Colombia homenajea a Bastenier, periodista y maestro de reporteros
La prensa colombiana y la fundación de Gabo recuerdan al profesor en el país que fue su segunda casa
Decía Miguel Ángel Bastenier que “si Colombia no existiera, habría que inventarla para los periodistas”. A ese país dedicó parte de su vida y trabajo. Y el vacío que su muerte, ocurrida el viernes en Madrid cuando tenía 76 años, deja en la redacción de EL PAÍS y entre los compañeros en España se comprende mejor observando la repercusión que tuvo en su segunda casa. La prensa colombiana ha homenajeado a Bastenier, maestro de generaciones de reporteros españoles y latinoamericanos, como a una figura pública de primer orden. El Espectador, periódico del que fue columnista y asesor, recuerda que desde que apareció, un día de 1996, “en pocas horas se convirtió en personaje que cambió la cotidianidad del diario”. El Tiempo lo califica de “papá periodista para muchos”. La próxima edición de la revista Semana destaca las lecciones de periodismo en 140 caracteres que daba a través de Twitter, “los trinos del maestro”.
“Referente de ética periodística, amigo de la paz”. Así lo despidió el mismo presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Bastenier tenía nacionalidad colombiana desde hace 15 años y, cuando hablaba de un país, lo hacía a menudo empezando por la prensa y el uso de la lengua como tarjeta de visita de una sociedad. Impartió durante 14 años el taller ¿Cómo se escribe un periódico? en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, fundada por Gabriel García Márquez, donde tuvo a unos 250 alumnos. Su director, Jaime Abello Banfi, escribió: “La gran familia latinoamericana de Bastenier está de luto […] Contribuyó decisivamente a forjar nuestra identidad, como Gabo, Tomás Eloy, Kapuscinski y otros que ya no están. Sus amigos, alumnos y colegas lo recordaremos siempre porque la fórmula de su estilo personal y su sabiduría profesional era única”. La fundación ha invitado, además, a todos los que asistieron a sus clases a recordarlo con el propósito de elaborar un mapa para ver “la influencia de Baste en el periodismo de la región”.
En una de sus primeras clases de corrección en la Escuela de Periodismo de EL PAÍS, que en el curso de 2005 compartía con Belén Cebrián, Ángel Santa Cruz y Camilo Valdecantos, Bastenier sostuvo que para comprender España había que conocer Cartagena de Indias. Esa era su segunda ciudad, y la colombiana era su segunda cultura, que siempre relacionaba de alguna manera con la historia colonial. Hace dos meses escribió una de sus últimas tribunas sobre Colombia. Hablaba del cambio de chip de los medios ante el fin de la guerra con las FARC y los acuerdos de paz. “El periodismo de la paz no es en su naturaleza diferente al de la guerra”, concluía. Sigue siendo periodismo, para el que siempre es conveniente “recuperar algunos viejos hábitos que exaltaba Gabo: las historias, que es lo mismo que volver a la calle, y recurrir al teléfono solo in extremis”.
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