El enigma de Amaia Montero
La cantante, con su comportamiento errático y sus extraños mensajes, siembra la duda sobre su estado y su futuro profesional
“Amaia Montero no concede entrevistas en este momento”, responden tajantes desde su discográfica. No habrá, por tanto, explicaciones al impactante anuncio que hizo la cantante en sus redes sociales el pasado lunes. “Necesito curarme, adiós”, anunció a sus seguidores de Instagram después de protagonizar una trifulca con algunos de ellos a raíz de una foto que subió la donostiarra junto a su perro con motivo del Día Internacional del Beso. Desde su oficina de representación, silencio. Una retirada, el reconocimiento de la necesidad de curarse de algo, pero ninguna respuesta por su parte ni de su entorno. Sin embargo, ella ha seguido publicando mensajes, cada cual más enigmático. “Si no lo vives... No sabes... No entiendes”, tuiteaba poco después de anunciar su adiós, transformado ahora en un aviso fijado en su perfil con las palabras “Hasta pronto”. La retirada ha pasado de definitiva a temporal para componer su nuevo disco, y en principio habrá regreso de la artista pop española con más ventas de la historia. De momento, hay una mujer de 43 años que, a diferencia de épocas recientes en las que la polémica le sirvió para acompañar sus lanzamientos musicales y también su éxito, ahora parece que simplemente lo está pasando mal. Todo ello en un momento muy complicado para el mundo entero, en pleno confinamiento por la crisis de la Covid-19.
La primera duda que surge tras leer el mensaje de despedida de Montero es si anunciaba su retirada de las redes sociales o de la vida pública en general, incluyendo sus proyectos profesionales. En ambos escenarios, el virtual y las tablas, la artista ha protagonizado diversas polémicas en los últimos años y todo apunta a que se tomará un descanso a todos los niveles. Lo siguiente es si la decisión de tomarse este tiempo sabático ha sido meditada o fruto de un calentón con esa fan que le reclamaba “fotos nuevas” mientras ella compartía una instantánea muy especial, un recuerdo antiguo junto a su perro. Una pérdida de nervios que estos días están a flor de piel por la preocupación que se vive a causa del coronavirus y por las consecuencias de estar encerrados en casa. Ella vive confinada y sin ninguna actividad profesional. Al comienzo del estado de alarma, a mediados de marzo, publicó varios mensajes de motivación y, como han hecho muchos otros artistas, anunció un directo desde su casa y pidió a sus fans que le ayudasen a elegir las canciones. Sin embargo, tres días después, anunció que cancelaba esa actuación. “No me encuentro bien físicamente para hacerlo, mucha fuerza y todo mi amor”, explicó. Pasados los días es evidente que el altercado con sus seguidores del pasado lunes fue solo el detonante, y que el principal motivo para poner tierra de por medio es que ella está mal desde hace tiempo.
Falta por conocer cuál es esa dolencia que aqueja a la exvocalista de La Oreja de Van Gogh y que necesita sanar. También qué la ha provocado. Aquí entran todo tipo de especulaciones y comentarios de sus propios seguidores, muy preocupados y movilizados ante la marcha de su diva. No parece que venga de ahora. Antes de lanzar su cuarto álbum en solitario, Montero fue objeto de numerosas críticas por su imagen y por una actuación de promoción errática en Cantabria, calificada por los asistentes de “bochornosa”, incluso de“recital de gallos”. Empezó una hora tarde, y se vio a la cantante parar durante el show para corregir a los músicos y técnicos, visiblemente enfadada. Les dijo en inglés frases como “esto es un desastre” o “no sé ni donde estoy”. Se dijo que estaba borracha, aunque ella lo negó todo.
Poco después, olvidó parte de la letra de una canción en un programa de televisión, y aquello revivió los ataques que la vasca sufre desde hace años. Aumento de peso, una cirugía plástica no confirmada que habría cambiado su rostro, y una presunta afición al alcohol que podría ser el detonante de los fallos en sus directos. Todos esos comentarios han vuelto a cobrar vigencia desde que Amaia explotó en las redes a principios de semana. Pese a todo, la cantante se refugia en el cariño de sus admiradores, y ha compartido en redes una iniciativa de sus fans, un movimiento con la etiqueta “En los zapatos de Amaia”. Justo lo que ella les pedía, empatía ante su mal momento. Confía en que volverá con fuerza para continuar en su trono de reina del pop español, un estatus conseguido tras vender ocho millones de discos. Antes, tendrá que dejar atrás lo que le hace sufrir, sea lo que sea, y que ella misma explica en uno de sus últimos tuits como “la pena que deja plomo en las alas”. También la certeza de que de las peores crisis de los creadores han surgido algunos de los mejores discos de la historia.
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