta “supervisión del Estado de derecho en España” por parte de la Comisión Europea, que redujo su papel a “mediadores a petición de España”. También trató Feijóo, sin éxito, que la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen secundara sus críticas a la ley de amnistía durante un acto del PP en Galicia el pasado junio.
La agenda internacional influye en la imagen de cualquier dirigente. Refuerza al que está en el poder y puede hacer más presidenciable al que ocupa la oposición. Todos quieren tener en su book fotos con mandatarios extranjeros. “Es uno de los temas”, afirma Salvador Garriga, eurodiputado popular cinco legislaturas (empezó con AP), “que más relieve da a cualquier político, ya sea un líder autonómico de la oposición. Yo he gestionado muchas visitas de ese tipo”. Feijóo cuenta con años de experiencia de gestión al frente de la Xunta de Galicia, pero no fuera, y ha confesado que tiene problemas con el inglés. “Eso”, afirma un veterano parlamentario del PP, “es un punto débil, porque además, Sánchez se maneja bien en Europa, y Feijóo está haciendo un esfuerzo por contrarrestarlo, por ejemplo, reuniéndose con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni para hablar de inmigración, que el CIS acaba de situar como primera preocupación de los españoles”. Meloni, musa de Vox, no pertenece a la familia política europea del PP, y cuando preguntaron al líder de los populares por sus controvertidas medidas de gestión de fronteras, como el internamiento en centros de Albania, evitó comentarlas: “Yo no vengo aquí a hablar sobre cuestiones que no corresponden a mi país”. Para el exministro de Asuntos Exteriores con Mariano Rajoy José Manuel García-Margallo, el objetivo de esa reunión era tejer alianzas para el futuro. La visita, en todo caso, quedó eclipsada por las hipérboles de Esteban González Pons sobre Venezuela, que Feijóo no desautorizó. “No hemos corregido ni siquiera tras el desmentido de Edmundo González [el líder opositor exiliado en España, quien negó presiones del Gobierno español]”, afirma un parlamentario popular, “porque esa hipérbole de Pons no genera tanto rechazo en la opinión pública. El de Venezuela es un debate muy emocional en la sociedad española y eso permite ciertos lujos. Además, aquí había una imagen en la embajada que es nefasta para el Gobierno porque aunque no haya habido complicidad con el régimen de Maduro, lo parece. Todo eso nos ayuda y nuestra posición es mucho más fácil que la del Gobierno”.
“La política internacional se presta a la hipérbole mucho más que otros campos”, afirma el politólogo Pablo Simón, porque cuando estás en la oposición es más fácil colocarte en posiciones maximalistas y ser, por ejemplo, más duro con Marruecos que cuando estás en el Gobierno. El PP y el PSOE han jugado a buscar temas de internacional que incomoden a su rival para dividirlo. La izquierda con Milei [Javier, presidente argentino] y Palestina; el PP con Venezuela, en la época de Podemos y ahora con Zapatero, que fue una figura capital en la campaña electoral del 23-J y moviliza a la derecha como Aznar a la izquierda”.
Garriga, crítico con la decisión del PSOE de no apoyar la proclamación de Edmundo González como presidente electo de Venezuela, alaba a Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y socialista: “Siempre hemos querido tener una voz autorizada en política exterior y ahora la tenemos. Con Borrell ha crecido mucho la relevancia de la agenda internacional europea”. Al igual que Margallo, añora los “consensos” en política exterior de otras épocas. “Es una política de Estado y tiene que haber acuerdo con la oposición y dentro del propio Gobierno. Yo no recuerdo un solo conflicto con el PSOE en política exterior en mi época”, recuerda el exministro. Cada dos meses comía con antiguos titulares de la cartera de distintos partidos. “Cómo trabajaron los socialistas en el consejo de seguridad fue ejemplar. Había comunicación, transparencia y lealtad institucional en la oposición. El consenso en la historia diplomática española se rompió en Irak, donde el PSOE jugó muy sucio, y en el cambio sobre el Sáhara, que ni se llevó al Consejo de Ministros. Me da mucha pena que la política exterior se haya convertido en esto, pero el Gobierno la usa como escaparate”, añade. Preguntado por las hipérboles recientes, Margallo culpa a “las redes sociales y a la polarización, que lo contaminan todo”. El exministro de Exteriores del PP opina que España debería haber abanderado en Europa el reconocimiento del líder opositor, pero añade: “Yo no creo que hayan coaccionado. Aquí, quien ha mareado ha sido el régimen de Maduro y quien ha dado salida a González ha sido el Gobierno de España”.
