“Prefieren morir en el mar que volver a Libia”

El barco de la ONG alemana Lifeline se encuentra en el Mediterráneo central con 224 migrantes a bordo, a la espera desde el pasado jueves de recibir instrucciones para poder atracar en algún puerto, después de que Italia le negara el permiso para hacerlo. En la cubierta se agolpan los migrantes, temerosos de que, como consecuencia de las disputas políticas de los países de la Unión Europea, acaben desembarcando en Libia.

El diputado verde alemán Manuel Sarrazin forma parte de la delegación de cinco políticos que anoche visitaron el Lifeline, entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, para evaluar la situación humanitaria. El barco, de bandera holandesa, se encuentra a unos 50 kilómetros al suroeste de Malta, desde donde Sarrazin explica por teléfono cuál es la situación: “Nada más llegar al barco te topas con la gente en el suelo, que está hacinada en la cubierta. No tienen protección ni contra el sol ni contra la lluvia. Cada uno tiene cerca de medio metro de espacio”.

El diputado alemán explica que en el barco hay gente de diversos países, entre ellos de Pakistán, Sierra Leona y Sudán. “No saben qué va a ser de ellos. Tienen miedo de que les devuelvan a Libia, dicen que prefieren morir en el mar”. Teme además que este martes empeore la situación, ya que la predicción meteorológica anuncia fuertes olas.

Llevan seis días en el mar, pero de momento tienen suficiente comida y bebida, que ha suministrado Malta, aunque empieza a escasear el combustible. “Es una situación tensa y, a medida que pase el tiempo, la gente se pondrá más nerviosa. El Gobierno alemán debería proponer una solución”, piensa Sarrazin.

Preguntada por la situación del Lifeline, la ministra de Defensa española, Margarita Robles, ha indicado en Luxemburgo que “acogimos el Aquarius porque era absolutamente imprescindible por una razón humanitaria”, pero que en el caso de la embarcación alemana el Ejecutivo español “ha planteado el tema en el ámbito de la UE”.