Corea del Norte mantiene bases de misiles no declaradas
Un think-tank estadounidense ha localizado trece de estas instalaciones mediante imágenes de satélite
Se llevaba años conjeturando con su existencia. Ahora, el think tank estadounidense Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) ha localizado, mediante análisis de imágenes de satélites comerciales, al menos trece de una veintena de bases de almacenamiento de misiles en Corea del Norte que este país había mantenido en secreto. El descubrimiento se da a conocer cuando las negociaciones sobre desarme nuclear entre este país y Estados Unidos se encuentran en punto muerto, y resalta la amenaza que sigue representando el programa de armamento norcoreano pese a los gestos de los últimos meses.
Estas bases, repartidas por todo el país y que albergan misiles de diferentes tamaños y alcances, son “generalmente rudimentarias en su naturaleza”, explica el informe. Cuentan con pocos edificios de gran tamaño o carreteras asfaltadas, son de reducido tamaño y se encuentran muy aisladas en zonas montañosas. Aunque en caso de emergencia podrían lanzarse cohetes desde ellas, esa no es su función. Están pensadas para el almacenamiento y mantenimiento de estas armas.
Pero a pesar del proceso negociador, se han detectado en algunas de las bases trabajos de “mantenimiento y mejoras de infraestructuras”, indica el autor principal del informe, Joseph Bermudez.
Desde el comienzo del deshielo entre las dos Coreas a principios de este año, y el inicio de conversaciones con Estados Unidos, que han incluido una cumbre en Singapur en junio entre el presidente Donald Trump y el líder coreano Kim Jong-un, el Norte ha ofrecido una serie de gestos como muestra de buena voluntad y para rebajar una tensión que el año pasado amenazaba con desencadenar una guerra. Si a principios del año declaró una moratoria en sus pruebas nucleares y de misiles, en mayo destruyó los accesos a su centro de pruebas nucleares en Punggye-ri, y ha desmantelado su base de motores para misiles en Sohae.
Además, se ha mostrado abierta a cerrar otras bases y permitir el acceso de los inspectores internacionales si Estados Unidos adopta “medidas recíprocas”, como el levantamiento de sanciones. Hasta que no llegue ese momento, ha indicado, no dará nuevos pasos. Washington, por su parte, demanda que Pyongyang proceda a un desarme nuclear verificable, completo e irreversible antes de levantar los castigos contra el régimen.
El informe del CSIS apunta que el desmantelamiento de Sohae “aunque ha generado mucha atención de los medios, oscurece la amenaza militar contra las fuerzas estadounidenses y surcoreanas de (las) bases de misiles balísticos no declaradas”.
Los negociadores estadounidenses y surcoreanos han tratado, sin éxito hasta ahora, de persuadir al régimen de Kim Jong-un para que dé a conocer una lista de su armamento e instalaciones relacionadas con su programa nuclear y de misiles.
Las conversaciones parecen encalladas, y sin visos de arrancar de nuevo en un futuro muy próximo, después de que la semana pasada Corea del Norte cancelara en el último momento una reunión con el secretario de Estado de EEUU, Michael Pompeo, en Nueva York, con el argumento de un calendario “demasiado apretado”.
Por el momento, Washington insiste en que las negociaciones siguen adelante, y Trump asegura que está “muy contento” con la marcha del proceso. Pero este lunes, Pyongyang ha denunciado, a través de sus medios de comunicación oficiales, que considera la reanudación de maniobras militares a pequeña escala por parte de EEUU y Corea del Sur como una violación de los acuerdos para reducir tensiones en la península.
Según el informe del CSIS, la Fuerza Estratégica del Ejército Popular Coreano, el órgano responsable del funcionamiento de los misiles balísticos “es de tamaño considerable y capaz de infligir un daño significativo incluso cuando sus misiles solo están armados con ojivas convencionales”.
El centro de estudios dedica un apartado a la base de Sankkamol, una de las más cercanas a la Zona Desmilitarizada (DMZ) que separa a las dos Coreas, y la de tiempo de vuelo más reducido para llegar al sur. Esta base secreta, a 135 kilómetros de Seúl, aloja misiles de corto alcance, pero podría acoger cohetes de mayor recorrido fácilmente. “A las alturas de noviembre de 2018, la base está activa y razonablemente bien mantenida para los estándares norcoreanos”, indica el documento.
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