Feijóo se conjura para atenuar “el ruido” dentro del PP sobre los pactos con Vox hasta el 23-J
María Guardiola y el PP acuerdan dilatar la negociación con Vox en Extremadura hasta después de las elecciones generales, mientras el líder del partido reconoce la dificultad de pactar allí “de momento” con la formación de Abascal
El líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, es consciente de que el actual proceso de negociación de su partido con Vox para formar gobiernos en varias autonomías y ayuntamientos, y en especial la abrupta ruptura entre los dos partidos en Extremadura, ha generado “ruido” y puede provocar desconcierto entre las bases del PP y sus votantes, pero confía en que esa tensión “baje” en las próximas semanas. En una conversación con periodistas este viernes en Madrid, Feijóo ha expresado así abiertamente su esperanza de que los electores que puedan estar un poco confusos —por que el PP acepte gobiernos de coalición con la extrema derecha en unas comunidades y se niegue rotundamente en otras— “entenderán” la estrategia cuando se complete el mapa de pactos tras las elecciones generales del 23 de julio. El PP y su líder en Extremadura, María Guardiola, han convenido “enfriar” la crisis en esa comunidad y retomar las negociaciones con un Vox más debilitado tras el 23-J. Feijóo y Guardiola han coincidido este viernes en el acto de toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid, donde los populares no han necesitado ningún pacto porque tienen mayoría absoluta.
El mensaje que quiso lanzar este viernes Feijóo a su partido, en medio del aparente descontrol que rige las negociaciones con Vox en comunidades que aplican criterios diferentes —sobre todo encarnados en Extremadura, por un lado, y la Comunidad Valenciana por otro—, es que él es una persona “razonable”. Es decir, que no es un líder político imprevisible o desconcertante, pese a los movimientos extraños de estos días en el PP. A Feijóo le agrada presentarse como un político con una “trazabilidad” contrastada y contrario al caos, para contraponerse siempre al presidente socialista,Pedro Sánchez.
El líder popular ha intentado explicar ante un grupo de periodistas que, como se considera un político razonable y también “generoso”, ha sido capaz de permitir pactos con todo tipo de partidos tras las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo. Y ha subrayado que no sólo se ha pactado en estas semanas con Vox, sino también con otras formaciones, que enumeró como Coalición Canaria, Foro Asturias o el Partido Regionalista de Cantabria. En ese paquete incluye los votos regalados por el PP en el Ayuntamiento de Barcelona al PSC o al PSE en Vitoria, para que no gobernaran en esas capitales catalana y vasca partidos independentistas.
“Me critican por pactar con Vox y por no pactar con Vox”, ha llegado a comentar el líder del PP a los periodistas que le pedían que aclarara su postura sobre las alianzas con la formación ultra.
El presidente del PP, y aspirante a presidente del Gobierno, reiteró, además, en comparecencia de prensa que su modelo para gobernar España es el de la mayoría absoluta, para no tener que pactar con nadie: el “modelo de las grandes victorias” que él disfrutó durante sus cuatro mandatos en Galicia y el que ahora se ha producido de manera “inapelable” en Madrid y La Rioja, y que catalogó como “el modelo de las grandes victorias”. Luego precisó que lo que busca el 23-J es “un mandato directo de las urnas” para cerrar luego un Ejecutivo “sólido, fuerte, sin intermediarios” y desalojar del Gobierno “al sanchismo, al populismo y al independentismo”.
A principios de esta semana, Feijóo esgrimió el argumento del distinto porcentaje o “proporción” de votos logrado por Vox en las diferentes comunidades autónomas para justificar que en unas se formara coalición con ellos y en otras no. Este viernes ha dicho que ese argumento era solo “un ejemplo”, pero ha insistido en que no es lo mismo que Vox tenga dos diputados a que tenga cinco. Y ahí ha especificado que, de las nueve autonomías donde su partido tenía la opción de gobernar, está convencido de que en cinco lo va a hacer en solitario, sin Vox, y que en la Comunidad Valenciana sí va a haber una coalición porque sin Vox el PP no tenía los votos para gobernar. En Extremadura también necesita el PP el apoyo de Vox, pero allí, ha dicho Feijóo, el acuerdo “no ha sido posible porque ha habido una divergencia importante” entre los dos partidos que, “al menos de momento”, les separa. Ni Feijóo ni Guardiola, que había acudido como invitada también a la toma de posesión de Ayuso, sentada justo al lado del aspirante a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, quisieron dar por finiquitada cualquier posibilidad futura de arreglar la situación en Extremadura.
El PP ha querido aprovechar la toma de posesión de Ayuso, con mucha expectación mediática, para escenificar un momento de unión de las diferentes voces de los barones y sensibilidades del partido, puestas en evidencia en estas negociaciones posteriores a las elecciones del 28 de mayo con los pactos, pero sin una foto completa de familia de los distintos protagonistas porque el protocolo del evento no lo permitía en el escenario y porque no se buscó la ocasión en otro lugar. Ayuso se ha dejado ver mucho con Feijóo y ha saludado a otros políticos presentes, como el presidente de Castilla y León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, o la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, sentados en primera final, así como a Guardiola y Mazón, que estaban juntos en la cuarta.
La consigna ahora en el PP es enfriar esos conflictos al máximo, al menos hasta el 23-J, cuando Feijóo se la juega. El asunto ha sido abordado por los responsables del PP y la decisión es aparcar esa negociación tan tensa y difícil en Extremadura unas semanas. Fuentes de la cúpula popular extremeña admiten que la propia Guardiola ha aceptado esa solución y que medirá a partir de ahora mucho más sus entrevistas y comparecencias, y han planeado retomar los contactos con Vox después de las elecciones generales. El objetivo es reducir algo el nivel de confrontación demostrado en estos días entre los representantes en Extremadura de PP y Vox, pero también observar si el electorado toma nota de la presión ejercida por la formación ultra y sus exigencias de entrar en el Gobierno y eso debilita a Vox.
Guardiola, cuyos enfrentamientos dialécticos con los dirigentes de Vox le han granjeado durísimos ataques personales en medios de comunicación de la derecha, no piensa en cualquier caso rectificar sus posiciones y principios: es decir, seguirá defendiendo que el partido ultra no debe entrar en su gobierno. A costa incluso de tener que renunciar, llegado el caso, a la presidencia y al liderazgo del PP en esa comunidad. Esa advertencia se la ha hecho llegar en público y en privado a Feijóo, que por ahora la ha respaldado.
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