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La infancia común de las candidatas

La expresidenta Michelle Bachelet y Evelyn Matthei, hijas de generales amigos pero enfrentados bajo Pinochet, se enfrentarán en las elecciones chilenas de noviembre

La entonces presidenta Bachelet se reencuentra con Fernando Matthei en 2009.
La entonces presidenta Bachelet se reencuentra con Fernando Matthei en 2009.pedro rodríguez

Más que una broma del destino. La expresidenta Michelle Bachelet, socialista, y Evelyn Matthei, de derecha, son las dos candidatas presidenciales más competitivas que se enfrentarán en las elecciones de noviembre. Por primera vez en Chile dos mujeres aspiran a llegar a La Moneda y comparten un origen común: sus padres fueron generales de la Fuerza Aérea, muy amigos, y siendo pequeñas ambas jugaban juntas en una base militar del norte del país. Los hombres, sin embargo, se levantaron en veredas opuestas: Bachelet en el Gobierno de Allende y, más tarde, Matthei en el de Pinochet, como miembro de la Junta Militar. Solo uno sobrevivió a la convulsión política que se generó en el país sudamericano después del golpe de Estado de 1973: Bachelet murió en marzo de 1974 después de ser detenido, torturado y juzgado por sus compañeros de armas por permanecer leal a Allende.

Evelyn Matthei el mes pasado en Santiago.
Evelyn Matthei el mes pasado en Santiago.FELIPE TRUEBA (EFE)

Que las hijas de ambos se enfrenten para llegar a la presidencia, justamente cuando se conmemoran los 40 años del quiebre democrático, refleja la última parte de la historia de Chile. En agosto de 2012, la viuda de Bachelet, Angela Jeria, señaló: “Siempre el general Matthei ha sido amigo nuestro, lo estimo mucho y yo tengo la certeza de que él no estuvo en la Academia de Guerra en el tiempo en que mi marido estuvo ahí”.

Esas palabras las dijo en el marco de la querella por el homicidio de Bachelet que la Agrupación de Ejecutados Políticos presentó el año anterior. Jeria y su hija Michelle Bachelet, expresidenta (2006-2010), se hicieron parte, pero no han querido pedir el procesamiento de Matthei, como hizo la agrupación. Luego de que Jeria enfrentó a la prensa, Matthei se lo agradeció con flores. Ella sigue considerando a Matthei un amigo de su esposo.

La primera hebra de esta historia aparece en el norte de Chile, hace 55 años.Enero, 1958. El sol golpea la villa militar de la Base Cerro Moreno de la Fuerza Aérea. El capitán Fernando Matthei, de 32 años, se acaba de instalar junto a su esposa y tres hijos: Fernando (6), Evelyn (4) y Robert (1). Los 60 oficiales viven casi aislados de los civiles de la ciudad de Antofagasta. “Es un poco como en los guetos”, describe Edith Pascual, una de las mejores amigas de Jeria. El mismo año llega Alberto Bachelet, de 34 años, con su mujer y sus dos hijos: Alberto (11) y Michelle (6). A este capitán, encargado de las finanzas, le gusta romper el aislamiento de los uniformados. En la base aérea hay una escuela pública donde la menor de los Bachelet coincide con Evelyn. Sus casas están una frente a la otra. En esa calle, las niñas corren y andan en bicicleta. La amistad entre sus padres crece, pese a sus distintas personalidades. Bachelet es más extrovertido que el retraído Matthei. Pero comparten intereses: los dos son amantes del deporte, la literatura y la música clásica. Las familias no volvieron a coincidir en villas militares.

Alberto Bachelet en una imagen sin datar.
Alberto Bachelet en una imagen sin datar.

Pero quienes conocen ese mundo dicen que de ese ambiente es difícil abstraerse. “Ellas nacieron en el mundo militar, hay una impronta que te marca”, cuenta Raúl Vergara, excapitán de la Fuerza Aérea de Chile (Fach) y que estuvo detenido en los inicios de la dictadura. La amistad siguió en Santiago en los sesenta. Cuando Matthei salía de Chile por periodos largos, le pedía a Bachelet que fuese su representante legal en asuntos financieros. Y viceversa. Cuando Matthei terminó de construirse una casa en 1967, Bachelet llegó con tres árboles para su jardín. Los plantaron juntos. Aún siguen ahí. Aunque la vivienda cambió de dueño: ahora vive ahí Evelyn. 

