El temporal aflora la fragilidad de las playas en Cataluña

El viento y los temporales son seguramente los peores enemigos del litoral catalán. El temporal Domingos ha dejado este fin de semana en Barcelona y la costa catalana desperfectos visibles: la playa de Nova Mar Bella de Barcelona, entre los Bac de Roda y Selva de Mar, ha sufrido la erosión del temporal hasta el punto de descubrir algunos cables subterráneos y permitir aún más la entrada del mar. Además, una parte de los muros de formigón del paseo marítimo que contienen el oleaje ha quedado parcialmente derribado por la fuerza del mar, con olas de hasta tres metros de altura y rachas de viento superiores a los 70 kilómetros por hora. En otros municipios costeros, como Castelldefels, Sitges o Montgat, las playas también han sufrido la regresión de la arena por el fuerte viento.

En el interior de las poblaciones se han acumulado caídas de árboles y ramas a lo largo del fin de semana: en Barcelona cayeron una veintena de árboles durante las primeras horas del temporal, el jueves, una cifra “habitual”, según aseguró el Ayuntamiento; y los parques de la ciudad estuvieron clausurados como medida de precaución. La Generalitat también cerró el acceso a las reservas naturales de La Fageda d’en Jordà y el volcán de Santa Margarida (Girona) por peligro de caída de árboles y ramas a causa del fuerte viento.

Tras tres días en alerta, Protección Civil de la Generalitat ha desactivado este domingo por la mañana el plan Procicat por fuerte oleaje “sin incidencias destacadas”, una vez el Servicio Meteorológico de Cataluña dio por finalizado el aviso de peligro. La prealerta por el fuerte viento se ha mantenido hasta el mediodía. Protección Civil recibió más de 1.110 llamadas por casi 800 incidencias en los tres primeros días de temporal.

El escenario da continuidad a los daños ocasionados por los temporales a lo largo de los últimos años, que cada vez más erosionan la superficie arenosa. Ninguno, sin embargo, tuvo el impacto del Glòria, a principios de 2020, en el que las lluvias y vientos continuados durante días engulló las playas de gran parte del litoral e incluso dañó infraestructuras ferroviarias.

Pérdida constante

Los expertos avisan de que la regresión de las playas es un riesgo creciente, y según los estudios de la empresa pública municipal Barcelona Ciclo del Agua SA (BCASA), el litoral barcelonés pierde unos 50.000 metros cúbicos de arena de media al año desde 2010, aunque desde 2015 la cifra cae hasta los 17.000.

Las playas que gestiona el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), por su parte, ya habían perdido un 17% de superficie y un 25% de arena entre 2015 y 2019. El último informe de la institución, en 2022, advertía de que las zonas costeras no tienen las infraestructuras necesarias para hacer frente a los cada vez más frecuentes temporales y de la dificultad de conseguir una regeneración natural en las playas. La arena ya retrocede un metro de media al año en las playas del litoral metropolitano del sur, según el informe.

La pérdida de la superficie arenosa llega por diferentes motivos: el cambio climático (sube el nivel del mar, los temporales son más fuertes y hay cambios de viento y de la dirección del oleaje), las infraestructuras de la costa que modifican las dinámicas del litoral, y la falta de aportación natural de sedimentos por la gestión de los ríos.

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