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Casi el 15% de los médicos de urgencias rurales de Madrid renuncia a su puesto: con ansiedad, sin dormir y con Irlanda en el horizonte

Los sanitarios no sabían su nuevo destino y horario con menos de 24 horas de antelación de que empezara el nuevo plan de las urgencias extrahospitalarias de Ayuso

Medicos urgencias Madrid
Dos personas mayores con mascarilla delante del Centro de Salud Pavones, con carteles en la fachada en protesta por el cierre de las urgencias.Eduardo Parra (Europa Press)
Berta Ferrero

A menos de 24 horas para que este jueves comience el nuevo plan de las urgencias extrahospitalarias de Isabel Díaz Ayuso, los chats de médicos afectados ardían. “¿Dónde tengo que ir?”, “¿a qué hora empiezo?”, “¡Pero qué caos es este!”. Eran las siete de la tarde del miércoles y nadie, o casi nadie, tenía ni idea de cómo iba a cambiar su vida profesional a partir de este jueves a las tres o a las cinco de la tarde, según el Centro Sanitario 24 horas al que haya sido destinado. Solo los 16 sanitarios que durante los dos últimos años han estado trabajando en el Hospital Enfermera Isabel Zendal (HEIZ) y que formaban parte de los antiguos Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) contaban con su destino. Las horas pasaban por la tarde y los sanitarios miraban de manera compulsiva el correo. “He contactado hasta con las direcciones asistenciales para ver qué podían decir, pero tampoco sabían nada. Las planillas las están confeccionando desde Recursos Humanos y nadie sabe si tiene que ir a trabajar a otro municipio, a otro centro o en qué horario. La gente va a actuar por inercia. Un auténtico despropósito”, contaba a última hora de la tarde de este miércoles José Miguel Enguidanos, médico de 62 años del Servicio de Atención Rural (SAR) de Cadalso de los Vidrios. Hasta que a las 23.45 empezaron a llegar las noticias por goteo. Y con sorpresas. “Una enfermera que está de guardia [sale a las 8.00] se acaba de enterar de que tiene que entrar mañana [por este jueves] a las tres de la tarde. No se respetan los descansos. Está todo el mundo igual. Un desastre”, se quejaba Enguidanos casi a las doce de la noche, pendiente de que le avisaran a él sobre su destino. Muchos correos llegaron de madrugada. A las dos. A las tres. A las cuatro. Y al día siguiente, a trabajar.

A la incertidumbre de los médicos que continuarán en el nuevo plan, se añade la de los que han decidido que se van. Como Ciara Castillo, de 40 años y médico de familia del SAR de Torrelodones. “Tras meses con ansiedad por lo que venía, sin dormir, empastillada y todo, he renunciado porque no puedo cambiar de horario por temas familiares. Esto es indigno”, contaba la doctora, lamentando que, como es interina, la Comunidad de Madrid le ha comunicado que por renunciar no podrá trabajar durante un año en el Servicio Madrileño de Salud (Sermas). Como ella, la escalada de renuncias se ha acentuado en los últimos días. De 210 médicos, al menos 30 habían firmado el finiquito antes de empezar.

La Comunidad de Madrid ha informado este jueves que el número de profesionales que ha comunicado que no iba a ocupar su puesto ha aumentado hasta 94. “Se van a cubrir con suplentes (por el momento 11). Si no surgen nuevas bajas o ausencias, los centros estarán operando con el 81% de los profesionales”, ha explicado la Administración en un comunicado. El problema se agranda.

El SAR de Torrelodones se va a quedar en los huesos. De seis médicos que estaban en activo hasta ahora, dos han mandado ya la carta de renuncia, una ha pedido una excedencia indefinida, otra se está pensando muy seriamente qué hacer con su vida y otro valora la opción de cambiarse de comunidad autónoma. En el Villadelprado, por ejemplo, la situación se repite. De seis, tres ya han dicho que lo dejan. Son médicos que llegaron a los SAR porque necesitaban conciliar con sus situaciones personales y los horarios de las urgencias de los centros rurales se lo permitían. “Tampoco era un chollo, ¿eh?”, insiste Enguidanos. “A cambio nosotros nos encargábamos de hacer las noches, los fines de semana, los festivos como Navidad, Reyes, Semana Santa... turnos que nadie quería. Pero lo hacíamos de forma voluntaria por dos razones: o somos personas mayores que necesitamos tiempo para otras cosas, o son médicos jóvenes con niños muy pequeños que necesitan conciliar”.

