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El Movimiento 5 Estrellas recula y busca un acuerdo político ‘in extremis’ con la Liga

El presidente Mattarella congela durante unas horas la opción del tecnócrata Cottarelli

Luigi Di Maio, el martes en Nápoles. En vídeo, declaraciones de Di Maio.Vídeo: CIRO FUSCO (EFE) / REUTERS-QUALITY
Daniel Verdú

La situación política en Italia, sostenía Ennio Flaiano, escritor y guionista de Federico Fellini, suele ser grave, pero no seria. El esperpento al que se ha llegado en los últimos días, sin embargo, empieza a alcanzar cotas nunca vistas en un país acostumbrado a casi todo. En tres jornadas se ha encargado el puesto de primer ministro a dos tecnócratas diferentes (el primero fue el profesor Giuseppe Conte) y se ha pasado de un Gobierno del cambio a uno de transición formado por técnicos, para volver ahora a la posibilidad anterior. El friso temporal es un tirabuzón endiablado que contradice cada hora la anterior. De momento, el plan de Carlo Cottarelli, el economista que el presidente de la República, Sergio Mattarella, había elegido el domingo por la noche para guiar al país hasta las siguientes elecciones, ha quedado otra vez congelado.

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El Movimiento 5 Estrellas (M5S), aterrorizado por los últimas sacudidas del mercado y el imparable ascenso de la Liga en las encuestas, ya no quiere repetir las elecciones ni juzgar a Mattarella en la plaza pública (el sábado ha convocado una manifestación masiva contra él y había iniciado un proceso para someterlo a un impeachment). En las últimas horas, cuando parecía imposible que eso sucediera, Di Maio ha reculado, ha rebajado su tono agresivo, se ha abierto a colaborar con el Quirinal e intenta a la desesperada un acuerdo para volver al programa de Gobierno firmado con la Liga. Pero Matteo Salvini, autor de un jaque mate político que ha pillado a contrapie a todos sus socios hasta la fecha (Berlusconi, Meloni y Di Maio), se resiste a aceptar una propuesta que, con los mercados en llamas, creen los protagonistas de esta operación, podría ser la mejor solución para todos.

Nadie sabe nada. De modo que el Palacio del Quirinal ha congelado la propuesta de Cottarelli –que ya tiene su lista de ministros lista, como le habían pedido- porque carecía de apoyos en el Parlamento y siempre ha visto con mejores ojos un Gobierno político surgido de la voluntad de los electores. La marcha atrás, después de haber vetado al ministro de Economía que proponían Liga y M5S, deja en una situación de debilidad total a Mattarella, muy lejos de tener bajo control la situación y señalado ya por haber cometido algunos errores de planificación. Con una prima de riesgo que ha tocado los 300 puntos y una situación de emergencia en las bolsas, solo una persona sigue en condiciones de mantener una estrategia política: Matteo Salvini.

El líder de la Liga, según explican fuentes parlamentarias a EL PAÍS, ha escuchado en las últimas horas como se le ofrecía liderar él mismo o su mano derecha, Giancarlo Giorgetti, el autoproclamado Gobierno del cambio. Pero Salvini sabe que cada minuto que pasa, especialmente si desde la Unión Europea se añade más gasolina al fuego con declaraciones fuera de lugar, sube en las encuestas. Fuentes de la Liga explican a este periódico que, de momento, no está por la labor de volver a la opción del Gobierno como querrían M5S y el Quirinal. “Hemos renunciado a la presidencia de las cámaras, a la presidencia del Consejo de Ministros. Hemos probado el camino con el centroderecha y luego con M5S. Llegado a este punto, no obstaculizaremos soluciones rápidas para afrontar la emergencia, pero demos la palabra a los italianos lo antes posible”.

Es decir, el último escenario que abre la Liga, pese a todas sus objeciones anteriores, es apoyar el gobierno técnico que había propuesto Mattarella para volver a elecciones. A medida que pasan las horas, todo el mundo tiene completamente claro que la propuesta del profesor euroescéptico Paolo Savona como ministro de Economía fue una estrategia de la Liga para hacer descarrillar las negociaciones y volver a elecciones con un discurso contra el establishment y Europa fabricado por el propio Mattarella. De momento, la jugada está funcionando.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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