La desconfianza mutua, la incomunicación, y la hipérbole continua dificultan esos consensos del pasado. Simón añade otro factor en el caso del PP: “El trauma de Irak provocó que, al contrario que otros mandatarios, Rajoy diera menos relevancia a la agenda internacional en su etapa,y algunos políticos del PP siguen sin estar cómodos en estos asuntos”. ¿Es reconducible? Un veterano dirigente popular opina que no. “Se han roto todos los puentes. Porque hay posibilidad de elecciones generales a la vuelta de esquina y porque el PSOE gobierna sin haber ganado las elecciones... No nos damos tregua. Es imposible llegar a acuerdos en nada y eso es malo para todo el país, pero solo cambiará con una mayoría parlamentaria de un lado o del otro”.
Lo que sigue son algunos ejemplos que evidencian cómo el PP ha convertido la política exterior en un arma de desgaste interior con frecuentes salidas de tono e hipérboles.
Venezuela. El desmentido del protagonista
El 2 de septiembre, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, declaró en Antena 3: “Edmundo González debería tener asilo en cualquiera de las embajadas de la Unión Europea o de Estados Unidos y especialmente, de España. España debería abrir las puertas de la embajada para dar protección a este hombre porque lo van a matar o lo van a detener y no lo van a soltar”. Seis días después, González aterrizó en Madrid. “He decidido salir de Venezuela y trasladarme a España, a cuyo Gobierno agradezco profundamente que me haya acogido y me dé protección en estos momentos”, explicó en un comunicado. Al día siguiente, Feijóo aseguró: “El que más contento está es Maduro. Estará celebrando que quien le ha ganado las elecciones salga del país con la intermediación de Zapatero y del Gobierno de Sánchez”. Preguntado, no obstante, por qué hubiera hecho él, admitió que habría concedido el asilo al venezolano. El 12 de septiembre González se reunió con el presidente en La Moncloa: “Muy grata e interesante conversación con el presidente del Gobierno español, a quien agradecí su disposición a recibirnos a mí y a mi esposa en España. Al mismo tiempo, expresé nuestro reconocimiento por su interés de trabajar por la recuperación de la democracia y el respeto a los derechos humanos en nuestro país”, resumió en sus redes sociales. Una semana después, Esteban González Pons, vicepresidente del Parlamento Europeo y vicesecretario de asuntos institucionales del PP afirmaba en Esradio: “La salida de Edmundo González se produjo en un clima gansteril (...) el Gobierno de España ha sido cómplice en el golpe de Estado que se ha producido en Venezuela”. Ni la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, ni Feijóo quisieron renegar públicamente de esas acusaciones. “La democracia española no puede estar al servicio de un régimen dictatorial. El ministro debe dimitir”, dijo el líder del PP señalando a José Manuel Albares. ”Si el presidente del Gobierno de mi país elige la dictadura y no la democracia me va a tener enfrente siempre”, añadió.
