Por qué tantas superestrellas confían en el mismo estudio de diseño
Willo Perron y Brian Roettinger se inspiran en la Bauhaus para diseñar tiendas de Kanye West o Adidas, giras de Tame Impala, desfiles de Fenty, o las portadas de los discos de The Florence + The Machine
A Perron-Roettinger, el estudio multidisciplinar formado por Willo Perron y Brian Roettinger, no les gusta que les encasillen como los diseñadores de las superestrellas, pero es innegable que han esculpido la cultura pop: las giras de cantantes como Rihanna, Jay Z o Tame Impala, las tiendas de Kim Kardashian, Adidas y Kanye West, los desfiles de Fenty o Alexander Wang, las portadas de los discos de The Florence + The Machine o Mark Ronson, el catálogo de la exposición más importante de Yoshitomo Nara en EE.UU… De la colaboración con estos artistas, surgen tipografías, packagings, campañas, diseño interior, mobiliario e ingeniosas creaciones como un Ferrari volador o un campo de baloncesto 3D.
“Para nosotros lo más importante es arriesgar y experimentar, tenemos la fortuna de elegir proyectos. Lo fundamental no es trabajar con gente famosa –de hecho, muchos de nuestros trabajos son para firmas pequeñas y solo el 70% de nuestras creaciones son para el sector de la música–, lo esencial es que tengamos espacio para innovar”, explica Brian Roettinger, diseñador y dos veces candidato a un Grammy.
Para no ver reducido su arte al mundo del famoseo, el dúo suele rehuir de las entrevistas: que hayan concedido una a ICON Design por Zoom es altamente inusual. “La ventaja de trabajar con artistas es la gran difusión a la que te exponen, y la desventaja es justamente esa misma exposición. Para nosotros es fundamental hacer caso omiso de las críticas y del ruido digital, es el secreto de nuestra iconoclastia”, sentencia Perron. Por eso, a pesar de acumular anécdotas, apuestan por la discreción: “La anécdota es que no tenemos anécdotas”, añaden.
Sobre Kanye West, a quien conocen bien tras más de 15 años de trabajo juntos (son los autores de Yeezy Studio, el showroom de donde salen los prototipos de las alocadas zapatillas y las fantasiosas casas prefabricadas inspiradas en el Tattooine de La guerra de las galaxias), aseguran que es un visionario permeable e inspirador, al corriente de todas las tendencias y a quien su pasión por el riesgo lo pone en le ojo del huracán muchas veces debido a un devorador sistema que busca el escándalo en las miles de noticias que lo alimentan cada segundo. “Lo juzgan todo el rato, porque a la gente le encanta el cotilleo”. Ambos opinan que solo los artistas con caracteres complejos firman obras bellísimas. “Para trabajar con famosos, hay que aceptar que todos tenemos ego”, precisan.
Incluso en los comienzos, Roettinger y Perron acumulaban años de experiencia por separado. “Empecé como diseñador gráfico, luego de ropa y zapatillas y, poco después, de interiores, una industria que me llevó a la escenografía de conciertos. Me encantaban las obras de Brian –diseñaba para bandas indie– y nuestra primera colaboración fue el concepto de Magna Carta, de Jay-Z [2011]”, explica Willo. Desde entonces se han diversificado tanto que 14 personas trabajan en su estudio ubicado en Los Ángeles. “Solo un equipo puede construir un sueño. Solemos trabajar en 15 proyectos a la vez”, precisa Perron, cuya labor se centra en el diseño interior y en el de los directos.
“Mi función está más relacionada con el diseño gráfico, el branding y el packaging, pero muchas veces nos intercambiamos los roles”, precisa Roettinger. Su inspiración es la escuela alemana de la Bauhaus que Walter Gropius creó en 1919: “Nos convencen su metodología, el arte total. Es decir, la imbricación de disciplinas como el baile, la arquitectura o el diseño industrial y, sobre todo, su afán por firmar obras vanguardistas para las masas: como a la Bauhaus nos gusta romper las convenciones e integrar lo cultural en lo comercial”, cuenta Roettinger.
Ambos son aficionados a rastrear posters antiguos en ferias, por ejemplo, la portada de St Vincent se basa en un poster de los Cramps (”Poison Ivy es un poco Beetlejuice”, comenta Perron). Con el objetivo de actualizar la estética psicodélica y que “no quedara como una camiseta Tye-Dye”, para la gira de Tame Impala se adentraron en la ciencia ficción y, en especial, en las pelis de aliens. “Nuestro cometido no es ser referenciales, sino crear una nueva sintaxis, no nos gusta sacrificar nuestros impulsos vanguardistas. Además, creemos que solo lo arriesgado gusta realmente”, insiste Roettinger.
El Ferrari hinchable, amarillo y volador del tour de Drake, la teatralizada puesta en escena de los conciertos de Lady Gaga, la escheriana e inquietante pasarela de Fenty x Savage…, de su imaginario surgen desmadrados inventos como su último estreno: Skims, la pop-up store de la marca de ropa interior de Kim Kardashian inaugurada en el famoso centro comercial The Grove de Los Ángeles el pasado 7 de abril. “Tardamos un par de semanas en idearla, y se construyó en una sola noche: la idea era imitar el tacto de la ropa interior. En Skims cuentan con nueve colores que reproducen el tono de piel, la tienda es del color medio de la colección. La cubierta es de vidrio moldeado y el interior, de madera contrachapada”, explica Perron. El resultado es un cubo cálido y brillante, muy sugerente, suave y carnal al no tener esquinas.
En Los Ángeles, se inauguró hace poco Fleur du Mal –con un año de retraso por la covid-19–, otra tienda de ropa interior cuyo objetivo es convertirse en un imán cultural: fiestas, talleres educativos con expertos, catas de champán… Con la desafortunada desaparición en las ciudades de los espacios públicos, los privados se arrogan algunas de sus funciones. “Así es. Por ejemplo, vimos cómo los clientes que hacían cola para comprar en Skims aprovechaban para conocerse entre ellos mientras esperaban. Además, el consumidor ya puede comprar online, por lo que la tienda se transforma en un espacio experiencial de socialización y de exposición o aprendizaje. El modelo híbrido de Apple, donde puedes aprender cómo usar un iPhone en un taller y recoger un ordenador que has encargado por internet, se impone. Nuestro objetivo con tiendas como Fleur du Mal es crear un ambiente de inmersión íntimo”, explica Perron.
Su carácter multidisciplinar, su capacidad de análisis y de adaptación son las claves de un estudio que, si bien rehúye de los focos, no ha podido evitar convertirse en un referente en el sector.
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