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La noche en que la Comunidad de Madrid respondió a los Goya: así se vivió la gala en las redes

Las lágrimas de emoción por Carlos Saura, el aplauso al presentador Antonio de La Torre y hasta referencias a la canción de Shakira con Bizarrap también protagonizaron la noche del cine español en Twitter

Antonio Saura, hijo de Carlos Saura, con la actriz Eulalia Ramon, su viuda, y su hermana Anna, tras recibir el Goya de Honor al director fallecido, realizaron un discurso reivindicando la sanidad pública.Foto: AP | Vídeo: EPV
Guillermo Alonso

Los Goya empiezan aproximadamente a las diez de la noche según la parrilla de RTVE, pero en Twitter su duración se expande en el tiempo desde que alguien critica el primer atuendo en la alfombra roja hasta que alguien lanza el último juicio sobre lo que sucedió esta noche, algo que normalmente sucedería este lunes o este martes. Pero, en esta ocasión, dado el rumbo que tomó la noche y cómo una cuenta institucional respondió al discurso de Eulalia Ramón durante la propia gala, su eco podría llegar hasta el día de las elecciones autonómicas.

Pero empecemos por el principio. Un buen ejemplo de como Twitter se adelanta a los propios premios es el caso de Isabel Coixet. La directora, nominada a mejor película documental por El techo amarillo y con otros siete ya en su haber, acudió con una chaqueta negra de una tienda de segunda mano que tiene en su espalda una ilustración de Mahsa Amini, la mujer iraní que falleció poco tras ser arrestada por no llevar el hiyab puesto “correctamente” según las autoridades de su país.

Su gesto fue ampliamente aplaudido en las redes sociales ya durante la tarde, tras las primeras apariciones en la alfombra azul, pero no faltaron algunos que señalaron que hay, en su intención de acudir a una gala de premios con una prenda de 15 euros de una tienda de segunda mano, cierto desprecio a la industria de la moda española en una gala que debería suponer un hermanamiento entre ambas. Para eso se creó Twitter: para que alguien se adelante al paradigma con uno nuevo, para que alguien demuestre ser aún mejor persona que el del tuit anterior.

El caso de los comentarios recibidos por Eduardo Casanova, vestido de Arturo Obegero con un traje que podríamos calificar de gender fluid, no es nuevo, tristemente. De nuevo se ha convertido en el objetivo de algunos internautas que confunden la crítica cultural con el acoso y la homofobia. Si no nos extendemos en esto es porque ya lo hicimos el año pasado.

Con estos antecedentes, los Goya 2023 no decepcionaron: antes de que la gala comenzase ya sobrevolaban las críticas. Pero también había algo de ansiedad. La polémica por los casos de acoso en los premios Feroz hizo que el primer tuit viral de la gala empezase a popularizarse desde las ocho menos veinte de la tarde: la foto de uno de los carteles que, en el espacio donde se celebran los Goya, recordaba a los asistentes reglas básicas de comportamiento (la Academia de Cine puso en marcha este año un protocolo antiacoso).

La gala comenzó calmando los ánimos de todos con lo único que puede unir a todas las Españas: Carmen Maura. Su discurso emocionado al presentar el Goya de Honor al recientemente fallecido Carlos Saura precedió a las palabras de su esposa y dos de sus hijos. Antonio Saura reivindicó a las mujeres que inspiraron a su padre en un gesto enormemente aplaudido, y su esposa, la actriz Eulalia Ramón, agradeció a la sanidad los cuidados que recibió Saura en sus últimos meses y reivindicó la sanidad pública, lo que marcaría inevitablemente el resto de la gala, dentro y fuera de las paredes del Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla.

Antes de que terminase la primera hora hubo lugar para otro gran momento emocionante en la gala, que pareció ponerse de acuerdo para tocar la fibra de sus espectadores: el Goya a mejor actor revelación a Telmo Irureta (por La consagración de la primavera), aquejado de parálisis cerebral desde los dos años, que pidió en su discurso “un cine más inclusivo” y lo hizo, además, con una de esas frases prestas para convertirse en un grito de guerra, ya sea un tuit o una camiseta: “Nosotros también existimos y también follamos”.

(Un breve inciso imprescindible en un artículo que repasa los asuntos virales de la gala: a las 22:56 llega, en forma de gag de Arturo Valls doblado por José Coronado, la necesaria referencia a la canción de Shakira sobre Piqué, o como alguna gente la conoce, Bzrp Music Sessions Vol. 53).

A partir de las once, las redes confirman algo que los espectadores sospechaban desde el comienzo de la gala: que Antonio de la Torre es el inesperado presentador solvente que necesitaban los Goya. En Twitter hay casi unanimidad en el aplauso al intérprete en su labor de conductor de la noche.

Y muy poquito después, la conversación en Twitter es una metaconversación: la controvertida respuesta oficial de la Comunidad de Madrid nos devuelve al discurso de Eulalia Ramón que abría la gala: “Ella no tiene que saber, ningún paciente lo tiene que saber, que ese hospital es de gestión público-privada, que también funciona”. Una respuesta que algunos califican de “bochorno”.

La respuesta de la cuenta de la Comunidad de Madrid, y otra de la propia Isabel Díaz Ayuso, se hacen protagonistas involuntarias de una noche en la que la sanidad pública es la gran reivindicación: forma parte de discursos de premiados, de entregadores y también de los monólogos de los propios presentadores. Desde las redes algunos piden que desde la propia gala se responda a ese tuit, lo que supondría un tripe salto en este intercambio de mensajes. No sucede.

Pero hay otras reivindicaciones revestidas de aplauso para nuestra industria. Javier Calvo da (junto a Javier Ambrossi y Abril Zamora) un breve y aplaudido discurso sobre cómo el cine español ha abrazado, desde hace cinco décadas, la diversidad afectiva y sexual en sus historias. Y hay otros discursos más silenciosos en defensa de la diversidad, como el que contienen las uñas de Rodrigo Sorogoyen, con los colores de la bandera trans.

El discurso contra el bullying de Laura Galán, galardonada como mejor actriz revelación por su papel en Cerdita, fue celebrado en redes como se merecía. Y también se merecía la primera incursión de un meme de Belén Esteban en la gala, que apareció casi a medianoche. Bastante tarde para los estándares de Twitter y la omnipresencia de Esteban.

Y algunos discursos tienen lugar en off (literalmente en off: fue la voz de Carlos del Amor al anunciarse el Goya a la mejor película iberoamericana para Argentina 1985), pero resuenan en las redes.

Esta gala de los Goya no ha escatimado en subir a los rostros más normativamente bellos del cine español, ídolos juveniles que van desde Pol Monen a Manu Ríos, de María Pedraza a Milena Smit, Martiño Rivas a Carlos Cuevas. Y los espectadores lo agradecieron.

Otros discursos parecen existir dentro de crónicas como esta, o incluso adelantarse a ellas: Clara Lago, la otra presentadora de la gala, aseguró en un momento de su monólogo, ya cerca de la una de la mañana: “Me he quitado Twitter hasta 2058″. Por lo que pueda pasar.

Tres horas y media después y con As Bestas como ganadora de la noche, la sensación generalizada era que la gala se había hecho... larga. Incluso por parte de uno de los ganadores. Denis Ménochet, mejor actor por As Bestas, musitó, mientras sacaba su teléfono móvil para leer su discurso en castellano: “Es la una de la mañana”. Esa frase también representa al público. Y cómo.

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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