Muere Josep Maria Loperena, abogado de los derechos colectivos
Participó en los casos Scala y La Torna, fue director de teatro y ensayista mordaz
Fue director teatral, escritor y, sobre todo, abogado “de causas perdidas”, como dejó dicho en su blog, desde donde seguía persiguiendo los males de la justicia española y defendiendo “los derechos de los trabajadores, los marginados y los más débiles de la sociedad”. Josep Maria Loperena (Alguaire, Lleida, 1938) ha muerto a los 82 años y su desaparición ha encendido el recuerdo de sus colegas de profesión. Será recordado como director de teatro en los 60 y 70, como luchador antifranquista y, sobre todo, como abogado de algunos de los casos más sonados de la transición. “Ha muerto uno de los grandes abogados referentes en la lucha antifranquista y antirrepresiva. Abrió camino a las generaciones posteriores”, escribió ayer Jaume Asens, presidente de Unidas Podemos en el Congreso y antes de eso, como Loperena, abogado especializado en derechos humanos.
Loperena, que afiló sus críticas al sistema en tres libros en clave de humor (El circ de la justícia, El circ de la política y El circ dels corruptes) formó parte del equipo de abogados defensores por el atentado a la sala de fiestas Scala; asistió a Els Joglars en el proceso contra el espectáculo teatral La Torna, que acabó en un consejo de guerra y cárcel y que supuso “la toma de conciencia pública al derecho a la libertad de expresión”, escribió en EL PAÍS; representó a Lluís Llach en su denuncia contra el expresidente español Felipe González por incumplir su promesa sobre la entrada de España en la OTAN.
Dejó su huella en el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, donde fue miembro del comité de derechos humanos. La actual decana, Maria Eugènia Gay, lamentó ayer la pérdida de un “fiel defensor de derechos colectivos”. Loperena conjugó la reivindicación de las libertades “nacionales” de Cataluña —fue el letrado de militantes independentistas investigados por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón— con la defensa de los derechos sociales de los trabajadores. Por eso su trayectoria profesional suscita la adhesión de sindicatos como la CGT, pero también de entidades independentistas como Òmnium Cultural, que ayer recordaron su pugna por las libertades.
Loperena mantuvo encendida la llama del derecho hasta mucho tiempo después, siempre con la mirada puesta en los poderes del Estado. En 2004, dirigió la querella contra el expresidente del Gobierno José María Aznar ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya por la participación de España en la guerra de Irak.
Su intensa actividad como jurista, pensador del derecho y escritor le condujo a polemizar desde su blog, entre otros, con el abogado del expresident Carles Puigdemont, Jaume-Alonso Cuevillas. Loperena cuestionó a Cuevillas, antes decano del Colegio de Abogados y ahora político de la mano de Junts per Catalunya, como defensor de Puigdemont.
Hace apenas seis meses, protagonizó un enfrentamiento con la tertuliana Pilar Rahola, autora de la novela L’espia del Ritz. El abogado considera que es una copia de una novela suya anterior (L’espia del violí) que está basada en el mismo personaje, Bernard Hilda, y se querelló contra Rahola por plagio. Autor de novelas como la premiada La casa del fanalet vermell, no olvidó nunca el ensayo: El poder desnudo, de 2012, era una crítica mordaz (y temprana) de la monarquía española.
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