El 'Breaking Bad' chino se sienta ante la justicia
Empieza el juicio contra un profesor de química de una universidad de Wuhan que produjo durante años drogas psicotrópicas ilegales que se exportaban a Occidente
Al más puro estilo de Walter White en Breaking Bad, un profesor de química de una universidad de la ciudad china de Wuhan logró construir un pequeño imperio de la droga con la ayuda de uno de sus estudiantes. Zhang -así se apellida el acusado- fabricó durante más de una década varias drogas psicotrópicas de forma ilegal, principalmente metilona (una sustancia entre el éxtasis o MDMA y la cocaína) que después vendía en Europa y Estados Unidos. Con la cantidad que producía desde un laboratorio lograba ingresar, según los investigadores, unos 560.000 euros mensuales.
Zhang y cuatro personas más (entre ellas uno de sus estudiantes, de apellido Bao) se sientan desde este lunes en el banquillo por fabricación, transporte, tráfico y contrabando de drogas, unos cargos que en el país asiático pueden acarrear hasta la pena de muerte dependiendo de su gravedad. La detención de este profesor fue mediática en China por las similitudes del caso con la famosa serie estadounidense Breaking Bad, también popular en el país.
Pero Zhang empezó a fabricar drogas de forma ilegal en 2005, tres años antes de que se emitiera la primera temporada de la ficción americana. Según la policía, la idea le surgió tras un viaje a Australia, donde observó que la demanda de este tipo de drogas de diseño era "muy elevada", pero obtenerlas resultaba "muy difícil". Entonces fundó una empresa de producción de disolventes y material médico que actuaba como tapadera.
La investigación ha determinado que los cuatro acusados tenían roles perfectamente asignados durante los largos años que duró el negocio. Zhang, además de ideólogo del proyecto, estaba a cargo de la "orientación técnica". El alumno Bao era el responsable de "desarrollo de nuevos productos, mejora de la tecnología y formación de los trabajadores". Los otros dos, apellidados Yang y Feng (cuya relación con Zhang se desconoce) se dedicaban a "ventas y relación con los clientes" y "control de pedidos, compra de materias primas, embalaje del producto y contabilidad", respectivamente. El grupo era capaz de modificar sus productos para atender las demandas de sus clientes y para sus envíos utilizaban nombres falsos para evitar ser detectados.
Ni el relato de la policía ni el del fiscal especifican si los acusados contaron con cómplices en Aduanas o en el Gobierno que ayudaran a mantener en secreto una trama de este calibre durante tanto tiempo.
En noviembre de 2014 y durante una inspección rutinaria, los técnicos de Aduanas del aeropuerto de Wuhan encontraron varios paquetes que contenían polvo blanco en unos cargamentos con destino a Reino Unido. De este hallazgo empezó una investigación que meses después terminó con una redada en el laboratorio de Zhang, durante la cual se encontraron unos 20 kilos de droga.
En el juicio, los cuatro acusados admitieron haber producido y vendido casi 32 kilos de droga en el extranjero, pero alegaron que lo hicieron por motivos "de investigación y desarrollo" y no para que fuera consumida. El juez decidirá pronto la suerte de este particular Walter White chino en una fecha aún por decidir, pero con toda seguridad sus andanzas no acabarán de forma tan épica como las del protagonista de la serie.
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