Kanye West se declara ahora en guerra contra la industria de la música
El rapero ha publicado un vídeo orinando sobre uno de sus premios Grammy y amenaza con no hacer música nueva hasta que no pueda ser propietario de los derechos de sus canciones
Kanye West está en guerra con el mundo, o consigo mismo, o con todos a la vez. Hace unos meses anunció su candidatura a la presidencia de Estados Unidos y el asombro dio paso a la preocupación cuando en paralelo a sus primeros actos de campaña comenzó a lanzar erráticos tuits sobre su familia, reflexiones sobre el momento en el que su esposa, Kim Kardashian, dudó sobre la posibilidad de abortar cuando estaba embarazada de una de las hijas del matrimonio, y lo que parecían peticiones de auxilio porque afirmaba que ella quería encerrarlo en un psiquiátrico. Esa etapa se cerró, no se sabe si en falso, con las explicaciones que se vio obligada a dar Kardashian sobre la bipolaridad que padece West.
La parte política aún colea y el famoso rapero y millonario empresario sigue siendo formalmente candidato en doce Estados, se ha gastado entre julio y agosto gastó casi siete millones de dólares de su bolsillo en la candidatura y, aunque es matemáticamente imposible que llegue a la Casa Blanca, sí puede arañar votos cruciales en dos territorios. Una situación que avala la interpretación de que realmente su candidatura es más una estrategia para perjudicar a los demócratas que quieren desbancar a Trump de la presidencia que un deseo claro de llegar él a ser el mandatario de Estados Unidos.
Parece que estos frentes abiertos no son suficientes para Kanye West y ahora ha iniciado otra batalla contra la industria de la música. Una pelea que ha comenzado, públicamente al menos, subiendo un vídeo a su cuenta de Twitter –en la que tiene 30,9 millones de seguidores– en el que se supone que es él mismo el que está orinando encima de uno de sus premios Grammy que aparece dentro de la taza de un váter. Un gráfico y polémico símbolo de la pelea que mantiene con las discográficas Universal y Sony para intentar recuperar los derechos de su música. La publicación realizada este miércoles por la tarde va acompañada de toda una declaración de intenciones: “Créanme, no pararé”.
Según publican medios estadounidenses West comenzó a batallar contra sus sellos discográficos este lunes cuando atacó la estructura de la industria de la música declarando que los músicos en realidad tenían poco o ningún poder porque los eran las discográficas las que eran dueñas de todo su trabajo. Ese mismo día apuntó directamente a Universal y Sony y afirmó que no lanzaría nuevos trabajo hasta que le liberaran de sus contratos con ellos.
El martes fue un poco más allá en un tuit que hacía referencia al mismo tema y metió en su batalla a los jugadores negros de la NBA y sus estrictos contratos con sus equipos: “La industria de la música y la NBA son bardos de esclavos modernos. Soy el nuevo Moisés”, afirmaba en su publicación de Twitter. El miércoles no había olvidado su nuevo objetivo y volvió a tuitear: “No hay NBA o industria de la música sin gente negra..., los contratos justos importan..., la propiedad importa”.
West también compartió capturas de pantalla de uno de los contratos privados que firmó con Universal en 2011 y después tuiteó: “Me siento tan humilde y bendecido porque Dios me haya puesto en una posición lo suficientemente fuerte para hacer esto. Sigan todos orando. Está funcionando...”. Después se dirigió directamente a los artistas negros y también refiriéndose a los sellos discográficos publicó: “Nos hemos sentido cómodos con no tener lo que merecemos... ellos nos permiten tener un poco de dinero de las giras, conseguir algunas cadenas de oro, algo de alcohol, algunas chicas, números falsos que alimentan nuestros egos... pero no somos dueños de nuestros amos”. Y, por si fuera poco, relacionó el movimiento Black Lives Matter refiriéndose a su batalla como Black Masters Matter.
Una batalla que puede ser legítima pero olvida que en ella también están implicados artistas blancos como Taylor Swift quien ya en el verano de 2019 comenzó a luchar para recuperar su trabajo, enfrentándose públicamente con el fundador de su antigua discográfica, Scott Borchetta, y con el representante Scooter Braun, quien adquirió la compañía ese año. Swift les acusa de no permitirle comprar los derechos de su catálogo musical y de ejercer un “control tiránico” sobre su música. La cantante aseguró estar decidida a recuperar el control de sus primeros seis álbumes volviendo a grabar sus temas. Declaraciones que en aquel momento provocaron que fuera acosada por Braun y Borchetta, quienes según denunció la artista, le dijeron que no podría “volver a grabar” su música antes de tener de nuevo el derecho a interpretarla.
La pelea de Kanye West ha surgido cuando los ingresos de muchos artistas han disminuido drásticamente a causa de la anulación de infinidad de conciertos y giras debido a la pandemia. A eso también se ha referido el rapero en sus tuits: “En el mundo del streaming, la propiedad de los derechos lo es todo, esa es la mayor parte de los ingresos. En época de covid, los artistas necesitamos nuestros derechos. Los artistas se mueren de hambre sin giras. Voy a reclamar nuestros derechos por todos los artistas”.
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