El motivo por el que Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton no acudieron a los premios Bafta

Desde 2017, la presencia de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton en la alfombra roja de los premios Bafta (Premios de Cine de la Academia Británica) era casi como una tradición. Ya fuera en solitario o en pareja, los príncipes de Gales hacían de esta cita con la industria cinematográfica británica algo inamovible de su agenda. Hasta ahora, solo se habían ausentado por motivos de fuerza mayor: en 2021, tras la muerte de su abuelo, Felipe de Edimburgo; y en 2022, por “limitaciones de agenda”. Hasta el año pasado, poco después de que su esposa se sometiera a una cirugía abdominal —de la que después vendría el diagnóstico de cáncer de la princesa de Gales; ahora en remisión—, el heredero al trono británico acudió a la gala en la que sería su reaparición pública tras decidir cancelar todos sus compromisos para estar junto a su familia.

Fue a principios de la pasada semana cuando se conoció que ninguno de los dos acudiría a la gala que se celebró este domingo 16 de febrero en Londres. Se esperaba que ambos, después de vivir uno de los años más difíciles de su vida, volviesen a apoyar públicamente al séptimo arte, sobre todo porque el príncipe Guillermo es presidente de honor de la British Film Academy desde 2010. Sin embargo, el palacio de Kensington se vio obligado a emitir un comunicado para explicar los motivos —no muy detallados— de su inesperada ausencia: no querían interrumpir las vacaciones de mitad de curso de sus tres hijos. Días después del anuncio, se han conocido los motivos reales de su ausencia: la familia al completo está de vacaciones, y está al otro lado del océano Atlántico.

Este domingo, horas antes del inicio de los premios Bafta, el medio británico Mail on Sunday reveló los detalles de este viaje que no ha estado exento de polémica. Según señalan, los príncipes de Gales y sus hijos (Jorge, de 11 años; Carlota, de 10; y Luis, de 6), tomaron el pasado jueves un vuelo comercial operado por British Airways con destino Santa Lucía, una paradisiaca isla en el mar Caribe. Lo hicieron en clase business y, desde allí, cogieron otro vuelo privado hasta la isla privada de Mustique, en las Antillas Menores.

Viajaron todos juntos, algo que no suele ser habitual, ya que por protocolo los herederos al trono deben tomar vuelos separados para proteger la sucesión. El medio británico explica que esta normativa “se ha relajado en los últimos años” y que, además, no entra en vigor hasta que el segundo en la línea de sucesión cumpla 12 años. Será el próximo mes de julio cuando el príncipe Jorge lo haga, momento en el que dejará de ir en los vuelos con toda su familia.

La isla es propiedad de una empresa privada, y para poder alojarse allí se necesita recibir una invitación o ser propietarios de una de las villas. De hecho, Mustique solo cuenta con un pequeño hotel y es el lugar perfecto para desconectar y, sobre todo, de huir del objetivo de los fotógrafos, a los que no se les permite la estancia.

Este es históricamente uno de los destinos favoritos tanto de la pareja real como de otros miembros de los Windsor. “Conocen al personal que trabaja allí, confían en ellos y son animales de costumbres. Kate solía ir allí, los Middleton solían ir allí. A la familia le encanta”, reveló en 2019 una fuente cercana al palacio de Kensington. Fue ese año cuando Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton eligieron el mismo destino para disfrutar de unas vacaciones, coincidiendo con la celebración del sexto cumpleaños de su primogénito. Parece que este viaje se ha convertido en una costumbre en los últimos años e incluso la princesa de Gales se ha trasladado hasta el lugar sin la compañía de su marido. Entre sus planes en la isla, tal y como se ha podido saber, está salir a cenar y disfrutar de la vida nocturna mientras los pequeños se quedan en la villa. En esta ocasión, parece que también les habría acompañado Carole Middleton, madre de la princesa.

Antes de viajar hasta el Caribe, el primogénito de Carlos III visitó la London Screen Academy para apoyar al talento local en la industria cinematográfica. Esta escapada es la segunda que realizan en apenas mes y medio de 2025. La primera de ellas fue en Año Nuevo, cuando viajaron hasta los Alpes para disfrutar de unos días en la nieve en familia.

El idilio de la realeza británica con Mustique

Mustique también fue durante muchos años el refugio de la princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II, que se trasladaba hasta la isla privada para organizar grandes fiestas en su mansión, Les Jolies Eaux. Fue en la década de los sesenta cuando se enamoró del lugar tras visitarlo durante su luna de miel con el fotógrafo Antony Armstrong-Jones. Años después, el propietario de la villa le cedió una parte del terreno para que se construyese su propio hogar. Fue en 1972 cuando concluyeron las obras: diseñó una villa de estilo neogeorgiano con cinco dormitorios y dos piscinas. A partir de entonces, viajaría dos veces año, en octubre o noviembre y en febrero. La conocida como princesa díscola por fin encontró un espacio en el que poder sentirse libre.

Aquí Margarita de Inglaterra también encontró el amor fuera de matrimonio. En 1976 el desaparecido News of The World publicó unas fotografías en las que se le podía ver con un jardinero paisajista llamado Roddy Llewellyn compartiendo más que un baño. Su matrimonio no era idílico y, de hecho, su marido también tenía una amante —aunque no se le pilló in fraganti—. Esas instantáneas fueron el detonante de su divorcio en 1978, el primero de un miembro de la realeza británica desde Enrique VIII en 1533.

Alrededor de Mustique se fue creando una leyenda gracias a sus impresionantes fiestas que no dejaban indiferente a nadie y que llegaron incluso a protagonizar portadas de revista en el Reino Unido. Margarita era una más de estas citas. Pero lo que parecía ser un sueño para ella, terminaría convirtiéndose en su peor pesadilla. En 1999, accidentalmente se quemó los pies en la bañera de Les Jolies Eaux. Pese a la gravedad de las heridas, se negó a abandonar el que era su paraíso. Finalmente, la reina Isabel II le convenció para que regresase a Londres para poder tratarse. Pero jamás volvería a su queridísima villa ni se podría despedir, la princesa Margarita moriría en 2002.