IU no cede en la presión y critica que la remodelación del grupo de Sumar es “insatisfactoria”

Después de semanas dándole vueltas y tras numerosas reuniones con cada partido, Sumar ha anunciado este jueves los cambios que afectan al grupo parlamentario tras la salida de Íñigo Errejón a finales de octubre. La remodelación, obligada por la baja del exportavoz y la asunción de funciones de su sustituta, Verónica Barbero, se limita finalmente solo a representantes en las presidencias y portavocías de diferentes comisiones del Congreso. Pese a las intensas negociaciones de este período, las modificaciones no han gustado a Izquierda Unida, que desde el principio fue uno de los más exigentes al trasladar en público sus demandas, y que valora lo conocido hasta ahora como “insatisfactorio”.

Fuentes del partido que dirige Antonio Maíllo añaden que “no consideran finalizada la reestructuración” del grupo y denuncian que “siguen existiendo todavía muchas disfunciones en su funcionamiento”. En la formación, que tras la debacle en las elecciones europeas ha reclamado un nuevo modelo de relación entre partidos mucho más “democrático”, critican que esto “impide que mejore el trabajo y la aportación de las formaciones políticas que componen el grupo”.

En todo caso, IU intensifica la presión al “no dar por cerradas ninguna de las peticiones hechas hace tiempo” y asegurar que “seguirá planteándolas”. Con la caída de Errejón cercado por las denuncias de acoso sexual, y como parte de la redistribución del grupo, el líder del PCE y diputado Enrique Santiago fue nombrado —y votado— hace semanas representante en la Comisión de Secretos Oficiales. En su día, una de las peticiones que transmitió el partido fue que Santiago ocupara una de las tres portavocías adjuntas en el grupo (actualmente es portavoz sustituto, con derecho a firma para presentar iniciativas), que recaen ahora en parlamentarios de Comunes, Compromís y Chunta Aragonesista (en rotación con Més). La negativa de todos ellos a renunciar a su puesto habría imposibilitado ese cambio, aunque fuentes de IU afirman ahora que esta petición no estaba entre sus “prioridades”.

Además de otros asuntos, Izquierda Unida ha planteado formalmente que se cambie el nombre del grupo para evitar la confusión entre el partido creado por Yolanda Díaz (Movimiento Sumar) y el nombre del conjunto de la coalición (Sumar), algo que de momento descartan en el entorno más próximo a la vicepresidenta.

Otras formaciones consultadas, como Más Madrid, celebran su “mejor” posición en el grupo, donde la diputada más nueva, Alda Reca, se ha hecho con la presidencia en la Comisión de Derechos Sociales y la portavocía en Sanidad. En Sumar restan importancia al enfado de IU, que atribuyen a una postura “coherente” con el intento por “marcar una posición de fuerza” en los últimos tiempos y subrayan, en todo caso, que es el partido con más recursos del espacio. La intención de la formación es pasar página cuanto antes de los asuntos internos para poner el foco en la acción del Gobierno, particularmente en la reducción de la jornada laboral o la subida del salario mínimo que impulsa Trabajo en un momento particularmente complejo para el Ejecutivo, con la negociación de los Presupuestos en jaque por las amenazas de Junts y Podemos.