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TRIBUNA
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El pensamiento mágico, Almeida y las cocinas fantasma

Proponemos iniciar inmediatamente una revisión de la normativa urbanística que evite que la situación se descontrole

Un repartidor recoge un pedido en una de las llamadas cocinas fantasmas del madrileño barrio de Tetuán.
Un repartidor recoge un pedido en una de las llamadas cocinas fantasmas del madrileño barrio de Tetuán.Víctor Lerena (EFE)

Las denominadas darkkitchens o cocinas fantasma ya han aterrizado en Madrid. Se trata de cocinas no abiertas al público que abastecen a domicilios y restaurantes de la llamada quinta gama, aquellos que no elaboran la comida que sirven en sus propias instalaciones. El ejemplo más relevante son las 38 cocinas fantasma que operan en el patio de manzana situado entre las calles Zabaleta, Quintiliano, Cartagena y Canillas, un entorno completamente residencial. Pero no son las únicas. Tetuán y Retiro también las tienen.

Al tratarse de nuevas actividades que no están reguladas explícitamente en el Plan General de Urbanismo, como sucedió en su momento con las viviendas turísticas, la normativa vigente es un coladero para su implantación. En la mayoría de las normas que la rigen, el uso en el que se enmarcan está recogido como compatible (complementario) al industrial en plantas baja y sótano, lo que hace posible su aparición por toda la ciudad.

Como ante cualquier problema sobrevenido, Almeida se dedica a pregonar que la situación está bajo control para que, a continuación, la realidad vuelva a dejarle en ridículo. Lo hemos visto con la pandemia, en la que Madrid ha sido tres veces su epicentro. Lo hemos visto con Filomena, ese temporal para el que “estábamos perfectamente preparados” pero que tuvo a nuestra ciudad dos semanas paralizada. Y lo estamos viendo ahora con el asunto de las fiestas ilegales en pisos turísticos. Almeida dice que la situación está controlada, pero cada fin de semana se multiplican.

Nuestro alcalde, cada vez menos alcalde y más portavoz del Partido Popular, se guía por ese pensamiento mágico según el cual un problema se resuelve con solo decir que está resuelto.

Ante la proliferación de cocinas fantasma, intuimos que Almeida y su corporación van a actuar de la misma manera, por lo que les proponemos iniciar inmediatamente una revisión de la normativa urbanística que evite que la situación se descontrole. Tomando como referencia el plan para la regulación de actividad y viviendas turísticas, aprobado por el gobierno de Carmena y avalado recientemente por el TSJM, se podrían establecer las condiciones oportunas para limitar la implantación de esta actividad y decretar, hasta su aprobación definitiva, una moratoria que impida el previsible aluvión de solicitudes de licencia. Gracias a nuestra actuación, Madrid cuenta hoy con un instrumento que permite al Ayuntamiento limitar y controlar la implantación de viviendas turísticas.

Pues bien, les pedimos que hagan lo mismo en el caso de las cocinas fantasma. Que revisen la norma y apliquen esa moratoria para que la ciudadanía madrileña no vuelva a resultar perjudicada por la imprevisión del gobierno municipal. Que esta vez no ocurra lo mismo que ha sucedido con la pandemia, con Filomena o con las fiestas ilegales. Estamos dándoles la oportunidad de hacerlo. Y de hacerlo a tiempo.

José Manuel Calvo es concejal de Más Madrid en el Ayuntamiento y exdelegado de Desarrollo Urbano Sostenible

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