Cataluña inicia una carrera de seis meses a la caza de 30.000 millones
Administraciones, instituciones y empresas buscan proyectos para optar a las ayudas de la UE
El reloj ya está en marcha. Administraciones y empresas catalanas, como las del resto de España, han iniciado una carrera contrarreloj de seis meses, el mes de abril es el tope, para intentar captar parte de los 140.000 millones de euros que la Unión Europea está dispuesta a inyectar a España a través del Next Generation EU, del Fondo Europeo de Recuperación. Han aflorado proyectos aparcados en cajones por falta de financiación, se ponen a punto otros que se estaban perfilados y muchas empresas, sobre todo las grandes, trabajan ya en cómo beneficiarse del nuevo maná pensado para acelerar la salida de la crisis y la transformación de la economía europea. La Generalitat cree que Cataluña debería recibir unos 30.000 millones (a gastar en cinco años), el equivalente a su presupuesto anual.
“Tenemos una oportunidad de hacer un cambio de modelo, y eso es vital, pero primero tenemos que saber qué modelo queremos para Cataluña”, dice a modo de reclamación Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona. La UE ha armado un sistema que habilita cuatro veces los recursos ofrecidos por la UE en el último quinquenio. Y a ellos optarán proyectos variados, pero basados en las tendencias marcadas desde Bruselas: economía verde, digitalización y biociencias, entre otros. Sean cuales sean, todos los tendrá que canalizar el Gobierno central, pese a las reiteradas peticiones de la Generalitat de querer gestionar los recursos que considera que debería recaer en Cataluña. Esta es una selección efectuada entre una decena de administraciones e instituciones consultadas.
Coche eléctrico. Es uno de los proyectos más esperados. Seat ha anunciado su intención de fabricar vehículos eléctricos en Martorell a partir de 2025. “Los fondos europeos pueden servir para acelerar la transición al vehículo eléctrico, y mantener y potenciar la industria del automóvil en España”, señalan fuentes de la compañía, que afirman que se trabaja en proyectos junto a otras empresas. El agujero que dejará Nissan a partir de 2022 en la Zona Franca es otra oportunidad que barajan diferentes instituciones. El Clúster de la Industria de la Automoción desarrolla un proyecto sobre movilidad sostenible que podría instalarse en esa zona y que tendrá listo en semanas.
Baterías eléctricas e hidrógeno. La construcción de una fábrica de baterías en Cataluña es desde hace un par de años una prioridad para las administraciones como ancla del conjunto de la automoción —Seat lo considera primordial—. La coreana LG Chem y la francesa Schneider Electric estudian su implantación en Barcelona. En todo caso hay otras iniciativas. El fabricante de motos eléctricas Silence tiene dos proyectos para impulsar su negocio basados en la fabricación de celdas de baterías: uno se basa en la automatización de su línea de montaje de packs de baterías, para pasar de 10.000 a 50.000 unidades anuales en tres años; el otro es la creación de un nuevo negocio basado en el alquiler de baterías a través de la creación de unos centros en ciudades en los que se puedan cambiar las baterías de los vehículos cuando no sea posible recargarlos. El Clúster de la Automoción también trabaja en un proyecto para desarrollar tanto baterías eléctricas como la pila de combustible, basada en el uso de hidrógeno.
Diseño de chips. El Barcelona Super Computing Center (BSC), cuyo mayor activo es el supercomputador MareNostrum, quiere liderar el proyecto del chip europeo. “Europa tiene un problema, y es que no es tecnológicamente independiente, dependemos mucho de EE UU y China”, explica Josep Maria Martorell, director asociado del BSC. Uno de los proyectos para cambiarlo es el chip europeo, un procesador pensado para los supercomputadores. “La fase de la investigación la tenemos bastante avanzada, ahora falta el segundo paso, que es ser capaces de diseñar y prototipar un chip”, destaca Martorell. La inversión global para este proyecto es de unos 500 millones de euros, y el BSC pretende captar unos 100 millones de inversión inicial pública y liderar este proyecto.
Empresas tecnológicas. Barcelona Tech City, una asociación que representa a más de 1.200 empresas del ámbito tecnológico, calcula que necesitará unos 50 millones de euros para emprender tres grandes proyectos y ya preparan su candidatura. El primer proyecto que presentará la asociación es impulsar un “campus urbano”. Barcelona Tech City ya tiene dos grandes espacios donde alberga a centenares de empresas emergentes, los llamados Pier, y añadirá el espacio del edificio de Correos. El segundo proyecto es crear aceleradoras de startup para generar un ecosistema de atracción de fondos de inversión y capital riesgo. Y el tercer proyecto es crear un campus de educación “para atajar el problema del paro juvenil con la formación en nuevas tecnologías”. El Consorcio de la Zona Franca también plantea pedir fondos para impulsar sus aceleradoras de empresas basadas en la impresión 3D y la industria 4.0.
