Sin balance del polémico parque navideño Árticus
La productora del evento, muy criticado por problemas de organización y de masificación, se niega a hacer públicos sus resultados en asistencia y ganancias y solo asegura haber obtenido “los beneficios esperados”
“Considero que ha sido una estafa, ya sé a dónde no hay que volver en Navidad. Me pregunto en qué tipo de público estaba pensando el que ha montado semejante cutrez. Todo lo que hay son leds. Los espectáculos, sosos y austeros a más no poder. Lo único espectacular habrán sido los beneficios”. Así reza una reseña publicada el 9 de enero en Google sobre el parque de atracciones navideño Árticus, un día después de que la instalación echara el cierre tras cubrir la temporada navideña en la Casa de Campo. Y como esta, muchas más. La productora de Árticus, LETSGO, se ha negado a hacer un balance del debut del parque, que fue duramente criticado en redes sociales e internet tras el colapso del recinto en los primeros días de apertura. La empresa se ha limitado a indicar que ha alcanzado los beneficios que esperaba.
La puntuación de Árticus en Google, cuya productora es la misma que la de Naturaleza Encendida en el Real Jardín Botánico, es un pírrico 1,8 y acumula 73 comentarios, aunque en muchos de estas reseñas se denuncia que las quejas que publicaron anteriormente fueron borradas. Las críticas se dirigen, en su mayoría, al alto precio de las atracciones y de la comida, al descuido de las instalaciones, a la mala calidad de los espectáculos y a la mala organización del parque. La única atracción que salva el público es el espectáculo de Peter Pan on Ice, que completó el 95% del aforo, según la empresa.
ESTAFA ARTICUS: Video del “Grandioso” de Articus, imagen del “gran parque de la Navidad de Madrid”. Mi hijo pequeño pensaba q era un reno. Cuesta 9€ por persona entrar a ver esto: pic.twitter.com/iASvnDqJrC
— Lidia Camón (@lamartineee) December 29, 2022
El proyecto, que había generado una gran expectación, se estrenó con mal pie el 16 de diciembre. Los dos primeros días de funcionamiento, que eran de puertas abiertas, muchas de las familias con reserva de entrada se quedaron fuera del recinto porque el parque estaba colapsado, al presentarse otras tantas sin registrarse previamente. La empresa emitió un comunicado en el que prometía que “todos los afectados recibirían el importe de sus gastos de gestión ―aunque las entradas eran gratuitas, había que pagar por hacer la reserva― en un plazo máximo de 72 horas”. Sin embargo, algunas reseñas denuncian que les “anularon las entradas pocas horas antes” y que, para recuperar el dinero, tuvieron que enviar varios correos y tardaron “casi un mes” en solucionar el problema. Aunque la empresa prometió solventar los fallos, los usuarios que acudieron después siguieron señalando sus carencias.
¿Llenaron todos los días, qué resultados ha tenido una iniciativa que ha supuesto una inversión de ocho millones de euros? La opacidad de la empresa es total. Según la jefa de prensa de la productora de Árticus, “no se van a publicar los datos del balance tras haber acabado el proyecto porque la dirección de la compañía no lo ha aprobado”. La responsable de prensa solo revela que se han cumplido las expectativas en cuanto a beneficios, pero se desconoce a cuánto asciende esta cifra, ya que no comunicaron sus previsiones de beneficios ni en la presentación del parque ni ahora, después de cerrarlo. Tampoco responde a la pregunta de si se plantean repetir la iniciativa las próximas navidades. El director ejecutvio de LETSGO, Iñaki Fernández, no ha ha querido ser entrevistado por este periódico, ni siquiera por teléfono, ya que esta semana se encontraba trabajando en París.
El Ayuntamiento de Madrid, que alquiló el espacio y tramitó los permisos para montar el parque, tampoco quiere hacer balance del asunto: “No podemos, los datos los tiene la empresa y aún no sabemos siquiera si van a pedir repetir”. El Consistorio también puso en marcha un plan de movilidad especial para facilitar el acceso, que reforzaba las líneas de transporte público de las que dispone la zona. Los cálculos del área de Movilidad y Medio Ambiente apuntaban a una afluencia de 25.000 personas diarias, pero la organización del parque, que alcanzaba los 100.000 metros cuadrados, dobló la apuesta en cuanto al aforo.
Las quejas no solo son de los asistentes, también de los vecinos de la zona, ya que generó muchos problemas de tráfico: “El barrio de Puerta del Ángel y toda la Casa de Campo colapsados por esta atracción. Evidentemente, no era el lugar para situar algo así. Atascos de cientos de coches alrededor de toda la zona”.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, fue el encargado de encender las luces del parque en la inauguración de la tarde del 16 de diciembre, mientras los asistentes se agolpaban en la puerta desde hacía horas por una confusión en los horarios. En ese momento, la productora ya había vendido 450.000 entradas y estimaban que las visitas alcanzarían el millón de personas. Exceptuando los dos primeros días, la entrada al recinto costaba 7,50 euros. Este ticket permitía visitar todo el recinto, pero para disfrutar de cualquier atracción había que volver a desembolsar dinero: seis euros por cada atracción en la feria, 10 por entrar al iglú bar y cuatro por patinar en la pista de hielo, entre otras atracciones de pago. La entrada con espectáculo costaba en torno a los 10 euros también por persona.
El parque, llamado Árticus: la estrella de la Navidad, no era ni navideño ni del Ártico. Contaba con un espectáculo de dinosaurios robotizados, un área de restauración con puestos de comidas del mundo como pizza, perritos calientes o hamburguesas, atracciones de feria y stands de empresas como Nintendo, Lego y PlayStation y otro de la revista Hola!. Eso sí, había una senda con animales iluminados del Ártico, como lobos y osos polares. Pero también pingüinos, que en realidad habitan en el hemisferio sur.
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