Memes en las paredes de Madrid
Para bien y para mal, en esta ciudad nos desahogamos sobre las tapias como quien publica un tuit
Ocho de marzo. Abril, mayo, junio, julio, agosto y casi septiembre. Este fin de semana, tras prácticamente seis meses emborronado de negro, regresa el mural feminista de Ciudad Lineal que alguien decidió destruir durante la celebración del Día de la mujer de este año. Tengo mis muros repletos de comentarios sobre la reconstrucción. Me refiero a los de Twitter y Facebook aunque, llegados a este punto, podrían haber aparecido en los de mi casa. La polarizada conversación en torno a género, igualdad y otros tantos asuntos sociales ha saltado al plano físico y ha terminado ahí, en las paredes de Madrid. Para bien y para mal, en esta ciudad nos desahogamos sobre las tapias como quien publica un tuit.
Hace unas semanas, la fachada de la librería Mary Read amaneció con varias pintadas llenas de transfobia que no hace falta reproducir. Es un acto vandálico. Y no solo porque agrede a una propiedad privada. Mientras, el nombre de Millán Astray reaparece en una calle del distrito de La Latina. Como si fuera un mensaje de odio publicado en una red social que un día desapareció y que ahora un usuario decide resucitar al sentir que las circunstancias le son favorables para mantener tal discurso. La placa dedicada al general franquista que ha recuperado el Ayuntamiento de Madrid elimina la de la maestra Justa Freire, con el apoyo de una sentencia judicial.
En cuanto a la obra que, antes de encontrarse con manchones negros, reproducía los rostros de la anarquista Emma Goldman, la cantante Nina Simone y la líder indígena Rigoberta Menchú, entre otras, el gobierno de Martínez-Almeida ha contratado por fin al colectivo Unlogic Crew, autor de la original, para restaurarla. Esta vez, se le ha aplicado un barniz especial antivándalización que permite retirar posibles pintadas sobre ella sin necesidad de crearla desde cero.
En vez de recrearnos en las frases tránsfobas plasmadas en Mary Read, lo mejor sería recordar a Goldman, Simone y Menchú, que resisten en Ciudad Lineal y en tantos otros muros físicos y virtuales
En este largo medio año de espera han surgido más de 60 réplicas del mural por toda España. Es un ejemplo perfecto de lo que es un meme: un rasgo cultural o de conducta que se transmite de unos a otros. También define el ya famoso efecto Streisand: al intentar eliminar un mensaje, los censores llaman la atención en torno a él hasta que se publicita y reproduce de forma exponencial. Son conceptos que nos ha enseñado el mundo digital pero que ya existían antes de que decidiéramos definirlos. Por desgracia, estos fenómenos también funcionan en el caso de las agresiones contra el colectivo trans en Mary Read. Por eso, en vez de recrearnos en las frases plasmadas en la librería, lo mejor sería recordar a Goldman, Simone y Menchú, que resisten en Ciudad Lineal y en tantos otros muros físicos y virtuales.
Ese barniz mágico que ahora las protege también existe en Twitter. Hay un botón al lado de cada publicación que, a menudo, hace desaparecer agresiones verbales contra minorías y colectivos desfavorecidos. Acostumbrémonos a denunciar los mensajes que las incluyan. En especial si los lanzan partidos políticos.
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