Los partidos árabes se convierten en la tercera fuerza política de Israel
Los palestinos acusan a Netanyahu de incitar al odio contra la principal minoría
Los partidos árabes israelíes, que se presentaron por primera vez agrupados en las elecciones del martes, se han convertido en la tercera fuerza parlamentaria, por detrás del conservador Likud y de la alianza de centroizquierda Unión Sionista. La candidatura que aspira a representar al 20% de la población -heredera de los palestinos que permanecieron en Israel tras la independencia en 1948- ha sumado 14 escaños frente a los 11 que obtuvieron sus miembros por separado hace dos años.
La victoria de Benjamín Netanyahu parece, sin embargo, haberle restado valor político a su avance. La denominada Lista Conjunta no había descartado dar su apoyo al laborista Isaac Herzog en caso de que sus votos fueran necesarios para su investidura, aunque en ningún caso se iba a incorporar a su coalición. La renuncia de Herzog a formar Gobierno deja a la alianza árabe reducida al papel de voz crítica en un Parlamento dominado por el nacionalismo conservador judío.
Integrada por los partidos Balad, Lista Unida, Movimiento para la Renovación y Hadash, se trata de una alianza heterogénea en la que figuran desde excomunistas que incluyen afiliados judíos en sus filas hasta organizaciones de perfil islamista. Los analistas políticos cruzan apuestas sobre si perdurará o si los partidos que la integran se separarán al lograr su objetivo de entrar en la Knesset tras la elevación de la barrera de votos que bloquea el acceso a la Cámara. “Son grupos muy distintos, va a ser difícil que sigan juntos”, aventuró en un reciente encuentro con periodistas Meir Margalit, exconcejal de Mertez (izquierda) responsable de Jerusalén Este y conocedor de la minoría árabe.
El abogado de Haifa (norte del país) Ayman Odeh, de 40 años, se ha dado a conocer en la campaña como cabeza de la Lista Conjunta con un perfil moderado. Líder del partido Hadash, ha defendido una alianza entre judíos y árabes contra “la discriminación, el racismo y la desigualdad social”. Su enfrentamiento verbal con el candidato ultraderechista y ministro de Exteriores Avigdor Liberman en un debate en televisión ha disparado su popularidad entre la minoría árabe. El líder de Israel, Nuestra Casa le acusó de “representar a organizaciones terroristas” y le invitó a irse de Israel. “Yo siempre soy bienvenido en mi propio país”, le replicó. Liberman, nacido en la actual Moldavia, inmigró a Israel tras el desmoronamiento de la Unión Soviética.
El responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, aseguró ayer martes a través de un comunicado difundido en Ramala que la victoria electoral de Netanyahu se ha logrado mediante una campaña de apartheid y “una cultura de odio sin precedentes contra 1,6 millones de ciudadanos palestinos en Israel”. Erekat se refería así al mensaje distribuido por el primer ministro a través de las redes sociales en plena jornada electoral en el que animaba a sus seguidores a acudir a las urnas porque los árabes estaban votando “en manada”.
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