Francia revisa el origen del yihadismo autóctono con el ‘proceso Merah’
Abdelkader Merah, acusado de complicidad con su hermano, que mató a siete personas en 2012
El trauma no ha terminado, ni el miedo, ni los asesinatos, pero la rendición de cuentas y la revisión histórica de la ola de terrorismo yihadista que se desencadenó hace cinco años en Francia está en marcha. Un tribunal de París abrió este lunes el proceso a Abdelkader Merah por supuesta complicidad con su hermano, Mohammed, que mató a siete personas entre el 11 y el 22 de marzo de 2012 en la región de Toulouse, y acabó abatido por las fuerzas del orden.
Merah fue el primero de múltiples ciudadanos franceses que decidieron atentar contra su propio país en esta década. Después llegarían los atentados de Charlie Hebdo, del Bataclan y de Niza, entre otros. Pero fue el caso Merah —la masacre, en varios puntos del sur Francia, perpetrada por un hombre en moto y con un casco que llevaba una cámara GoPro— el que dio la primera alarma sobre un fenómeno que en los años siguientes se repetiría. El de jóvenes franceses, musulmanes, hijos de inmigrantes en muchos casos argelinos, que abrazaban el salafismo para dirigir su violencia contra sus compatriotas.
En París, durante el próximo mes, se juzgará a Albdelkader Merah, de 35 años, y a Fettah Malki, de 34, acusado de suministrar al asesino una metralleta Uzi, munición y un chaleco antibalas. El interrogante que deberán dilucidar los jueces es si Merah radicalizó y ayudó a su hermano pequeño a preparar las matanzas. Mohammed Merah atacó a cuatro militares franceses, tres de ellos de origen magrebí y el otro de Guadalupe, el único superviviente. Días después entró en una escuela judía de Toulouse y mató a cuatro personas, entre ellas tres niños.
En la primera jornada del juicio se vivieron escenas tensas. Abdelkáder Merah apareció vestido de blanco y su madre le mandó besos con un gesto, informa la agencia France Presse, lo que llevó al padre y abuelo de las víctimas de la escuela judía a decir: "Montón de mierda". Más de doscientas personas o asociaciones participan como partes demandantes en juicio, en el que deben comparecen 49 testimonios y once expertos.
La acusación señala que Abdelkader participó en el robo de la motocicleta Yamaha T-Max que le sirvió a su hermano Mohammed para desplazarse durante los crímenes, y alega que entre crimen y crimen se vieron con frecuencia. La defensa niega que le incitase a cometer los crímenes y sostiene que no hay pruebas materiales que lo demuestren.
En su libro Terror en el Hexágono, el gran especialista en el mundo musulmán y en el terrorismo yihadista Gilles Kepel resalta la "dimensión simbólica excepcional" del caso Merah. Kepel recuerda que Merah perpetró los ataques durante la campaña para las elecciones presidenciales francesas de 2012, que dieron la victoria al socialista François Hollande. Hollande ganó precisamente con un amplio apoyo de franceses musulmanes que eran el reverso de los hermanos Merah, pues se sentían integrados en las instituciones de la República que estos deseaban destruir. Los crímenes coincidieron también con el 50 aniversario de los acuerdos de Evián, que pusieron fin a la Guerra de Argelia, uno de los traumas no resueltos de la Francia contemporánea. Merah, según Kepel, reinscribió la fecha en el calendario francés, "al relanzar, como yihadista, la guerra contra Francia". La guerra, si el nombre es adecuado, no ha terminado.
Los antecedentes del atacante de Marsella
El autor del ataque del domingo en la estación de tren de Marsella tenía antecedentes penales y había sido detenido dos días antes en Lyon por un robo. El agresor mató con un cuchillo a dos mujeres mientras invocaba a Alá y, después murió por los disparos de una patrulla de militares en misión antiterrorista. El Estado Islámico reivindicó el atentado, pero fuentes de la investigación, consultadas por la agencia France Presse, ponen en duda que realmente existe tal vínculo. El fiscal de París, François Molins, explicó que al ser detenido en Lyon el agresor presentó un pasaporte tunecino con el nombre de Ahmed H. El detenido dijo carecer de domicilio y ser consumidor de drogas duras. Al carecer de papeles para residir en Francia, habría podido ser expulsado, pero aparentemente un fallo administrativo llevó de dejarlo de nuevo en libertad.
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