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Cursos foráneos, una vía que promete

Además de dominar otros idiomas, estudiar en el extranjero aporta flexibilidad y adaptabilidad a entornos cambiantes, cualidades valoradas por las empresas

EXTRA FORMACION 2 08/09/24
damircudic / GETTY IMAGES

Aunque no existen datos oficiales, por su experiencia, Pablo Fernández, desarrollador de negocio de Plan Zero, empresa especializada en asesorar a alumnos que quieren estudiar en el extranjero, señala que el estudiantado español “cada vez valora más realizar sus estudios superiores en el extranjero”.

Las ventajas, según el experto, son varias: por un lado, claro, el dominio de otros idiomas, fundamentalmente el inglés, aunque a veces incluso otra tercera lengua. Por otro, el desarrollo y crecimiento personal que aporta a los jóvenes salir de su zona de confort, “favoreciendo su flexibilidad y adaptabilidad a entornos cambiantes, una cualidad muy valorada por las empresas”. A todo ello, Carles Padilla, vicerrector de Internacionalización de la Universitat de Valencia (UV), añade la forja de amistades internacionales —no solo del país de destino—; “una toma de contacto con diferentes culturas y formas de ver el mundo que los ayuda a abrir su mente, a pensar de forma global, y a ser más tolerantes con la diversidad”. En ese sentido, por último, Fernández añade la oportunidad de, finalizados los estudios, tener una primera experiencia laboral en el país de destino, “con buenos salarios, para regresar después con una interesante red de contactos profesionales de diversas partes del mundo”.

Esa idea de “regresar después” tiene que ser muy tenida en cuenta por los estudiantes españoles a la hora de decidir en qué país estudiar su grado universitario. Sobre todo para no encontrarse, al retornar, problemas a la hora de validar sus estudios en España y poder acceder a puestos de trabajo. “Todos los títulos oficiales del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) son reconocidos mutuamente por todos los países miembros de la Unión Europea”, explica Carles Padilla. Su afirmación la confirma Mónica García Acón, letrada de HT Abogados, bufete especializado en homologación y convalidación de títulos, quien señala que los estudiantes españoles que obtienen titulaciones en universidades u otras instituciones de educación superior de Estados miembros de la UE “disponen de un procedimiento específico de reconocimiento establecido por directivas comunitarias que comporta una considerable simplificación de los trámites y que, además, opera de forma automática para un gran número de profesiones, generalmente pertenecientes al ámbito de la salud, que cuentan con formación armonizada en todos los Estados miembros”.

Valoración del empleador

En general, como señala la abogada, en el supuesto de profesiones libres —que son la norma general—, este reconocimiento no es estrictamente necesario ya que no es obligatoria la exigencia de posesión de título alguno y, por tanto, tampoco el reconocimiento de la formación extranjera acreditada por el solicitante de empleo. “Corresponde al empleador la valoración, junto al resto de méritos y aptitudes, de la formación poseída por el aspirante”, apunta.

Un caso distinto es el de las citadas profesiones del ámbito de la salud, así como otras reguladas en España, caso de algunas ingenierías, arquitectura, abogacía o docencia (infantil, primaria, ESO, bachillerato y FP), que exigen la homologación de los títulos universitarios obtenidos en el extranjero para ejercer laboralmente en España. De ahí la necesidad de elegir bien dónde se cursan estas titulaciones. Como explica García Acón, el trámite de reconocimiento de títulos obtenidos en la UE conlleva tres o cuatro meses, pero cuando se trata de títulos obtenidos en un país no perteneciente a la UE, se precisa homologación mediante un procedimiento que requiere de formalidades documentales (legalización, apostilla, traducción oficial de documentos), y que debe realizar el poseedor del título previamente en el país expedidor antes de iniciar la solicitud en España. “Desde hace cinco años los retrasos en la instrucción y tramitación de los expedientes por parte de la Administración superan los tres años. Y a ello debe añadirse que no siempre el resultado de la homologación supone una resolución favorable, sino que, respecto de muchas profesiones, se exige la superación de requisitos formativos complementarios, lo que supone una intervención posterior por una universidad española”, explica García Acón.

Consejos útiles

Además de tener en cuenta estas trabas burocráticas que puede acarrear cursar una titulación en el extranjero —especialmente fuera de la Unión Europea— para luego ejercer una profesión regulada en España, los expertos consultados ofrecen varios consejos que pueden ser útiles a los estudiantes españoles que estén pensando en dar este paso. Entre ellos, se encuentra planificar con antelación para hacer una buena elección de universidad y asegurarse de que se cumplen los requisitos de entrada; valorar varios destinos y revisar tasas de matriculación y costes de vida; tener en cuenta las conexiones por avión o tren con España, o poseer —como mínimo—un nivel intermedio de la lengua en la que se van a cursar los estudios.

En ese sentido, una vez en la ciudad y en la universidad de destino, Carles Padilla recomienda a los alumnos “inscribirse en todos los cursos de idioma gratuitos o subvencionados que les aporte la institución y participar en todas las actividades académicas o extraacadémicas que organice la universidad para sacar el máximo partido a la experiencia y conocer al mayor número de personas posible”.

Expatriados

Según los últimos datos disponibles, durante el curso 2021-2022 el número de estudiantes españoles salientes a través de programas de movilidad (incluido Erasmus) fue superior a 46.000. La beca Erasmus, que puede cubrir hasta 12 meses en grado y 12 meses en máster, puede ser una alternativa para matar el gusanillo de estudiar en el extranjero y ahorrarse luego problemas burocráticos. 
“Además de la ayuda económica, la beca Erasmus te da la garantía de que los estudios que curses en la universidad de destino se van a incorporar de manera sencilla a tu currículo”, ­sostiene Carles Padilla. El vicerrector de Internacionalización de la Universitat de Valencia apunta que, además, una estancia de un semestre o de un año completo es una opción “más asequible para la mayoría de las familias”.

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