O con Israel o con Hamás
El pasado 7 de octubre, Sánchez y Feijóo difundieron en sus redes sociales mensajes prácticamente idénticos de condena a los atentados de Hamás. Apenas una semana después, el líder del PP aseguraba: “España vive una situación de falta de liderazgo internacional enorme. Lo estamos viendo con las acciones terroristas de Hamás y cómo hemos sido excluidos de una declaración entre Francia, Alemania, Italia y EE UU. Vamos a pedir la comparecencia del presidente o del ministro de Asuntos Exteriores. Necesitamos que se aclare cuál es la postura”. Ayuso, por su parte, tuiteó: “40 bebés decapitados y el Gobierno de Sánchez anda en la equidistancia entre los terroristas y las víctimas”. En realidad, el Ejecutivo había condenado ya los ataques terroristas y el líder del PP ignoraba o evitó mencionar que el aquel manifiesto, que también firmaban en Reino Unido, corresponde a una reunión de The Quint, grupo formado por esos cinco países cuyos mandatarios se reúnen habitualmente por videoconferencia para abordar temas de política internacional. España no había sido excluida. El portavoz del PP, Borja Sémper, declaró esos días: “Muchos nos lamentamos de que la dependencia de Pedro Sánchez de formaciones políticas que tienen cercanía ideológica y política con el entorno de Hamás está provocando esta falta de contundencia”. Cuando, meses más tarde, el Gobierno reconoció a Palestina, el portavoz parlamentario de los populares, Miguel Tellado, aseguró que era “tremendamente irresponsable” y acusó a Sánchez de “crear un conflicto” con Israel para “tapar sus miserias”. Más de 140 países han reconocido a Palestina como Estado.
La cumbre iberoamericana y la telepredicadora
Marzo de 2023. González Pons afirma: “Mañana en la prensa habrá dos fotografías: a Pedro Sánchez lo veréis con un par de dictadores; al alcalde, a la presidenta Ayuso y a Alberto Núñez Feijóo los veréis con los amantes, con los hijos y herederos de la libertad”. Se refería, por parte del presidente del Gobierno, a la cumbre iberoamericana, que se celebraba en Santo Domingo; y por parte de sus compañeros de partido, al acto Europa es hispana, con el que los populares pretendían contraprogramar la reunión de los jefes de Estado. Feijóo acusó a Sánchez, sin citarlo expresamente, de “rendir pleitesía a los autócratas” en el contexto de la cumbre de mandatarios iberoamericanos a la que, en el pasado, habían asistido presidentes del PP y a la que, como es habitual, también acudió el Rey. Ayuso señaló vínculos del Gobierno con “narcodictaduras”. En el acto paralelo que los populares habían organizado en Madrid participó una telepredicadora llamada Yadira Maestre que promete “curar” la homosexualidad y sanar enfermedades tocando frentes.
Milei y los (inexistentes) soldados españoles en Ucrania
El pasado abril, preguntada por los escándalos que afectan a su pareja, Díaz Ayuso trató de zafarse acusando al Gobierno de adoptar “actitudes chavistas” y de falta de transparencia: “Es un Gobierno que no da la cara por nada y no da ninguna explicación. No sabemos ni siquiera en misiones tipo Ucrania cuántos soldados han ido”. España no ha enviado soldados a Ucrania. Ayuso también quiso desafiar al Gobierno homenajeando al ultraderechista Javier Milei en pleno conflicto con España por los insultos y acusaciones del presidente argentino e incumpliendo, según el Gobierno, la ley de Acción Exterior, que aprobó el PP durante la presidencia de Rajoy y que obliga a un Gobierno autonómico como el Madrid a informar a Exteriores de su encuentro con un mandatario extranjero, algo que Ayuso no hizo.
La excepción ibérica y la relación con Von der Leyen
En el PP reconocen que, como presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ha tenido mucha más relación que Feijóo con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pese a que esta forma parte de su familia política. Uno de los episodios que dejó en evidencia al líder del PP en materia internacional ocurrió en octubre de 2022, en su segunda visita a Bruselas. Feijóo criticó la llamada “excepción ibérica”, el mecanismo para topar los precios del gas en España y Portugal. “Está saliendo muy cara a los españoles (...)Tampoco ha visto usted ninguna declaración de la UE en favor de la ampliación de la excepción ibérica para toda la UE”, respondió a preguntas de los periodistas. Von der Leyen, sin embargo, había comentado públicamente la idea de extender el “modelo introducido en España y Portugal, donde se han reducido los precios de la electricidad”.
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