La cabra ‘Genoveva’ lidera la prevención de incendios en Portugal
Un rebaño de 26 animales se ha comido 12 toneladas de vegetación en tres meses
Genoveva es la primera en salir a trabajar, a las ocho de la mañana, y la primera en echarse a descansar, a las nueve de la noche. Genoveva es la lideresa de un rebaño de cabras, donde también trabaja Vicente, el carnero con una sola oreja.
El ejército de Genoveva ha limpiado en tres meses 12 toneladas de vegetación en media hectárea de Santa Maria da Feira, un municipio portugués siempre en alerta por la plaga incendiaria que año sí, año también asuela al país. El empleo de cabras zapadoras es uno de los recursos que se plantean para la limpieza de los montes y, por tanto, para la prevención de fuegos. El Ayuntamiento es muy inquieto y lo mismo organiza para los mayores campeonatos de walking-football (correr es falta) que ofrecen terrenos para estudiar la prevención de incendios con el uso de cabras.
Un dron medía la actividad de los animales, que trabajaban de 8 de la mañana a 9 de la noche
Genoveva y Vicente son propiedad de Ana Catarina Fontes, la ingeniera zootécnica que ha supervisado la viabilidad del proyecto de las cabras zapadoras. “Los resultados son muy positivos, porque limpiaron un terreno salvaje, donde la vegetación medía hasta metro y medio de altura. Comenzamos con 26 animales, pero en los tres meses nos nacieron 14 más que también colaboraron en los trabajos”.
El empleo de cabras para la limpieza forestal no es novedad ni en Portugal ni en otros países, pero sí que ha ido al menos con la despoblación del mundo rural y de ganadería y agricultura. Ahora, proyectos como el de Fontes intentan sistematizar los trabajos y aportar análisis estadísticos.
De media, las cabras se comían al día más de cinco kilos de hierbas, empezando por silvas y arbustos. “Solo dejaban los helechos jóvenes porque les resultan tóxicos; mejor para el monte porque contienen un 80% de humedad”, explica Fontes, que proyecta montar un negocio para ofrecer sus servicios de limpieza forestal o asesoría a los dueños de terrenos. “Comenzamos hace seis años con una pareja y ahora tenemos 50 animales”.
A raíz de los trágicos incendios del pasado año en Portugal (112 muertos), el Gobierno ha promulgado severas normas que obligan a los dueños de terrenos y casas rústicas a mantener limpias sus propiedades, una exigencia que muchos pequeños propietarios no pueden cumplir, por imposibilidad física o económica. “Por el mismo precio que cuesta una limpieza anual, nosotros ofrecemos el mantenimiento de todo el año. De poco vale limpiar una vez, porque al año siguiente estaremos igual. Nuestra propuesta es pasar primero una máquina limpiadora y después las cabras se encargan de mantener limpio aquello durante todo el año; en otro terreno ya limpiado, 20 de mis cabras han terminado el trabajo de mantenimiento en semanas”.
Diariamente, Fontes vigilaba la actividad de sus cabras, a veces recurriendo a drones, para contabilizar la eficiencia de los animales, que también han pasado un control de peso. Después de tres meses de trabajo a destajo ganaron casi un kilo de peso, en parte también, gracias a la ayuda de la ingeniera. “Al final de la jornada les dábamos un complemento nutritivo, especialmente a las hembras preñadas, unos 20 gramos de grano por animal”.
Las hembras gozan de ventajas en el rebaño de Ana Catarina Fontes. “Ellos, no; pero ellas sí que tienen todas su propio nombre, aunque Genoveva es la líder indiscutible de todo el rebaño de zapadoras”.
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