“Hemos probado las mascarillas en las atracciones y no salen volando”
Port Aventura ultima detalles para arrancar, en su 25 aniversario, la temporada más incierta el 8 de julio
El parque Port Aventura abrirá puertas el próximo 8 de julio y lo hará con una única certeza: será imposible acercarse a los volúmenes de visitantes que ha encadenado en los últimos años y que culminaron la temporada pasada con el récord absoluto en los 25 años de historia del recinto: 5,2 millones de clientes. ”Ofrecemos a las familias un entorno seguro para pasar las vacaciones”, afirma Fernando Aldecoa, director general de Port Aventura. La prioridad es dar visibilidad a las medidas de higiene y seguridad que, tras una inversión de 4 millones de euros, se han aplicado en el parque para tratar de garantizar que acceder a sus instalaciones no implica un riesgo extra de contagio por la covid-19.
El visitante deberá pasar un control de temperatura, para lo que en la entrada se ha instalado un sistema que calibra la fiebre de hasta seis personas a la vez, y si está por encima de los 37,5 grados se le derivará a otro punto de control donde hay un segundo termómetro, más preciso, para confirmar el primer dato. En caso de que se ratifique la fiebre, se impedirá el acceso, con la posibilidad de reembolso del dinero de la entrada o de optar por un cambio de fecha. Dentro, la mascarilla será obligatoria para los mayores de seis años. El atuendo protector no conlleva, según las compañía, problema alguno para disfrutar de las sensaciones de atracciones como el Dragon Khan, el Furius Baco o el vertiginoso Shambala. “Sigue siendo una experiencia tan única como ha sido siempre”, indica Fernando Adecoa. “Hemos probado las mascarillas en las atracciones y no salen volando”, asegura Carles Roig, jefe de operaciones del parque. En las pruebas realizadas previas a la apertura, la dirección del parque tampoco ha apreciado inconvenientes en vestir mascarilla en las atracciones de agua.
El aforo del recinto ha quedado reducido a un 30% de su máxima capacidad. La compañía no revela cuál es la cifra tope de personas que caben en Port Aventura, pero fuentes conocedoras de la gestión del parque sitúan en cerca de 40.000 personas el aforo de un día pico. Limitando el número de entradas y concentrando al máximo la venta por internet se quieren evitar las colas y los apiñamientos de gente, para garantizar el espacio de seguridad de 1,5 metros. En las atracciones donde no se da esa distancia mínima entre asientos, se dejarán filas libres.
Las restricciones derivadas del coronavirus añaden lastre a la contabilidad de Port Aventura. La agencia Moody’s ya avanzó hace tres meses que la crisis de la pandemia suponía un impacto negativo para las finanzas de la compañía propietaria del complejo de ocio y dejaba al parque en una situación “vulnerable”. Aldecoa niega que el escenario sea crítico: “La situación financiera es más que holgada”, asegura, y reivindica los números de 2019, en el 55% de los clientes fueron extranjeros, un millón de entradas se vendieron a turistas franceses, y se logró desestacionalizar la temporada. Halloween fue un reclamo para 900.000 visitantes y otros 500.000 visitaron el parque durante la Navidad.
El ERTE se levantará de manera progresiva
En marzo Port Aventura presentó un ERTE sobre 1.700 trabajadores. Con la apertura de las instalaciones a partir del 8 de julio, la empresa ya ha avanzado que irá haciendo “una reincorporación gradual” de los empleados. Se calcula que el día de la inauguración ya estén en sus puestos un 80% de la plantilla y que, durante el mes de agosto, se pueda desafectar al resto de los trabajadores.
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