De la debacle histórica del socialismo francés a la esperanza Macron
EL PAÍS reúne una serie de artículos en los que se describe la situación de los candidatos que más posibilidades tenían de pasar a la segunda vuelta
La jornada electoral en Francia ha deparado algunas sorpresas: las estimaciones proyectadas por Ipsos tras el cierre de los colegios han otorgado a Emmanuel Macron un 23,7% de los votos seguido de Le Pen, con un 21,5%, ambos se disputarán la presidencia de Francia el próximo 7 de mayo. Por tanto, la primera vuelta de los comicios ha dejado fuera a las dos grandes familias políticas: la socialista y la gaullista. EL PAÍS ha recopilado las crónicas de los corresponsales en suelo francés de cada uno de los candidatos:
Debacle histórica para el Partido Socialista
El socialismo francés ha registrado este domingo su peor resultado desde 1969, al obtener el 6% de los votos en la primera vuelta, según las primeras estimaciones.
Victoria moral para el ‘insumiso’ Mélenchon
El insumiso Jean-Luc Mélenchon ha conseguido este domingo una auténtica proeza: obtener el 19,5% de los votos. Ha igualado el resultado de François Fillon, pese a las dificultades que imponían los comicios.
Fillon se queda fuera
Lastrado por el escándalo del 'Penelopegate', el ex primer ministro ha admitido "su derrota" y pide el voto para Emmanuel Macron: “A pesar de todos mis esfuerzos, no he logrado convenceros”, lanzó poco antes de las nueve de la noche desde su cuartel general en el sur de París.
En marcha al Elíseo
Macron cumple los pronósticos y se coloca en las puertas de la sucesión de Hollande. Los sondeos para el próximo 7 de mayo apuntan que podría sacar a Marine Le Pen entre 16 y 18 puntos de diferencia. Macron ha asegurado ante los suyos que en un año "cambiará la cara de la política francesa".
Asalto final “para liberar al pueblo francés”
La candidata clasificada para la segunda vuelta presidencial de Francia, Marine Le Pen, vivió este domingo la noche más importante de su carrera política. La líder del Frente Nacional (FN) no se jugaba solo su paso a la final para el Elíseo. También estaba en juego su propio futuro y, con él, el del giro que le ha dado al proyecto político que heredó de su padre, el controvertido Jean-Marie Le Pen.
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