Sector aerospacial. La Cámara de Barcelona plantea crear en el ahora infrautilizado aeropuerto de Alguaire (Lleida) un centro aeroespacial de lanzamiento de pequeños satélites, aprovechando el ecosistema formado por casi una treintena de empresas existentes en Cataluña.
Generación de energía verde. Cataluña está a la cola en generación de energías renovables. Tanto desde el Departamento de Territorio como desde la Cámara de Comercio se quiere aprovechar el techo de instalaciones públicas y de las naves situadas en polígonos industriales para instalar placas fotovoltaicas y reducir la huella ambiental en la generación eléctrica.
5G. El desarrollo de la nueva generación de telefonía móvil está en boca de todos. En parte porque Barcelona es la sede del Mobile World Congress y tiene que estar en la avanzadilla y porque es la ciudad donde está uno de los principales operadores europeos de emplazamientos de telecomunicaciones, Cellnex, que advierte que está preparando proyectos para presentar ante la Unión Europea.
Agua. El cambio climático empieza a dejar huella en el litoral mediterráneo, donde la gestión del agua se ha convertido en un problema importante. La Generalitat quiere llevar a Europa un proyecto de reutilización de agua (se prevé invertir 150 millones), la ampliación de la desalinizadora de Tordera para triplicar su capacidad y la creación de una nueva instalación en el ámbito del Foix (Penedès).
Infraestructura hospitalaria. La adecuación de los hospitales de referencia es una de las demandas más acuciantes para el sector sanitario. “El caso más urgente es el Clínic, que está entre los 20 hospitales más importantes del mundo y lo ves y hace sufrir”, explica el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós. El Clínic lleva años intentado buscar una ubicación donde ampliar sus instalaciones, pero no es el único: el hospital Vall d’Hebron también tiene en marcha un proyecto para renovar parte de sus edificios y crecer al otro lado de la ronda de Dalt; en la otra punta de Barcelona, el Hospital del Mar también empieza a quedarse pequeño. “Con los recortes, el capítulo de inversiones en los hospitales se quedó obsoleto, y hay que recuperarlo. Pero no solo en el área metropolitana, sino también por el territorio para poder retener talento. Hay que conseguir un equilibrio territorial”, zanja Padrós. La digitalización de todo el sistema de salud y la incorporación de la inteligencia artificial en la práctica clínica son otros de los proyectos urgentes.
Investigación aplicada. La inversión en estructuras científicas es otra tarea pendiente. Padrós advierte de que, a pesar de que Cataluña es un polo científico atractivo, “no hay estabilidad entre los investigadores” y es preciso reforzar el poder de atracción de los centros de investigación para que los científicos quieran quedarse.
Rodalies. La inversión en infraestructuras más reclamada entre los consultados al considerarse un punto negro de la movilidad en la región metropolitana de Barcelona. La petición de fondos, en todo caso, depende del Estado, ya que la Generalitat únicamente cuenta con la titularidad del servicio.
Muchas más peticiones que con el Brexit
Algunas grandes corporaciones han constituido oficinas internas para desarrollar proyectos, mientras que patronales como Foment del Treball dan desde el pasado mes de julio asesoramiento a aquellas empresas que no tienen tanta capacidad pero que quieren saber si podrían participar. “Todavía falta mucha información para saber por dónde iremos, pero estamos teniendo muchas peticiones en busca de asesoramiento, muchas más que las que recibimos por el Brexit”, explica Kílian García, responsable del área de internacional de la patronal catalana.
La Cambra tiene su propio listado, así como los distintos departamentos de la Generalitat. Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona coinciden en que el anuncio de los fondos europeos es de momento genérico —se tiene que aprobar todavía el reglamento y cada Gobierno tiene que bendecir su plan nacional— y se desconoce todavía el detalle de qué tipo de proyectos podrán presentar a la Unión Europea.
Transporte público en Barcelona. Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona piensan en utilizar los fondos de reactivación para reimpulsar el tramo central de la línea 9 del metro, que conectaría los barrios del norte de la ciudad y lleva más de una década parada por falta de fondos, y la conexión del tranvía, otro proyecto embarrado históricamente por cuestiones políticas. Ambos, paralizados por problemas económicos y políticos, tienen su documentación acabada, por lo que se podrían reemprender rápidamente e, incluso, en el caso de la L9, se podría sacar adelante sin recortar las pretensiones iniciales, tal y como se planteaba la Generalitat, reduciendo estaciones. Ferrocarrils de la Generalitat también plantea pedir ayuda para la conexión de sus líneas del Baix Llobregat, que ahora concluyen en plaza de Espanya, con las líneas del Vallès, que empiezan en plaza de Catalunya. La inversión necesaria supera los 300 millones de euros.
Accesos al puerto de Barcelona. Si Adif quiere aprovechar los fondos de la Comisión para acelerar las obras del Corredor Mediterráneo tras lustros de retrasos, desde Cataluña se quiere incidir en la necesidad de conectar el puerto de Barcelona a través de los accesos ferroviarios definitivos (conectados al corredor) y los viarios para acabar con los cuellos de botella que provoca el tráfico de camiones.
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