Ese último caso es el de la doctora Castillo, que tiene una niña de cinco años y un niño de siete. “Todavía no pueden quedarse solos en casa y mi marido llega a última hora de la tarde”, justifica. Por eso ha estado compatibilizando su profesión con su vida familiar durante todo este tiempo. Hasta que llegó el nuevo plan de Ayuso y todo se le vino abajo. “Como ahora no puedo trabajar en el Sermas, me plantearé irme a trabajar a la privada o incluso a Irlanda. Lo hemos hablado y es probable que nos vayamos todos. Al principio iré alguna semana suelta para hacer sustituciones y cuando estén todos los papeles en orden nos iremos. Allí tienen condiciones de trabajo dignas”, explica.

En la misma situación se encuentra su compañera Marina Nevado, de 37 años, y médica del SAR de Torrelodones hasta hace unos días. Ya ha mandado su carta para pedir una excedencia porque le angustiaba tener que trabajar ahora por las tardes, un tiempo de oro que necesita para cuidar a sus hijos de dos y tres años. “Me han dicho ahora que la tenía que haber pedido con 15 días de antelación, así que tendré que trabajar hasta el 7 de noviembre. A ver cómo me las apaño. Van a tener que venir mis suegros de fuera para estar esos días con los niños”, explica. En su horizonte también se encuentra Irlanda. Su marido, anestesista del hospital 12 de Octubre, no ve con malos ojos emigrar y trabajar allí, donde los médicos son recibidos con los brazos abiertos.

En el trasfondo de estos pequeños dramas de los médicos madrileños de los 41 SAR y los antiguos 37 SUAP, que tampoco podrán volver a sus antiguos puestos de trabajo, se encuentra una negociación que ha durado hasta este miércoles entre los cinco sindicatos que anunciaron una huelga indefinida (Satse, CC OO, Amyts, CSIT UP y UGT). Todos menos Amyts han firmado un acuerdo por el que asumen que han conseguido mejorar las condiciones laborales que en principio estaban previstas en el plan.

Es cierto que los sanitarios de los SAR sumarán 1.642,5 horas al año, como estaba previsto, pero se les realizará la ponderación que marca la ley con los turnos nocturnos, por lo que acabarán computando 1.514 horas. Otra victoria conseguida fue que no tendrían la obligatoriedad de realizar guardias, sino que, como el resto de profesionales de atención primaria, serán voluntarias. Además, podrán seguir agrupando las horas durante los horarios actuales, es decir, noches, festivos y fines de semana, y estarán adscritos a un centro de trabajo específico, y no a una zona como se pretendía. Además, la Administración se ha comprometido a negociar en el plazo de los próximos dos meses un plan detallado de los nuevos Centros Sanitarios 24 horas que garantice la calidad asistencial de los usuarios.

Los carteles de Ayuso

Los centros sanitarios llevan días empapelados con carteles: Ayuso cumple con Villalba. Ayuso cumple con Torrelodones. Ayuso cumple... Pero muchos de los médicos no han querido ratificar el acuerdo con la Administración porque no les convence, aunque reconocen los avances. “Esto que quieren hacer es como tener un hijo y dividirlo por la mitad. Al final el niño se muere. O como poner la mitad del depósito de gasolina para ir al País Vasco. Pues seguramente te quedes en Albacete. Es lo que va a pasar. Va a ser un fracaso porque con la mitad de médicos no se puede hacer el mismo trabajo”, explica Enguidanos, de Amyts.

Según el plan, de los 360 médicos que antes estaban repartidos entre los 41 SAR y los 37 SUAP (los nuevos 78 Centros Sanitarios 24 horas), ahora solo habrá 210, es decir, los que ya trabajaban en los SAR, aunque han sido llamados a trabajar 234 de diferentes áreas (alguno de atención primaria). Mientras, los médicos que trabajaban en los SUAP y fueron distribuidos entre el Hospital Enfermera Isabel Zendal (HEIZ) y las unidades de atención domiciliaria (UAD) provisionales creadas durante la pandemia se dividirán. Los que fueron destinados al hospital de pandemias (16) acabarán formando parte de la plantilla de atención primaria y, por tanto, de los nuevos Centros Sanitarios 24 horas. Los segundos, seguirán bajo la tutela del Summa 112, como han estado desde 2004, cuando se cambió el Plan Integral de Urgencias y Emergencias Sanitarias de la Comunidad de Madrid. Eso significa que ya no volverán al puesto fijo que tenían en su centro de salud y continuarán en los UAD, es decir, en una unidad móvil que atiende a pacientes en domicilios.

“El ambiente está muy caldeado. Hay mucha indignación”, explicaba este miércoles Javier Bermejo, médico del Summa que en 2020 trabajaba en un SUAP de Collado Villalba. A él le hubiera gustado volver a su antiguo puesto de trabajo y prevé también movilizaciones de sus compañeros del Summa 112, incluso sumarse a la huelga que va a convocar Amyts. Y augura: “Esto ha sido el cierre en falso de una herida y va a empezar a supurar en breve”.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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