Las designación de Meade agudiza la crisis del Frente Ciudadano por México
Los dirigentes del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano tratan de salvar la coalición, que ha perdido iniciativa política tras la concreción del proyecto del PRI
La designación de José Antonio Meade como candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) agrieta aún más al Frente Ciudadano por México, que ha perdido la iniciativa política lograda los últimos meses. La crisis interna del PAN, principal partido de la coalición -que completan PRD y Movimiento Ciudadano- se ha agudizado y el sector más próximo al expresidente Felipe Calderón, del que Meade fue secretario de Energía y Hacienda, amenaza con no apoyar las directrices de la formación conservadora. Los dirigentes de los tres partidos tratan de salvar in extremis la coalición, una amalgama en la que está resultando más complicado de lo esperado contentar a todos los actores.
“El Frente ni es ciudadano ni es un gobierno de coalición, es un acuerdo para repartirse el poder”, aseguró el senador panista Javier Lozano, en sintonía con su compañero de partido, el también calderonista Ernesto Cordero. “Yo sé que soy militante de un partido político, pero tampoco estoy obligado a votar por una barbaridad, como la demagogia que propone el Frente Ciudadano”, afirmó el actual presidente del Senado.
El destape de José Antonio Meade como el candidato del presidente, Enrique Peña Nieto, para aspirar a sucederle ha hecho perder iniciativa al Frente. Desde principios de agosto, la coalición había acaparado el interés político del país, en tanto resultaba la fórmula ideal para muchos electores que quieren evitar al PRI, lastrado por la corrupción y que no ven en Andrés Manuel López Obrador una opción que aporte certidumbre. Ahora, es el único de los tres proyectos que no se ha concretado.
La designación de Meade como candidato del PRI golpea a la línea de flotación del Frente. El exsecretario de Hacienda está muy bien considerado por un sector del partido que más votos aporta al Frente Ciudadano, el PAN, inmerso en una crisis interna tras el abandono de Margarita Zavala. Aunque la esposa del expresidente Calderón criticó la vieja liturgia priista con la que había sido designado Meade, pocos dudan que, llegado el caso, es más factible que apoye al que fuera miembro del Gabinete de su marido que a la coalición.
La ruptura sería un mazazo sin parangón para el PAN y su presidente, Ricardo Anaya, de 38 años, quien ha apostado su capital político en la formación. El dirigente considera no solo que el candidato debe salir de su partido, algo en lo que no discrepan ni Alejandra Barrales, máxima responsable del PRD ni Dante Delgado, líder de Movimiento Ciudadano; Anaya está convencido de que debe ser él. Su postura ha irritado al resto de aspirantes, que ven en la falta de claridad de la elección del candidato una estratagema para dilatar una decisión que está tomada.
“El Frente no está desahuciado ni creo que vaya a ser un derrumbe inminente, pero sí pasa por una situación crítica”, admite uno de los políticos que más se implicó en la creación del proyecto. Las señales de que el Frente naufraga se multiplican desde hace semanas, pero en los últimos días se han intensificado. El alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, hizo saltar por los aires las alarmas al asegurar que “hay un riesgo real de que el Frente no pueda consolidarse”. “Estamos en el punto de quiebre de si se consolida o se cae. Si me preguntan si va a haber o no Frente, diría que 50-50”, añadió en una entrevista a la revista Proceso.
El alcalde de Guadalajara, bastión de Movimiento de Ciudadano, cargó contra el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera y el aspirante del PAN Rafael Moreno Valle, exgobernador de Puebla, a los que poco más que culpó de dinamitar la coalición al anteponer sus intereses a los del grupo. Alfaro, no obstante, abrió aún más la herida al asegurar que, si bien apoyaba al Frente en las elecciones presidenciales, para la lucha por la Gobernación de Jalisco, a la que optará también el próximo año, no irá de la mano del PAN y el PRD. “No podría hablar con un discurso de transformación basado en los principios que he defendido siempre si aparezco como candidato de esos partidos”.
“Si alguien ha construido el Frente, soy yo. Obviamente nadie está obligado a lo imposible, pero estamos obligados a hacer lo posible”, salió al paso Miguel Ángel Mancera, quien este miércoles bajó el tono de sus declaraciones y aportó un halo de esperanza para el futuro de la coalición: “El Frente le puede ganar a todos, yo creo que por eso están nerviosos. Que se esperen, ya nos vamos a conformar, ya en la contienda vemos cómo nos va”.
Los líderes de los partidos decidieron anteponer la definición de las líneas maestras del Frente a la concreción de un líder, algo que les está saliendo muy caro. Además, las diferencias ideológicas entre los tres partidos –uno claramente conservador y dos progresistas- complican la definición de un proyecto conjunto. Para paliar este déficit, las formaciones suscribieron recientemente un documento que sienta las líneas generales, pero que no aclarara su posición sobre asuntos como el matrimonio igualitario, el aborto o el uso medicinal de la marihuana.
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