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La punta de la lengua
Columna
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Cómo pedir perdón con sinceridad

Hace falta mencionar los hechos concretos, para que el público comprenda que el autor sabe lo que hizo

Luis Rubiales
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, durante la intervención en la que anunció que no dimitiría de su cargo tras la polémica por el beso que dio a la futbolista Jenni Hermoso sin su consentimiento, el pasado 25 de agosto.EFE/ RFEF
Álex Grijelmo

Cuánto cuesta pedir perdón con sinceridad en el ámbito público. No compararé ni equipararé los distintos hechos que voy a referir. Sólo pretendo analizar las coincidencias en las distintas disculpas y exponer cuatro requisitos para toda confesión que busque la indulgencia de los demás.

1.- Nombrar los hechos. No se pide perdón con sinceridad cuando se elude mencionar los hechos concretos para los que se solicita comprensión. Hace falta esa verbalización exacta a fin de que el público comprenda que el autor sabe lo que hizo, única manera de concretar acerca de qué se pide perdón. Núñez Feijóo quiso rectificar así su manipulación cometida el pasado julio en TVE: “Reitero que el PP nunca congeló las pensiones y el PSOE, sí, con el voto de Sánchez. El PP subió las pensiones cada año y el PSOE, no”. Sí habría mostrado sinceridad con esta frase: “Fue falsa mi afirmación de que el Gobierno del PP subiera las pensiones cada año según el incremento del IPC”. Luis Rubiales también evadió mencionar los hechos concretos, en el vídeo que grabó el 21 de agosto. Qué distinto habría resultado todo si hubiera afirmado esto: “Besé públicamente a una jugadora en la boca sin que ella tuviera la posibilidad de rechazarme”. Eso no es lo mismo que decir “ocurrió lo que ocurrió” o “lo que ha ocurrido entre una jugadora y yo”, expresiones en las que el yo del autor se diluía en su papel de causante.

2.- No poner el error en duda. Esto ocurre cuando se usan verbos en subjuntivo y oraciones condicionales. “Pido perdón a quienes se hayan podido sentir ofendidos”; “si hay gente que se ha sentido por esto dañada”, “seguramente me he equivocado”, “si desde fuera se ha visto de otra manera, seguramente tendrán sus motivos” (Rubiales). Cuando no se tiene claro que uno obró mal, las disculpas carecen de sentido. “Pido disculpas a todos los que se hayan podido sentir heridos u ofendidos” (Alfred Bosch, concejal de ERC que colgó en 2015 una bandera independentista en el edificio consistorial de Barcelona). Es una fórmula recurrente a la que han acudido otros políticos: “Pido perdón a todas las personas que se hayan podido sentir decepcionadas” (Rodrigo Rato, en 2018 al entrar en la cárcel). Un reconocimiento sincero debe acudir al modo indicativo: “Los errores que he cometido”, “pido perdón a aquellos a quienes he decepcionado”. No se toma conciencia del fallo cuando éste se condiciona a una visión subjetiva de los demás.

3.- Evitar los eufemismos. Feijóo llamó “inexactitudes” a sus falsedades. Pedro Sánchez habló de “efectos indeseados” de la ley del sólo sí es sí, en vez de mencionar “las rebajas de penas de agresores sexuales”. Y Rubiales expresó: “Uno debe tener más cuidado”, lo cual significa que ya había tenido alguno.

4.- No derivar la culpa. La sinceridad de una rectificación se arruina también al insinuar que los perjudicados por el error comparten alguna responsabilidad en él: “Ocurrió sin mala fe por ninguna de las dos partes”; “ella me acercó su cuerpo”, dijo Rubiales como si las acciones de ambos hubieran sido simétricas. Feijóo endilgó a Sánchez una falsa acusación judicial de haber dificultado la investigación del caso Pegasus. Al disculparse responsabilizó a “un teletipo”, sin embargo ese teletipo nunca existió; rectificación que sigue pendiente de expresar el candidato del PP.

La gente suele estar dispuesta a perdonar, pero con una condición: que las disculpas se pidan con sinceridad. Quizás eso valga también para indultos y amnistías.


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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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