El exsheriff Joe Arpaio, condenado por desacato
El expolicía de Arizona ha sido hallado culpable por no cumplir la orden de dejar de 'cazar' indocumentados basándose en su aspecto
La justicia ha decidido el final del camino para el exsheriff Joe Arpaio. Una jueza de Arizona ha declarado este lunes a Arpaio culpable de desacato por negarse a cumplir la orden de un juez federal de dejar de utilizar tácticas para detener inmigrantes irregulares basadas en el racismo. La sentencia, que se conocerá en octubre, podría acarrear seis meses de cárcel para el antiguo carcelero de Phoenix.
Durante la última década, Arpaio convirtió a los agentes de la oficina del sheriff del condado de Maricopa (área de Phoenix) en agentes de inmigración, con manga ancha para detener a todo aquel que consideraran sospechoso de estar ilegalmente en Estados Unidos. Solo hay una forma de que alguien sea sospechoso de ser indocumentado, básicamente, el color de su piel. Las acusaciones de racismo contra los agentes de Arpaio derivaron en una denuncia colectiva. En 2011, un juez federal de Arizona consideró estas prácticas ilegales y ordenó a Arpaio que cesara en esta política.
La sentencia de este lunes considera que Arpaio ignoró deliberadamente esta orden y siguió aplicando las mismas tácticas, que han supuesto un calvario para los inmigrantes en Arizona, particularmente hispanos. Los abogados de Arpaio argumentaron que la orden del juez no estaba clara. La actitud desafiante de Arpaio fue considerada una estrategia electoral para su reelección en 2012.
El lunes, el exsheriff reaccionó con un comunicado atacando a la juez. Anunció que recurrirá la decisión para tener un juicio con jurado. “La juez Susan Bolton ha violado la Constitución de los Estados Unidos al publicar su veredicto sin ni siquiera leérselo al acusado en público. El veredicto es contrario a lo que dijeron todos los testigos en el caso. Arpaio cree que un jurado habría fallado a su favor, y que lo hará”.
En el comunicado, Arpaio dice además que lo que él hacía como responsable de la policía regional del centro de Arizona no es más que lo que hacen “muchos otros” cuerpos policiales. “De hecho, el Departamento de Justicia ahora persigue a las agencias policiales que no lo hacen”.
Arpaio fue un importante apoyo de Donald Trump como candidato desde el principio y participó junto a él en mítines de campaña en el suroeste. En los años de Arpaio, los agentes del sheriff de Maricopa eran prácticamente agentes de inmigración, que mantenían detenida a gente sin ningún delito más que ser sospechoso en tener papeles, mientras la Policía de Inmigración (ICE) comprobaba los datos. Después, los entregaban para enfrentar el proceso de deportación.
Esto es exactamente lo que el Gobierno de Donald Trump, a través del fiscal general, Jeff Sessions, pretende que hagan todas las policías locales del país. Sessions ha llegado a publicar informes periódicos para señalar públicamente a las policías que no colaboran con inmigración y ha recortado fondos federales a estas ciudades, aunque su margen en este sentido es muy limitado. Por el momento, Sessions solo ha encontrado colaboración en Texas, y no por parte de la policía, sino del Legislativo estatal controlado por los republicanos, que ha aprobado una ley que sanciona a los cuerpos policiales que no colaboran con ICE.
El autoproclamado sheriff más duro de América, que tiene 85 años, perdió las elecciones a alguacil del condado de Maricopa el pasado mes de noviembre después de 23 años en el cargo. El alcalde la ciudad, el demócrata Greg Stanton, lo definió en su día como “la persona más malvada que he conocido en mi vida”.
Arpaio perdió contra Paul Penzone, un candidato que hizo su campaña apoyado en la movilización sin precedentes del voto latino (20% del electorado) en Arizona contra Arpaio. El propio Penzone reconoció que no sería sheriff sin el apoyo de los latinos, durante la reunión anual en Phoenix del lobby latino más grande de Estados Unidos, a principios de julio.
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