Douglas Alexander, exministro británico: “Ni May sabe a lo que se refiere cuando habla de ‘Brexit”
Dos políticos de Reino Unido refexionan sobre el ascenso del populismo y las consecuencias del 'Brexit' en Europa durante un debate organizado por EL PAÍS y el ECFR
A Douglas Alexander (Glasgow, 1967), que fue ministro británico para Europa en el Gobierno de Tony Blair, le preocupa lo que haya en la cabeza de Theresa May: “Ni ella misma sabe a lo que se refiere cuando habla de Brexit”, ha asegurado el político, que se ha mostrado escéptico sobre que el Gobierno de su país tenga un plan más allá de la desconexión con la Unión Europea, prevista para antes de marzo de 2017. “’Brexit significa brexit’ es una manera de decir: no tengo ni idea de lo que significa”, ha añadido el veterano diplomático británico Robert Cooper (Essex, 1947), que ha participado junto a su colega laborista en Europa en Brexit, Europa en crisis, un debate organizado este jueves por EL PAÍS y el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, en sus siglas en inglés) en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
“No solo no saben la estrategia de negociación, sino tampoco a dónde quieren llegar”, ha criticado Alexander, que ha celebrado que la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa tenga que ser votada en el Parlamento, como ha fallado este jueves la justicia británica, lo que probablemente retrasará el inicio del proceso. Las cosas han cambiado en el continente desde que Alexander estaba en el Gobierno hace diez años. La crisis no había llegado. Tampoco los movimientos populistas que ahora crecen en Occidente. “Creo que lo que da alas a Trump en Estados Unidos es muy similar a lo que ha sucedido en Reino Unido con el Brexit”, ha opinado el político, para quien fuerzas como la incertidumbre y la alienación social actuales están detrás del fenómeno populista. Hoy, 19 semanas después de la victoria del ‘no’ a Europa, algunos sondeos dan al candidato republicano ganador de las elecciones al otro lado del Atlántico.
Antes de hacerse efectivo el divorcio con la UE, para Cooper las consecuencias del Brexit ya son negativas. “De momento, el impacto sobre la economía británica es que todos vamos a ser más pobres. La libra ha caído un 15%, así que somos un 15% más pobres”, ha dicho el diplomático, que fue asesor de quienes pilotaron en su día las Relaciones Exteriores de la UE, Javier Solana y Catherine Ashton.
“Creo que la negociación va a ser muy dura”, ha asegurado Alexander, que ha coincidido con Cooper en que dos años —lo establecido por la normativa europea— no serán suficientes para llegar a un acuerdo definitivo con los 27 miembros comunitarios. “Hace falta un acuerdo provisional”, ha opinado el exministro, que ha recordado el reciente caso de un acuerdo más sencillo, como el CETA con Canadá, que aún así ha llevado siete años de negociaciones. “No imagino cómo se puede cerrar un acuerdo como el que se cerró con Canadá para la primavera de 2019”.
Alexander ha criticado también el lenguaje con el que el Gobierno de su país se refiere al Brexit. “Cuando dicen controlar las fronteras se refieren al fin del derecho a la libre circulación de personas en Reino Unido”, ha dicho sobre uno de los elementos que May ha considerado esenciales del proceso de desvinculación de la Unión, aún a costa de limitar el acceso al mercado único. “El Brexit no va a acabar con ese sentimiento de miedo, antiinmigración, anti establishment”, ha apuntado la redactora de Internacional de EL PAÍS, María R. Sahuquillo, que también ha participado en el evento. “Ese sentimiento se puede trasladar, una vez que hayan salido, contra el propio Gobierno británico”, ha reflexionado.
Tanto Alexander como Cooper han apuntado a la desconexión entre la Unión Europea y la ciudadanía británica como una de las causas del resultado del referéndum, el pasado 23 de junio. “En Reino Unido, Europa no era un sentimiento, era una idea”, ha señalado sobre la generalizada falta de apego emocional hacia el proyecto común europeo. Sobre la posibilidad de que el proceso se paralice en el Parlamento y se plantee un segundo referéndum, Cooper ha opinado: “En este momento, cualquier cosa es posible en el Reino Unido. Nos encontramos en un territorio desconocido”. No obstante, ha desechado con humor este método como una solución deseable a los problemas de la ciudadanía, a juzgar por ejemplos recientes como el de su país o el del acuerdo de paz en Colombia. “Yo diría que no debe haber ningún otro referéndum, en ningún otro lugar del mundo. Los referéndos los carga el diablo”.
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