Ensalada de sandía al grill con queso feta
La fruta que reina en el verano se acerca a otra protagonista de la estación, la barbacoa, para terminar en una ensalada con queso y frutos secos. Si no tienes pensado hacer fuego, siempre puedes usar la plancha.
Si hay una fruta que represente el verano, esa es la sandía. ¿Quién no se ha visto con la comisura de los labios chorreando el delicioso zumo de esta cucurbitácea hasta los codos? Su refrescante sabor acompaña días de sol, playa y campo. Después de comerla a cubos, tajadas, en gazpacho, ensalada o incluso marinada con un poco de lima, chile y sal, es el momento de comerla asada.
La idea surgió cuando, hace unas semanas me topé con un vídeo en el que se ve cómo asan una sandía. La receta en cuestión es de un restaurante neoyorquino que marinaba, deshidrataba, ahumaba y luego terminaba en la sartén la sandía, consiguiendo que tuviera el aspecto de un jamón asado, con sus cortes transversales y todo. Un proceso que duraba una semana y que veo poco reproducible en casa, la verdad. Pero mi curiosidad se picó y me dije que tenía que probar la sandía cocinada.
Cocinar frutas nunca ha sido santo de mi devoción, con excepción de la manzana en cualquier cosa que se asemeje a un bizcocho, la cual me fascina. Pero aún así, me he atrevido con peras, arándanos, fresas, melocotones e incluso plátanos, pero nunca con sandía.
Para cocinar sandía, podemos empezar con un simple ‘vuelta y vuelta’ en la parrilla en lugar del largo proceso descrito arriba. Para ello, lo mejor es cortarla a triángulos, manteniendo la corteza para que así no se nos rompa cuando le demos la vuelta. Con cocinar 2-3 minutos por lado es suficiente y es recomendable hacerlo con el fuego bien alto. El calor carameliza el dulzor de la sandía y le da un ligero toque ahumado, pero si queremos intensificar el sabor, lo mejor es utilizar un poco de azúcar acompañado de otros ingredientes que contribuyan al sabor, como algún cítrico rallado o incluso algún picante, como chile en copos.
El resultado es extraño, no te voy a engañar. Supongo que el cerebro espera ese sabor fresco y dulce de la sandía, que cambia a uno ligeramente ahumado e intenso. La textura también es diferente, pues la pulpa es más firme que cuando está la sandía cruda y eso contribuye de nuevo a ese choque de expectativas. Pasado el primer impacto, y combinada con la acidez de unas gotas de zumo de lima y la salinidad del queso feta, tengo que reconocer que se convierte en una forma interesante de comer sandía, al menos para probar una vez y salirse de lo cotidiano un día de barbacoa.
Ingredientes
Para 4 personas
- 1 kg de sandía
- 30 g de azúcar moreno
- La ralladura de 1 lima
- 75 g de rúcula
- 75 g de queso feta
- 4 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
- Menta picada al gusto
- Un puñado de piñones tostados
Instrucciones
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