En Egipto, el sol compite contra la balanza y el caballo
Los candidatos eligen dibujos en la papeleta de votación para el 30% del electorado que es analfabeto
En todos los carteles de propaganda electoral de las presidenciales egipcias, compartiendo protagonismo con la foto del candidato y su eslogan hay un dibujo. Entre los más curiosos, una cámara de vídeo, un paraguas, o la inevitable pirámide. No se trata de una extraña técnica de mercadotecnia electoral, sino una guía para los electores analfabetos que, según la mayoría de estimaciones, superan el 30%.
Sin embargo, en una era en la que los expertos en comunicación política no dejan al azar ningún detalle, desde el color de las corbatas de los candidatos a su gestualidad en las entrevistas televisivas, la elección de los símbolos ofreció una oportunidad de reforzar el perfil y los valores que cada candidatura ha presentado a la ciudadanía.
Así, por ejemplo, no fue casualidad que Amr Musa se decantara por el sol, que suele asociarse con el calor y la vida, pero también con el orden y la confianza. Todos ellos conceptos que encajan con la estrategia de un presidenciable que se ha definido ante el electorado como el más experimentado, fiable y preparado para sacar al país de la crisis económica en la que se encuentra.
Por su parte, Abdel Moneim Abulfutú, un islamista moderado que se ha esforzado en resaltar sus credenciales revolucionarias frente a las conexiones con el antiguo régimen de algunos de sus adversarios más directos, eligió un caballo. Este símbolo se asocia con la libertad y el movimiento, dos conceptos que parecen apropiados para el “candidato del cambio” en las elecciones.
A diferencia de Abulfutú y Musa, que se presentaron como candidatos independientes y tuvieron que recoger más de 30.000 firmas, Mohamed Morsi entró en liza al ser elegido el aspirante del Partido de la Libertad y la Justicia, el brazo electoral de los Hermanos Musulmanes.
Por ello, se le asignó automáticamente el símbolo que utilizó el partido durante las comicios parlamentarios, una balanza, y que se asocia universalmente con la justicia. La elección estuvo motivada por el nombre del partido, y también por el lugar central que ocupa este valor en el pensamiento islámico. De ahí que la justicia figure también en el nombre de los principales partidos islamistas en otros países, como Turquía o Marruecos.
Ahmed Shafiq, el único militar de graduación que compite en los comicios, se decantó por una escalera, la elección más enigmática de todas. Sus asistentes explicaron la decisión porque encaja con “la ética de trabajo duro” del candidato, y su cualidad de “cumplidor”. Otra interpretación podría sugerir a la condición del ejército como la principal palanca de ascenso social para las clases populares en la sociedad egipcia.
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