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Los 80.000 vecinos del norte de Córdoba pueden volver a beber agua del grifo más de un año después

La Junta de Andalucía certifica la potabilidad del pantano de Sierra Boyera gracias a las lluvias del mes de marzo. Sus habitantes piden que se terminen las obras hídricas necesarias para asegurar el abastecimiento de manera permanente

Varios vecinos rellenan sus garrafas de agua en un camión cisterna en el municipio cordobés de Pozoblanco el pasado mes de enero.
Varios vecinos rellenan sus garrafas de agua en un camión cisterna en el municipio cordobés de Pozoblanco el pasado mes de enero.PACO PUENTES
Eva Saiz

A las 18.30 de este lunes los camiones cisterna que llevan 370 días abasteciendo de agua potable a los 80.000 vecinos de la sierra norte de Córdoba, realizarán su último viaje. Es el último en el que los habitantes de las comarcas de Los Pedroches y El Guadiato aguardarán pacientemente en las plazas de sus pueblos a rellenar sus garrafas para poder beber y poder cocinar. Las colas del agua no solo se han convertido en una lamentable rutina para estos ciudadanos, también ilustran una de las peores consecuencias de la crisis de la sequía.

Un tuit del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, certificaba la potabilidad del agua almacenada en el pantano de Sierra Boyera, del que se abastecían los 24 municipios y 17 aldeas del norte de Córdoba: “Los 80.000 vecinos de Los Pedroches y Alto Guadiato podrán consumir de nuevo el agua del grifo después de un año. Gran noticia”. El dirigente popular confirmaba así que la Consejería de Salud había concluido los análisis de carbono orgánico (COT) para cerciorarse de que no quedaban restos de esta sustancia contaminante en las tuberías y cañerías por las que lleva más de un año circulando el agua en mal estado.

“No conocemos a nadie que vaya a beber inmediatamente agua del grifo”, advierte con una pizca de ironía y altas dosis de hartazgo Miguel Aparicio, portavoz de la Plataforma Unidos por el Agua, constituida este verano por los vecinos de las dos comarcas para exigir a las administraciones una solución permanente para el problema del suministro de agua en la sierra norte. Hace alusión a “la falta de transparencia” por parte de las instituciones responsables sobre las soluciones que se estaban poniendo en marcha. Con todo, en la Plataforma no esconden el alivio por recuperar la normalidad y ya han difundido una sevillana de las cisternas en las que muestran su alegría por no tener que seguir haciendo colas en las plazas, aunque tampoco esconden su disgusto por haberse enterado de esta buena noticia a través de un tuit. “No nos parece respetuoso después de más de un año en esta situación”, dice Aparicio.

Fue la alta presencia de COT en el pantano de La Colada la que determinó a la Junta de Andalucía a prohibir su consumo el 17 de abril de 2023. Semanas antes, el Gobierno autónomo había decidido bombear el agua procedente de este pantano para garantizar el abastecimiento de los habitantes de Los Pedroches y El Guadiato después de que, a finales de marzo, el pantano de Sierra Boyera se secara por completo, el primero en hacerlo en toda España.

“Esto no lo habíamos vivido ni en la posguerra”, repetían a este diario los vecinos de Pozoblanco que esperaban con sus garrafas detrás del camión cisterna en agosto, cuando llevaban cuatro meses sin poder beber agua potable. No imaginaban entonces que esas colas y el miedo a girar el grifo iban a convertirse en una constante. De fondo, el abandono secular de las administraciones a las que estas comarcas, que luchan contra el declive socioeconómico de la despoblación, están acostumbradas.

Falta de previsión

“Ha quedado en evidencia que, después de varios años de sequía, ni el Gobierno autónomo ni el nacional previeron esta situación. Entristece esa falta de previsión, porque nos hemos salvado gracias a la lluvia”, advierte Aparicio, en alusión a las precipitaciones de marzo que permitieron que Sierra Boyera estuviera al 70% de su capacidad. En este tiempo, tanto la Diputación de Córdoba, de la que depende el abastecimiento de la mayoría de los municipios afectados, como la Junta, que se había comprometido a completar la conexión entre La Colada y la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) de Sierra Boyera en 2009, y el Gobierno central, competente en las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir, donde se ubican los dos pantanos, se han responsabilizado mutuamente de la crisis del agua en la sierra norte cordobesa.

El Ministerio de Transición Ecológica asumió de urgencia la conexión entre la Colada y Sierra Boyera para garantizar que el agua llegara a los hogares —aunque no se pudiera beber― y en noviembre del año pasado —siete meses después de esa prohibición― la Junta licitó por 11,1 millones de euros el proyecto de ejecución de obras para la terminación de la conexión definitiva entre los dos embalses. La Diputación se comprometía a mejorar la ETAP de Sierra Boyera para garantizar la potabilización del agua procedente de La Colada.

“Lo que prima en este momento es situarnos en el problema y actuar a futuro. Hay que empezar a trabajar, porque hemos perdido un año”, advierte Aparicio. La Plataforma reclama la construcción de una potabilizadora de última generación, que se conecten ambos pantanos y que se evite la contaminación de La Colada, provocada por los vertidos a los cauces que los ríos que desembocan allí, derivados de las depuradoras de aguas residuales de muchos municipios que son deficientes, y por los subproductos orgánicos que genera la ganadería comarcal —una de las principales fuentes de ingresos de la zona―. El alcalde de Pozoblanco y presidente de la comarca de Los Pedroches, Santiago Cabello, también ha insistido en no abandonar la construcción de infraestructuras.

Mientras los vecinos empiezan a fiarse de la calidad del agua que sale de sus grifos, con el anuncio de la Junta, los bares dejarán de incrementar sus costes por tener que comprar agua mineral para servir cafés; los niños podrán volver a beber directamente de las fuentes de sus colegios; las residencias no tendrán que esperar al suministro de las garrafas para hacer la comida a los ancianos y el turismo rural —otro impulsor económico de ambas comarcas― podrán recuperar sus niveles de reservas. “Los motores de la zona norte empiezan a funcionar al ralentí”, avanza Aparicio.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.
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