Michelle Bachelet hablaba del “tío Fernando”; Evelyn, del “tío Beto”. Pero ellas ya seguían derroteros distintos. Evelyn estudiaba becada en la Deutsche Schule. Michelle iba a una escuela pública: el Liceo 1 de Santiago. A fines de los sesenta, Matthei llegaba hasta la oficina de su amigo Bachelet en el Ministerio de Defensa y, en la confianza que se tenían, hablaban de política. Con la elección de 1970 comenzaron las discrepancias. Matthei votó por el conservador Alessandri; Bachelet, por Allende. Pero la amistad siguió. Durante el Gobierno socialista, el distanciamiento político se hizo físico: en 1971 Matthei se fue a Inglaterra con su familia. Un año más tarde, Bachelet fue nombrado por Allende jefe de la oficina a cargo de la distribución de alimentos.

Fernando Matthei, en una imagen sin datar
Fernando Matthei, en una imagen sin datar

11 de septiembre de 1973. El coronel Matthei está con su familia en Londres. No es parte de los uniformados que planean un golpe de Estado. Alberto Bachelet, en Santiago, también está aislado de los conjurados. La mañana del golpe, se levanta temprano y se va al Ministerio de Defensa. Lo detienen y así comienza una etapa de prisión que lo tendrá entre la Cárcel Pública, su casa y el centro de detención de la AGA hasta su muerte. Bachelet fue llevado a la AGA a primeros de marzo del 74. Para ese tiempo, el director formal de esa academia era el coronel Matthei. Ese es el episodio más complejo en la relación entre ambos.

Hace años, Matthei dijo que, como la Academia no funcionaba como centro educativo de la aviación, él casi no iba al lugar ni tenía el control. ¿Podía Matthei hacer algo por su amigo? En su libro testimonial, dijo: “Confieso que nunca lo fui a visitar ni al subterráneo de la academia ni a la cárcel, hecho del cual me avergüenzo. Tal vez en esa oportunidad primó la prudencia por sobre el coraje”. Alberto Bachelet murió el 12 de marzo de 1974 de un ataque cardiaco. El día anterior había sido interrogado y torturado en la AGA. Michelle y Angela reconocieron su cuerpo. Un año después, ambas se irían exiliadas tras ser detenidas en otro centro en manos de organismos represores, Villa Grimaldi. Fernando Matthei no fue al funeral, estaba en misión fuera del país. Su hija Evelyn dice que la muerte de Bachelet la impactó: “Fue un golpe muy fuerte”.

Poco después, Jeria visitó a Matthei. Su esposo le había pedido que llevara su defensa en el juicio “Aviación contra Bachelet y otros” a su amigo, para que supiera que él no había traicionado a la institución como lo acusaba la Fach después del golpe. “Ante mis ojos, haberlo acusado de traición a la institución es grotesco”, le dijo Matthei a Jeria. » Febrero de 1979. La viuda de Bachelet y su hija han logrado retornar a Chile tras cuatro años de exilio. El año anterior, Matthei había sido nombrado por Pinochet comandante en jefe de la Fach y miembro de la Junta Militar. Desde ese cargo, él actuó de garante para permitir el ingreso de las dos mujeres. Ya en Chile, Michelle retoma sus estudios de Medicina. En privado, a mediados de los ochenta, comenzó una fase clandestina contra el régimen.

En esa época, Evelyn era una ingeniera que trabajaba en una empresa del hoy presidente Sebastián Piñera. La democracia sorprendió a las excompañeras de juego en caminos lejanos. La hija del general Bachelet tenía una militancia discreta en el PS y nadie presagiaba su fulminante carrera, que comenzó en 2000 como ministra de Salud y Defensa, y terminó seis años después con ella en La Moneda. La hija del general Matthei inició en 1990 una trayectoria como diputada del partido Renovación Nacional (RN). Poco antes, durante esa campaña, ambas se reencontraron por primera vez. Y, según recuerda Matthei, hablaron de derechos humanos.

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